“No están atacando el problema. Sicarios muchachos como Maximiliano los vamos a encontrar en cualquier lado porque el tejido social está desgarrado, porque no hay trabajo para la gente, porque ya destruyeron las vidas pueblerinas o están en proceso de destrucción. ¿Dónde están las gentes que hacen posible que esas gentes asesinen? Pues están enquistadas en el Gobierno; están enquistadas en los aparatos de poder y en ciertas empresas. Allí están y no están atacando el problema", dice el activista Javier Sicilia Zardain, quien analiza la situación del estado de Morelos, de cara al reciente asesinato de dos personas en el Zócalo de Cuernavaca, en las narices de las autoridades y en manos de un joven de apenas 22 años, quien se convirtió en asesino por 5 mil pesos.
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).- Morelos vive en carne propia la situación de violencia que se ha generalizado en todo México. Culpa de ello tienen la clase política con su “ignorancia” y “negligencia”, pero también la sociedad en estado de ataraxia [o serenidad] frente a la violencia, dijo el poeta y activista Javier Sicilia Zardain entrevista con SinEmbargo.
El miércoles de la semana que está por concluir, Maximiliano “N”, de 22 años de edad, asesinó a dos personas que iban saliendo de una reunión en el Palacio de Gobierno estatal. Para Sicilia, el hecho de que alguien haya dado muerte a dos líderes sociales "en las narices” del Gobierno en turno es “simplemente aterrador”, no sólo por el hecho en sí mismo, sino también porque la situación devela que hay “gentes” en el estado “que dicen gobernar”, donde no hay un "verdadero aparato de gobierno” que construya soluciones.
“En un país donde nuestros muchachos son como Maximiliano o son víctimas, […] la población de relevo, lo que sostiene a este país que son su juventud, va a desaparecer junto con el país”, lamentó Sicilia. Y dado que la sociedad civil puede y está dispuesta a hacer poco, ya que existe una "normalización” de la violencia y un “apagamiento social”, el país y el estado de Morelos se dirigen "a una descomposición” mientras el crimen “ronda por donde sea”.
Sin embargo, Javier Sicilia recordó que la situación que ahora se está agravando, no es novedad.
"Morelos es un estado zapatista; un estado de pueblos al que [los gobiernos] han tratado de meter en la modernidad a como de lugar, desde la época del Gobernador [Jorge] Carrillo Olea [1994-1998]. Eso ha desgarrado el tejido social [porque las políticas] destruyeron las vidas pueblerinas y las vidas culturales en nombre de la economía, con unos salarios infectos”, explicó el activista.
Los malos gobiernos y un estado rodeado por "el corredor más grueso de violencia” (Ciudad de México, Estado de México, Guerrero y Puebla) han cocinado a fuego lento la “desgarradura social” que hoy, en casos como el de Maximiliano, denotan "la falta de apoyo de oportunidades para los chavos –pues el crimen organizado entra y encuentra allí una materia prima, un ejército de reserva– […], además de gobiernos que no están atacando directamente las redes criminales que están enquistadas” en Morelos.
La crisis que comenzó en los noventas con el ex Gobernador Carrillo se fue agudizando al punto que en 2011 la entidad vivió "uno de los años más terribles” de los últimos tiempos. "Asesinan a mi hijo y a seis compañeros y a muchos más”, comentó Sicilia. Lugo llegó Graco Ramírez Abreu (2012-2018) y repitió los errores, como ahora los repite Cuauhtémoc Blanco.
“La reacción de Blanco es de una ineptitud impresionante. Alguien que le echa la culpa de la descomposición al Gobierno anterior […] y a la disputa de los cárteles [demuestra] una impotencia que se declara con un mensaje para que venga la Federación [y apoye con Guardia Nacional]. Yo no sé cuál es su plan de Gobierno; no sabemos cuál es su estrategia realmente porque no la tiene. [Cuauhtémoc Blanco] un hombre improvisado con un equipo improvisado sin ningún sentido de lo político y mucho menos de la seguridad y de la paz y de cómo rehacer el tejido social. No tiene la menor idea y no se ha rodeado de la gente adecuada para trabajar estas líneas”, acusó el también poeta.
Para Javier Sicilia, el nuevo Gobierno estatal tiene que sentarse a diseñar una estrategia integral junto con las instancias federal y municipales, así como con la sociedad civil y con especialistas en la materia.
“Tenemos que sentarnos a diseñar, no a dar palos de ciego como se están dando. Y debe de ser una estrategia integral, no sólo a nivel local sino a nivel federal. Tiene que venir la justicia y la verdad”, acompañadas con "proyectos no de desarrollo, sino de fortalecimiento de los pueblos; no en una lógica del desarrollo, sino en una lógica del bienestar con el potencial de la tradición de los pueblos […] junto con las víctimas, las policías y el Ejército”.
