Es comprensible que López Obrador quiera ganar esta vez la presidencia de la República a como dé lugar, siendo que esta oportunidad se le negó en dos ocasiones anteriores (2006 y 2012), donde incluso –se dice- le fueron robadas a través de un fraude electoral producto, principalmente, de visibles elecciones de Estado.
También es comprensible que para lograr este triunfo López Obrador quiera echar mano de todas las estrategias a su alcance, estrategias que incluyen el ingreso a su partido (Morena) de un número muy heterogéneo de políticos, activistas, empresarios y ex hombres de Estado que en algún momento de su vida fueron cuestionados por sus acciones, muchas de ellas reprochables moral y legalmente.
Aunque a lo largo de su recorrido por el país se han ido uniendo actores políticos que, en mayor o menor medida, han desatado escándalos (como en el caso de Eva Cadena, ex candidata a la alcaldía del municipio de Chaopas, veracruz), hace un par de días dos morenistas, uno antiguo y uno de reciente ingreso, dieron la nota:
El primero es Manuel Bartlett, de largo historia priista, quien en polémica declaración aseveró que la elección 1988 había sido, palabras más palabras menos, un soberano fraude y que Salinas de Gortari no había ganado. Bartlett presidía en aquel entonces, no lo olvidemos, la Comisión Federal Electoral, siendo además secretario de Gobernación de la gestión presidencial de Miguel de la Madrid, por lo que su declaración adquiere una dimensión terrible no sólo para Carlos Salinas de Gortari, sino también para el propio Andrés Manuel López Obrador, quien no debería admitir tener entre sus filas a un pillo confeso, a menos que quiera que lo ayude a orquestar, ahora en su favor, otro fraude, lo que sería doblemente reprochable.
El segundo es Lino Korrodi, empresario que coordinó los “Amigos de Fox” durante la campaña del ex Presidente y recaudó 91 millones de pesos para la causa foxista, nada más que sólo 46 millones de los mismos procedieron, de acuerdo a las autoridades electorales, de “fuentes lícitas”, razón por la cual se les sancionó con 399 millones de pesos. Hoy Korrodi se ha convertido en “Amigo de AMLO” y se ha sumado al Acuerdo Político de Unidad que promueve López Obrador rumbo a las elecciones de 2018.
Si bien para algunos el fin justifica los medios (ahí están los horrendos crímenes de la antigua Unión Soviética o los campos de concentración de la Cuba de Fidel Castro), para otros el medio es el fin mismo, y si aquel está mal, este último no tendría por qué ser lo contrario, a menos que el interés sea el beneficio personal (como siempre ha sido) y no el verdadero renacimiento de nuestro país.
@rogelioguedea