El lobo mexicano se consideraba casi extinto, sin embargo, se logró capturar a los últimos ejemplares que quedaban, que luego se introdujeron en zoológicos para tratar de recuperar la especie.
Por Inés Amarelo
Ciudad de México, 11 de junio (EFE).- Cinco cachorros de lobo mexicano, un especie considerada hasta hace poco extinta en el medio silvestre, hacen estos días las delicias de quienes trabajan en el Zoológico de Chapultepec y aumentan la esperanza de mantener la especie.
Dos pequeños lobeznos, seguidos del caminar lento de su madre, salen corriendo de su madriguera para jugar en el espacio que tienen en el zoo.
Un lugar que, según dijo este viernes a Efe Alberto Olascoaga, subdirector técnico del Zoológico de Chapultepec, es muy similar al que podría ser su hábitat natural.
Corren uno tras otro bajo la mirada atenta de su esbelto padre, «Rhi», un lobo mexicano que nació hace siete años en el mismo lugar y que desde hace dos años y medio convive con «Seje», una loba mexicana de nueve años de edad.
Los otros tres lobatos descansan en la guarida. Seguramente después saldrán como sus hermanos a conocer la zona, algo que cada vez hacen más.
Los cinco lobos nacieron el 24 de abril y son la segunda camada de «Rhi» y «Seje». Todavía no se sabe cuáles son hembras y cuáles macho y por ende estas crías no tienen nombre todavía, pues su primera revisión clínica será dentro de algunos días.
DE LA GUARIDA A LA EXPLORACIÓN
«(La loba) se mete unos días antes de dar a luz en la madriguera y permanece dentro. El macho le lleva de comer. Nacen los cachorros y los primeros días están dentro: el macho lleva alimento y las crías toman leche materna», dijo el experto para relatar la rutina de los primeros días de vida de los pequeños lobos.
También detalló que pronto los lobatos quieren conocer el entorno donde están.
«Alrededor de mes o mes y medio (después de nacer) empiezan a explorar el entorno y cada día salen más tiempo. (…) Es la etapa de aprendizaje y tienen que aprender todo por observación e imitación de los padres y ellos les van enseñando», agregó el experto.
Los lobeznos, cada uno con diferentes combinaciones en su característico pelaje grisáceo y beige, corren en círculos, saltan y siguen a sus padres, ajenos a que gracias a su nacimiento se dio un paso más para la conservación de esta especie en peligro de extinción.
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CAMINO A LA VIDA EN LIBERTAD
«Es una especie que estaba considerada como extinta en vida libre y gracias a los esfuerzos de los zoológicos por su conservación es que ahorita pasaron en a ‘peligro de extinción'», dijo el subdirector.
En esta y otras instituciones que trabajan con el comité binacional México-Estados Unidos para la conservación del lobo mexicano, tratan de generar los mejores ambientes para que estos animales crezcan y se reproduzcan, y de esta manera ir aumentando el número de ejemplares de esta pequeña especie para lograr en algún momento restablecer su vida libre.
«Esta especie se distribuye solamente en Estados Unidos y México, y llegaba hace años hasta el centro del país, hasta los años 50 o 70» del siglo XX, relató Olascoaga, para luego explicar que después hubo una gran «campaña de control».
Hubo envenenamientos y cacería masiva de lobos mexicanos porque pensaban que eran una amenaza para los humanos y el ganado, por lo que prácticamente llegaron a extinguirse.
Sin embargo, se logró capturar a los últimos ejemplares que quedaban, que luego se introdujeron en zoológicos para tratar de recuperar la especie.
«Todavía tenemos que trabajar mucho pero vamos bien, vamos por buen camino. Cada una de las camadas que se tienen de la especie es muy valiosa», compartió el subdirector.
Incluso, en Estados Unidos, donde van más avanzados con la conservación de la especie, se ha logrado la parte de llevarlos al medio silvestre.
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UNA ESPECIE DE TRABAJO EN EQUIPO
Los lobos mexicanos viven en grupo, en el que hay una pareja dominante: los alfas.
Generalmente los grupos están formados por hembras y machos juveniles que «alrededor de dos años después de nacer alcanzan madurez sexual y se desplazan para buscar su propio grupo familiar», completó Olascoaga.
De la anterior camada de «Seje» y «Rhi» ya ninguno vive en el Zoológico de Chapultepec de la Ciudad de México, ya que pasaron aproximadamente dos años con sus padres para que después el comité los llevase a los lugares considerados más adecuados.
En el zoo se encuentran muy contentos y satisfechos del nacimiento y buen estado de salud de los cinco lobatos, lo que atestigua las buenas condiciones reproductivas que se dan en el recinto, ubicado en el Bosque de Chapultepec, uno de los bosques urbanos más grandes de Latinoamérica.
«Este está catalogado como uno de los zoológicos con mejores condiciones para la reproducción. Hemos tenido ocho camadas, lo que representa un éxito reproductivo importante», subrayó Olascoaga.
Esto sucede, entre otras cosas, porque el albergue es similar a su hábitat. «Una especie que bajo intervención humana se reproduce quiere decir que está en bienestar, con sus necesidades cubiertas y se sienten seguros, por lo que dedican tiempo a reproducirse», terminó.