Escribir “cortito” es más complejo de lo que parece, aunque muchos de los mejores cultores del género son lo suficientemente generosos como para compartir sus secretos primordiales
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).- Los creadores de la página web “Cuentos y más” (www.cuentosymas.com.ar), en su afán por promover la Microficción, envió un breve cuestionario a varios de los escritores que la practican.
Pidieron que intentaran definirla en una frase, que eligieran a 11 autores para armar un seleccionado mundial de microficcionistas y que enunciaran tres puntos esenciales en un hipotético decálogo sobre el género.
¿El resultado? Este instructivo y entretenido video, aunque está escrito y pronunciado en argentino, de donde es originaria la página web, no tiene desperdicio. ¡Esperamos que les guste y que lo compartan!
CONSEJOS ÚTILES, PRÁCTICOS Y DIVERTIDOS PARA ESCRIBIR MICROFICCIÓN
Con la intención de motivar la producción de microrrelatos les pedimos a los “grandes” de la microficción que brindaran algunas sugerencias… Estos son los “tips” a tener en cuenta, para escribir “cortito”, lo que no es nada fácil.
Lea, lea y lea, todo lo que caiga en sus manos y microrrelato en particular. Lea para disfrutar, para aprender y para saber qué es lo que ya está escrito y ya no merece ser tratado, al menos del mismo modo.
Recurra a la atención flotante para toparse con las microficciones incrustadas en la realidad.
Confíe en la repentina visita de una historia que pueda escribirse con pocas palabras.
Escriba con el mismo esmero, concentración y dedicación con el que escribiría una novela larga.
A la hora de escribir una minificción, escape de las definiciones, de contar el número de palabras, de buscar la apetecida brevedad. La idea hallará sola su distancia. Y si ésta lo lleva al cuento corto, ¿cuál es el problema?
Privilegie la concisión: la densidad de significado debe estar por sobre la brevedad.
Todo está por una razón, nada puede estar solo por “estilo”, “ornato” o “porque me salió así”.
“El adjetivo, cuando no da vida, mata”. No lo digo yo, lo dijo el poeta Vicente Huidobro.
Lo que no se dice en la microficción siempre es más importante de lo que se dice.
Como en las artes marciales en las que se aprovecha la fuerza del adversario, utilice los conocimientos del lector, que sabe más de lo que cree.
Cuide la calidad de sus palabras, la arquitectura y la música de su microficción. Mucho más que la novela y el cuento y casi tanto como el poema, la microficción alcanza su potencia por medio de la forma.
Un microrrelato es un cuento, es decir, necesita tensión narrativa. Contar cosas. Aquí no valen pensamientos ingeniosos, aforismos o estampas poéticas. Narrar por encima de todo. Y hacerlo en la menor extensión posible.
Escriba una sola historia que puede ser original o con referente intertextual de otra historia.
El título tiene que ampliar el significado del texto. Debe complementarlo, sumar en cambio de reiterar lo que ya está dicho.
El comienzo de un microrrelato debe producir el efecto de que se está pisando una cáscara de banana en una pendiente. Después del inevitable porrazo, el lector no volverá a distraerse.
Tenga presente que nada hay tan previsible como un final imprevisible.
No olvide que lo que escribe es, ante todo, literatura. No lo sacrifique en beneficio de lo que (piensa) es el humor.
Invite a la reflexión. Cuando más tiempo quede nuestra historia en la mente del lector, mejor. Por lo general los textos cortos corren con la desventaja de mimetizar la rápida lectura con el rápido olvido y debemos luchar contra eso.
Relea, corrija, pula. Relea, corrija, pula. Relea, corrija, pula. Después, deje reposar unos meses y repita el mismo proceso. Para lograr esto, tenga siempre a mano diccionarios comunes y de sinónimos y antónimos
Juegue, diviértase, goce. Eso se contagia al lector. (Giselle Aronson)