Cada seis años, México se vuelca en un proceso electoral para elegir Presidente y entonces, en la escena pública, aparece una nueva Primera Dama. Sin ninguna exigencia legal, la esposa del Primer Mandatario ocupa un sitio en la residencia oficial de Los Pinos y participa en actos públicos. Nada la obliga a la Rendición de Cuentas. Su papel escapa de toda legislación y reglamento. Pero vista desde la plataforma de la Transparencia, no se trata de un personaje que pueda esconderse en los entretelones, ni bajo el traje del bajo perfil. Desde que el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI, ahora INAI) inició funciones en 2002, los nombres de las esposas de los jefes del Ejecutivo federal han generado una cascada de preguntas que no ha obtenido respuestas. He aquí los perfiles de Marta Sahagún, Margarita Zavala y Angélica Rivera frente a las inquietudes que han provocado en los ciudadanos. He aquí su información negada.
Ciudad de México, 11 de abril (SinEmbargo).– A veces es la influencia en la vida política. Otras es la discreción, parecida a la invisibilidad. Las más, es ser nutriente de las páginas satinadas de las revistas sociales. Su agenda de trabajo y estilo de vida dependen de su voluntad y corresponden más a los usos y costumbres que a las necesidades sociales y políticas. El papel de la llamada primera dama escapa de toda legislación y reglamento.
Título más de status que de política, que emula el protocolo de la Casa Blanca de Estados Unidos, cuando en 1877 llamaron así a Lucy Hayes, esposa del Presidente Rutherford B. Hayes; en México cada primera dama elige su forma de habitar la residencia oficial de Los Pinos. Así pasa a la Historia.
Dada una costumbre entrañada en el sistema político mexicano, está obligada al trabajo público. Casi de inmediato, después de la toma de posesión del Jefe del Ejecutivo, se convierte en presidenta honoraria del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) con una agenda armada a voluntad. Puede ser exhaustiva o muy limitada.
Para los mecanismos de la Transparencia la primeras damas no son seres invisibles. O mujeres que puedan pasar inadvertidas en los entretelones de la casona de Constituyentes. Por el contrario, desde que en 2002 el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI, ahora INAI) inició sus funciones, los nombres de las esposas de los Presidentes han sido constantes en las solicitudes ciudadanas y en las sesiones del comité de información de la Presidencia de la República.
Martha María Sahagún Jiménez, Margarita Esther Zavala Gómez del Campo y Angélica Rivera Hurtado han representado horas de búsqueda en los archivos de las instancias del Poder Ejecutivo. También varios análisis. Pero sin importar el sexenio, la respuesta sobre muchas de las preguntas sobre ellas ha sido casi siempre una: “la información es inexistente” y en el menor de los casos, “es confidencial”, según una revisión de 34 archivos en el Infomex del INAI.
En su edición del 8 de septiembre de 2014, la revista Quién, tituló su reportaje de portada: “Primeras Damas de México. Cómo viven y ejercen el poder”. La edición admitía que estas mujeres tienen poder. Si es así, ¿deben rendir cuentas? Estos son sus perfiles de frente a los cuestionamientos que han recibido a través de los mecanismos de la Transparencia. Son las mujeres que en la última década han vivido en Los Pinos y esos datos que se interesaron en cerrar.
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Marta Sahagún (2000-2006). A pincel, su rostro quedó retratado al lado de su esposo, Vicente Fox Quesada, quien gobernó México de 2000 a 2006. El cuadro lo hizo Nati Cañadas, artista de la realeza española, celebridades de Hollywood y jefes de Estado en Latinoamérica. Para la posteridad, la imagen de Marta Sahagún fue reproducida como era en ese tiempo, en el que vestía de Chanel y aparecía en público unas tres veces por semana. Ella no habitó en la residencia oficial de Los Pinos; sino en el área de las cabañas, que fue remodelada de acuerdo con su gusto. El costo de ese cuadro no se supo en su momento y no puede conocerse ahora. La Presidencia de la República mantiene la declaración de “inexistente” respecto a la información de esa pintura. Otra negativa ante el IFAI (ahora INAI) de la esposa de Fox es sobre sus llamadas telefónicas. Marta María Sahagún Jiménez tenía un teléfono celular asignado por la Presidencia de la República y lo que conversó o con quién lo hizo quedó clasificado como “confidencial”. Una vez que concluyó el sexenio, su nombre aún inquietaba. En 2008, el comité de información de la Presidencia tuvo que analizar una solicitud de información sobre sus gastos en artículos esotéricos, fetiches, sortilegios, adivinos, santeros y brujos, así como el objeto, el costo y el lugar de adquisición. La información también fue negada con el argumento de que era inexistente.
