Deploran en Guatemala cierre de Casa del Migrante en Tultitlán

11/07/2012 - 12:37 pm

Guatemala, 11 Jul (Notimex).- El representante de la Pastoral de Movilidad Humana de Guatemala, sacerdote Juan Luis Carbajal, deploró hoy el cierre de la casa del migrante que funcionó en el municipio de Tultitlán, en las proximidades de la ciudad de México.

“Estamos muy preocupados por la situación de desamparo de los migrantes, sobre todo centroamericanos”, dijo a Notimex el sacerdote Carbajal, secretario adjunto de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala.

Indicó que impulsarán acciones con su contraparte mexicana a fin de asistir en la medida de lo posible a los migrantes, “una población de por sí muy vulnerable”, en su paso por México.

Según denuncias de vecinos de la zona donde se ubica la Casa del Migrante San Juan Diego, municipio del Estado de México, la presencia de los centroamericanos en el lugar ocasiona inseguridad, violencia e intranquilidad.

Según diversas estimaciones, al centro de asistencia al migrante de Tultitlán –que funcionaba desde hace unos cuatro años- llegaban entre 100 y 200 personas por día, sobre todo centroamericanos y en su mayoría de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Tras al menos dos semanas de viaje a pie y en el tren que abordaban de manera clandestina en Chiapas, estado fronterizo con Guatemala, los migrantes llegaban a Tultitlán para una parada en la que recibían asistencia mientras reanudaban su viaje al norte.

El prelado Carbajal afirmó que las autoridades, tanto de los países de tránsito, como de los países que “expulsan” a sus propios ciudadanos, tienen la obligación de velar por el respeto de los derechos humanos de éstos.

“Las autoridades no protegen a los viajeros irregulares y además obstaculizan a instituciones que les tienden la mano”, enfatizó el religioso, que lamentó el riesgo de “criminalizar a los migrantes”.

Dijo que los indocumentados conocen todos los riesgos y sin embargo dejan a sus familias y se aventuran a viajar al norte para huir de la pobreza en que sobreviven en sus países, “incapaces de brindarles las mínimas oportunidades”.

Entonces “son víctimas de sistemas judiciales y de seguridad injustos, de autoridades deshonestas y en los últimos años de bandas de narcotraficantes y del crimen organizado que los miran como presa fácil”.

Enfatizó que las instituciones humanitarias y religiosas de ayuda al migrante “ven con esperanza” la llegada del nuevo gobierno en México por considerarse “una oportunidad para que se promueva una política de protección y respeto de los derechos del migrante”.

 

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