En las semanas pasadas fue muy sonado el caso del cocodrilo que desafortunadamente le quitó la vida a una persona en Tampico, esto sucedió en la Laguna del Carpintero, donde hay una cantidad considerable de esos animales y existe el sentimiento general de que se están “saliendo de control”, siendo que estos animales están en su hábitat natural, un hábitat que está cada vez más acorralado y reducido por lo que en muchos casos están empezando a tener más cercanía con los humanos.
Lo mismo pasa en Monterrey donde hay osos que bajan cada vez más seguido de la sierra porque tienen hambre o sed, aunado a situaciones como el feroz incendio que se vivió en la sierra de Santiago hace pocos meses, a estos animales no les estamos dejando nada para sobrevivir.
Volviendo al tema del cocodrilo, cuando declararon que no lo iban a matar, turbas enardecidas de personas amenazaban con ir a asesinar a los animales derivado del peligro inminente que sienten, pero realmente ¿quién está invadiendo a quién? Somos nosotros que poco a poco le hemos restado espacios a la naturaleza, actualmente hay un debate de a dónde es posible reubicar a los Cocodrilos candidatos a hacerlo por su naturaleza “curiosa”. La verdad es que realmente no importa donde reubiquen a los animales si los humanos no aprendemos a convivir y respetar a la naturaleza, peor aún, si los reubican sin pensar en los animales que ya existen en la zona van a generar un peor desastre ambiental, ya que pueden ser invasores para los animales que existan en ese lugar.
Muy seguido existen estas situaciones con los cocodrilos y lo que me parece más triste es la reacción de querer desaparecerlos como si nosotros no fuéramos una especie invasora, si analizamos bien, nosotros a donde llegamos causamos destrucción.
Desgraciadamente estos casos no son aislados, todo el tiempo podemos ver animales quedarse sin hogar o ser exterminados o como otra noticia que leí en la semana y me impactó mucho también, fue que podaron unos árboles y cientos de pajaritos se quedaron en el piso en el atardecer porque no les dejaron ni una ramita para poder descansar, un total desastre.
En pocas palabras, estamos abusando de la naturaleza y de los animales de una manera tan abrumadora, que estamos llegando a una velocidad increíble al punto de no retorno.