Margarita Zavala (2006-2012). En el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, algunas preguntas se volvieron lugares comunes a través del IFAI (ahora INAI): ¿Cuál es el número de homicidios dolosos hasta ahora? ¿Cuántos desaparecidos reconoce el Gobierno? Desde el 11 de diciembre de 2012 cuando se inició una política en contra del crimen organizado, el tema de seguridad se convirtió en el eje de la información en la Presidencia de la República. En medio de cuestiones desprendidas de la violencia y la sangre, la Primera Dama también recibía preguntas. La que menos obtuvo respuesta era cuánto gastaba en su imagen. Transcurría el segundo año de Gobierno y la investigadora Sara Sefchovich escribió en un artículo en la revista Gatopardo sobre ella: “A poco más de dos años de gobierno de su marido, no ha dado señas que en otras esposas a estas alturas eran más que evidentes de que el poder le haya afectado: ni cambió de peinado o se aplicó maquillaje para sofisticar su imagen, ni se compró ropa de diseñador y joyas …”. Así, en una de las solicitudes de información con negativa se encuentra que le requirieron el nombre de sus asesores. En otra, se interesaron en lo que había en su armario: número de vestidos, trajes sastres, zapatos, zapatillas y bolsos. Pidieron marcas, clases y costos. Otra pregunta fue ¿Cuánto gastó la Primera Dama en su arreglo personal en su viaje al Reino Unido? Sobre la imagen de Margarita Zavala nada fue respondido. La Presidencia expuso que esos datos eran “inexistentes”.
Angélica Rivera (2012-2018). El nombre de Angélica Rivera Hurtado ha generado una lista de preguntas que se desgranan. En tres años de Gobierno, la presente administración ha debido buscar en sus archivos el presupuesto para regalos navideños, el reporte de su gasto del viaje realizado al Vaticano, otro tipo de viajes, gastos de ella y sus hijas, acompañantes, guardarropa, staff, asistentes, asesores, cuánto se le paga a su maquillista Alfonso Whaitsman, el contrato con la empresa que montó su sitio web, así como su agenda de trabajo. Todo, para la Presidencia, está declarado “inexistente”. En cuanto a los gastos, las solicitudes han sido turnadas a la Dirección General de Finanzas y Presupuesto, la cual ha indicado en varios oficios: “… Hago de su conocimiento que derivado de una búsqueda exhaustiva tanto en el estado del ejercicio del presupuesto asignado al Ramo 02 Oficina de la Presidencia de la República, como en los registros físicos y electrónicos que obran en la DGFP [Dirección General de la Función Pública], no se identificaron erogaciones presupuestarias por los conceptos requeridos…”.
Para no especificar cuánto gasta Angélica Rivera Hurtado, esa Dirección se ha apegado a la modificación del Clasificador por Objeto de Gasto para la Administración Pública Federal, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 24 de julio de 2013. Dicho instrumento permite registrar las compras, pagos y erogaciones por capítulos, conceptos y partidas de los funcionarios públicos. Dado que Angélica Rivera Hurtado no tiene cargo en la administración pública no aparece ahí.
Expediente: 34 archivos en la fracción “Información Relevante” de la Presidencia de la República en el POT. Acta CI/PR/10SE/2015; folios 0210000001707, 210000074314, 210000075609, 210000014007, 0210000032515, 0210000061015, entre otros.