Tras permanecer preso durante 47 meses, el doctor José Manuel Mireles, el hombre que decidió levantar a su pueblo en armas para defenderse de los cárteles y quien fue acusado por el Gobierno federal de posesión de armas y drogas, quedó en libertad este día.
Ciudad de México, 12 de mayo (SinEmbargo).- El doctor José Manuel Mireles Valverde, el hombre que levantó en armas a un pueblo y permitió terminar con años de subyugación de miles de michoacanos a un cártel de las drogas, fue liberado hoy por orden de un Juez federal.
La mañana de este día, el médico salió del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 4, en Tepic, Nayarit.
Al llegar a la entrada del penal y bajarse del vehículo que lo transportaba, Mireles dio un corto mensaje a los medios de comunicación.
“Quería saludarlos porque gracias a todo el apoyo moral que nos brindaron estos tres años, que nunca se olvidaron de nosotros, que siempre estuvieron al pendiente de nuestra situación de salud, de nuestra situación de encierro y también de la forma en que nos trataban. Les agradezco mucho todo el apoyo que nos brindaron de todo corazón, gracias tenemos que retirarnos porque, sabrán, tengo muchas cosas pendientes”.
Y agregó: “Ahorita quiero tratar de tener un diagnostico definitivo de lo que realmente tengo, porque la lucha debe continuar”.
También expresó que durante su tiempo encerrado tuvo dos preinfartos y que es necesario atender su diabetes.
En entrevista con MVS, Mireles Valverde dijo: “voy a tratar de recuperar mi vida, mi trabajo, soy cirujano acreditado de la Secretaría de Salud”. Agregó que se someterá a revisión médica, “no andamos muy bien que digamos”.
“Yo era individuo de alta nivel de peligrosidad para todos los mexicanos”, ironizó en la misma entrevista. “Temían que yo saliera buscando la revancha […] lo que es totalmente falso […] no puedo darme el lujo de tener ni siquiera rencor o coraje contra nadie”.
En entrevista telefónica con Carmen Aristegui sostuvo que “Los primeros dos años y medio fueron de absoluta incomunicación a pesar que tenía que firmar de recibida correspondencia que no se me entregaba, libros que nunca se me entregaron, visitas a las que nunca les permitieron entrar a verme”.
El abogado del líder de la autodefensa de Tepalcatepec Ignacio Mendoza explicó previamente que entre las condiciones que permitieron que su cliente llevara su proceso en libertad está, que no puede salir del país ni de Michoacán y tampoco puede acercarse a los testigos en su caso. La fianza que se cubrió fue de 30 mil pesos.
Mireles decidió un 24 de enero de 2013 tomar las armas desde su rancho en el estado mexicano de Michoacán. Harto de que el cártel de Los Caballeros Templarios, una derivación de La Familia Michoacana, les quitara sus cosechas, violara a sus hijas y esposas; armó a los suyos y emprendió una marcha pueblo por pueblo para expulsar a los criminales.
Ni las autoridades locales, altamente corrompidas; ni la Policía Federal, y ni aun el Ejército mexicano había logrado lo que un sólo hombre, el doctor Mireles, logró: unir a la gente de bien para enfrentar a los criminales.
Pero la rebeldía de Mireles extendió, según algunos observadores, más de la cuenta. Un día decidió no desarmarse como se lo exigía el Gobierno federal, y eso le trajo la desgracia.
El 27 de junio de 2014, elementos federales lo detuvieron cerca del Puerto de Lázaro Cárdenas y lo acusaron de distintos crímenes, entre ellos el de posesión de droga.
Pasó meses incomunicado. Su primera abogada, Talía Vázquez, dijo en aquel momento que sus derechos fueron violados y que la droga que las autoridades dijeron encontrar en su camioneta fue colocada ahí ex profeso.
Para muchos fue una venganza del Gobierno por no someterse a sus exigencias. Muchos consideraron inverosímil que Mireles, quien se levantó contra un cártel de las drogas, ahora traficara.
Activistas, legisladores y distintos miembros de oposición consideraron siempre a Mireles un preso político, por su negativa a inclinarse a Alfredo Castillo, un funcionario leal al Presidente Enrique Peña Nieto, lo mandó incomunicado a una prisión federal después de ser públicamente humillado: se le rapó y su foto fue difundida.
Hoy, por orden de un juez, Mireles está libre. No ha dicho qué viene en su futuro, pero José Manuel Mireles acumuló simpatía y aún contra el deseo del Gobierno federal, sigue considerándosele por muchos como un hombre valiente.
El médico de profesión se convirtió en el rostro público del movimiento, que tuvo su origen en el municipio de Tepalcatepec, y se vio enfrascado en una serie de polémicas con otros integrantes del grupo, por lo que fue apartado del mismo.
Durante casi un año, las fuerzas de seguridad federales dejaron actuar a estos grupos armados irregulares pero después de que el presidente Enrique Peña Nieto iniciara un gran despliegue en el estado para intentar recuperar la calma, el gobierno —que incluso había realizado operativos conjuntos con las autodefensas— inició un proceso de legalización para que pudieran seguir portando armas y combatiendo al narco de forma legal y controlada.
Parte de las autodefensas aceptaron pero otros, entre ellos el médico armado, se negaron a integrar el nuevo cuerpo de policía rural creado en mayo de 2014 con el argumento de que no eran confiables. Entonces, las autoridades iniciaron una serie de detenciones de quienes no aceptaron regularizarse, entre ellas la del médico. En 2015 había unos 300 miembros de las autodefensas encarcelados en Michoacán.
El médico y sus seguidores denunciaron entonces que las fuerzas federales ya no estaban luchando realmente contra el cartel de los Templarios y que se habían aliado con criminales para aparentar que apaciguaban el estado. La violencia en Michoacán vinculada al crimen organizado ha continuado desde entonces.