Arnoldo Cuellar
11/04/2019 - 12:02 am
Guanajuato: violencia y “pensamiento positivo”
El Presidente Andrés Manuel López Obrador que parece estársela jugando a fondo con el Gobernador Diego Sinhue Rodríguez en el respaldo a las acciones contra la inseguridad, reconoció que en Guanajuato “se arraigó mucho el problema de la violencia, se toleró por mucho tiempo y sí, está haciendo crisis”.
Como el padre de familia que no quiere darse cuenta de las disfuncionalidades en su casa y pretende superarlas celebrando rumbosamente una fiesta de 15 años para su primogénita, así el Gobernador de Guanajuato, rodeado de un grupo de asesores cuyo fuerte es “la imagen”, pretende pasar por encima de la delicada situación que vive la entidad, dedicándose solo a las cosas positivas.
Con una disciplina que parece forjada más por coaches que por estrategas, el Gobernador aplica las máximas del “pensamiento positivo” y parece estar plenamente convencido de que “el pensamiento positivo no solo nos hará sentirnos optimistas, sino que favorecerá que de hecho las cosas salgan bien. Si uno espera que el futuro le sonría, el futuro le sonreirá.”[1]
Sin embargo, las cosas no parecen tan sencillas. Dotar de vehículos deportivos de postín a la nueva policía turística no hará que mejore la percepción sobre Guanajuato en el exterior, sobre todo si continúa la cadena de noticias trágicas que nos tiene en portadas nacionales y del extranjero desde enero hasta la fecha.
Hacer de León la sede de lanzamiento de una campaña medioambiental no funcionará si la ciudad prosigue su acelerada devastación arbórea y persiste la inclinación por edificar centros comerciales y zonas residenciales en demérito de las áreas verdes. La alta polución que registra el aire del corredor industrial es el más claro ejemplo de que los discursos y la publicidad gubernamental no hacen buenas políticas públicas.
Este arranque de semana el estado de Guanajuato estuvo presente en la mente de actores políticos y líderes de opinión del país por la desatada violencia del fin de semana, a la que abonó la exagerada reacción del ex Presidente Fox con su denuncia de un comando armado amenazando su rancho, que solo pareció existir en su imaginación.
Frente al tema, el Presidente Andrés Manuel López Obrador que parece estársela jugando a fondo con el Gobernador Diego Sinhue Rodríguez en el respaldo a las acciones contra la inseguridad, reconoció que en Guanajuato “se arraigó mucho el problema de la violencia, se toleró por mucho tiempo y sí, está haciendo crisis”.
Sin embargo, esa coordinación parece tener una pata coja cuando en Guanajuato, a las pocas horas de esa declaración, el Gobernador asegura no haber escuchado las palabras del Presidente y rechaza hablar de las muertes ocurridas el fin de semana, delegando en sea vocera la atención del tema, quien, por cierto, tampoco lo hizo.
Pero Sinhue sí aborda con largueza el tema de su vista a Alemania y la visión sobre Guanajuato. Animado, afirma: “Lo ven muy bien, sigue siendo un referente. Hace 20 años no sabían que existía ahora es el epicentro automotriz pero no solo eso, en materia logística lo ven viable y logramos cerrar con empresas acuerdos”.
Llama la atención que el Gobernador descubra esa vertiente de novedad, asegurando que a fines de los noventa en Hannover no sabían que existía Guanajuato. Quizá se refiera al tema exclusivamente automotriz, porque en otros terrenos había existido una fructífera colaboración, no se diga en el de la cultura, donde el Festival Cervantino a menudo tuvo presencia de coreógrafos, ensambles y compañías de teatro del país germánico.
El vicio de los políticos de pensar que el mundo empieza con ellos no es necesariamente negativo. Al final del día constituye un impulso renovador, una capacidad de renacer que le viene muy bien a las sociedades.
Incluso, ese ánimo de hacer sentir que Guanajuato requiere de nuevos impulsos y de una viabilidad renovada, es el que se extraña en materia de seguridad, donde el Gobernador Sinhue ha decidido desentenderse del tema por desagradable, porque da mala prensa y no reditúa imagen, para dejárselo a los alguaciles de su Gobierno, verdaderos Sheriffs de Nottingham, que se encargan del trabajo sucio y que vienen del pasado.
Por eso los agujeros del discurso renovador de Diego Sinhue, quien no puede hablar de industria 4.0 y de mentefactura con solvencia, mientras su Gobierno arrastre el peso muerto de una política de seguridad coja y una criminalidad desafiante.
Por más tuits que mande el área de comunicación social del Gobernador con fotos agradables y tareas constructivas, sigue persistiendo la idea de que “algo está podrido en Dinamarca”.
Cuando ha habido un asomo de sinceridad, como en el primer informe de gobierno, Diego ha llegado incluso a coincidir con López Obrador: “se restableció el estado de derecho en Santa Rosa de Lima”, dijo el mandatario estatal; “se arraigó la violencia, se toleró por mucho tiempo”, dijo el Presidente.
Y entonces el elefante en la sala aparece: que hacen allí esos mismos funcionarios que dejaron hundir el estado de derecho, no solo en Villagrán sino en todas partes; porque se les renueva la confianza a quienes toleraron la violencia y permitieron su arraigo.
Esas preguntas no se contestan en un tuit y tampoco se olvidan con la foto de un Corvette disfrazado de patrulla fifí.
1. Fragmento de: Barbara Ehrenreich. Sonríe o muere. P.15. Turner Publicaciones en iBooks.
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