NO HAY ESPERANZA
Javier Sicilia dijo que en lo que va de la administración de Cuauhtémoc Blanco hay registro de al menos 580 defunciones en hechos violentos, además de la crisis de desapariciones que asedia al estado de Morelos. Para Sicilia, no hay esperanza a corto plazo. En el umbral de la cuarta transformación tampoco ve los cambios que los políticos prometen, y en cambio ve la posibilidad de que “sigamos en el infierno”.
“No están atacando el problema. Sicarios muchachos como Maximiliano los vamos a encontrar en cualquier lado porque el tejido social está desgarrado, porque no hay trabajo para la gente, porque ya destruyeron las vidas pueblerinas o están en proceso de destrucción. ¿Dónde están las gentes que hacen posible que esas gentes asesinen? Pues están enquistadas en el Gobierno; están enquistadas en los aparatos de poder y en ciertas empresas. Allí están y no están atacando el problema. Hay una serie de redes de complicidad. Graco lo tenía muy claro cuando llegó al Gobierno y no hizo nada. […] Simplemente consintió y negoció donde pudo negociar y el pudrimiento del estado siguió y la consecuencia la tenemos ahorita: La acumulación de los muertos, las fosas que hizo [Graco Ramírez] y la negligencia y estupidez de este nuevo Gobierno”.
SinEmbargo le preguntó a Sicilia sobre la posibilidad de que la Guardia Nacional mejore la situación en la entidad y si ve con buenos ojos la estrategia de seguridad pública del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El poeta y activista refirió que “la Guardia Nacional no resolverá los problemas sin antes fortalecer a las policías y al tejido social. Ya han traído al Ejército 20 veces y no han bajado los índices [de violencia] porque no hay una estrategia. Además, la violencia con más violencia, el Ejército que es un aparato de guerra frente a grupos que [son] como avisperos… Necesitamos también una estrategia de inteligencia política y militar, tejida precisamente con proyectos de reconstrucción social, fortalecimiento de las culturas pueblerinas […] además de la construcción de relaciones de defensa de la propia población, apoyadas por el propio Gobierno”.
La cuestión, según Sicilia, es la unión de esfuerzos entre instancias de Gobierno con el acompañamiento de la sociedad civil. Pero “con la forma en que [AMLO] está trabajando este asunto de la justicia y de la paz –refirió– yo creo que lo único que va a hacer es seguir acumulando más horror y más muerte. No se diga en los otros estados. Aquí simplemente hay una indolencia y una inconsciencia. [Y aunque] Andrés Manuel es un estadista frente a un hombre como Cuauhtémoc […] la situación yo no la veo promisoria; yo no la veo con esperanzas. Y por eso uno sale a la calle y uno escribe, porque es lo único que uno tiene a la mano”.
LA SOCIEDAD CIVILEl problema, recalcó, es que a los políticos “se les olvida que cada Gobierno que llega tiene deudas con las víctimas que dejaron los otros gobiernos. Y con la situación de deterioro social y de muertes que está viviendo el estado, el tema no es un tema de Gobierno, sino un tema de Estado”.
La situación por la que atraviesa Morelos es un reflejo de la población mexicana que, de acuerdo con Sicilia, más que de ciudadanos parece ser de "cuerpos bovinos” o “rebaños” que andan por doquier “en una especie de ruleta rusa”, esperando "a ver si la pistola que está allí, en el espacio público, no está cargada”. El poeta lamentó, en ese sentido, la manera en que “estamos y en que no hay una exigencia fuerte o una movilización social importante para poder generar una reacción política por parte del Gobierno”.
“Nosotros, como una autoridad nomás moral, hicimos un acto simbólico de denuncia y de exigencia [cuando ocurrió lo de Maximiliano], pero la población no estaba allí; no se acercó”, abundó Sicilia. El problema, recalcó, es que “la población no está respondiendo con indignación, con la indignación que debería suscitar este tipo de cosas. La violencia está normalizada. Hay un estado ya casi de ataraxia [serenidad] de parte de la sociedad y eso pues simplemente va a llevar a una descomposición mayor y mayor negligencia de autoridades que dirigen y gobiernan a una población atarantada y estupidizada y el crimen rondando por donde sea”.
En este escenario, el activista señaló que aún existe una esperanza, ya que podría suceder que el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Casto Castro, convoque a "una gran marcha” para protestar y exigir las condiciones mínimas de seguridad en apremio a la vida. Sin embargo, no descartó que hasta la Iglesia tenga “miedo” y que la acción, más que acción, sea una fantasía.
Castro “es el único con la posibilidad de convocatoria. […] Ahí estaría una fuerza perentoria política de orden moral. Porque no hay que reducir a la idiotez del laicismo de que no puede la Iglesia […] que podría estar llamado a una corrección política desde el orden de la moral, y en eso tiene toda la legitimidad y todo el derecho para hacerlo. Lo que les falta también es voluntad”, concluyó Sicilia Zardain.