El sino del escorpión ha presenciado innumerables conciertos, presentaciones y actos culturales en el Multiforo Cultural Alicia, o simplemente El Alicia, el más genuino espacio independiente de la contracultura mexicana desde el 1 de diciembre de 1995, cuando abrió sus puertas con la presentación de los grupos Antidoping, Limbo Zamba, Vantroi, Los ácidos y un performance a cargo de Los invasores. Todo a instancias del infatigable Nacho Pineda y un reducido pero combativo equipo que durante casi 30 años ha resistido el hostigamiento, las clausuras y multas casi periódicas por parte de las autoridades capitalinas —en más de una ocasión intentaron cerrarlo en definitiva y la comunidad lo defendió a capa y espada—, y de igual forma resistió los ataques de grupos conservadores, e incluso, en días recientes, ataques de neonazis y otros extremistas. Este fin de semana, 11 y 12 de marzo, tras 27 años de labor independiente, esta experiencia profunda y radical de la cultura mexicana dice adiós, y con El Alicia se va una era memorable y combativa.

El alacrán no quiere ponerse sentimental, ni El Alicia ni Nacho Pineda lo merecen, así como tampoco los cientos de grupos, bandas y músicos que ahí se han presentado siempre, y cuya lista sería de verdad interminable. El venenoso mejor revive la emoción de una noche de cervezas escuchando el blues de Real de Catorce en brazos de alguna inolvidable compañera (“Baila conmigo en el patio al amanecer, bajo este velo de lluvia y contraley”), o las muchas noches escuchando al originalísimo y único Rafael Catana (“Dicen que cerraron la fábrica de acero… / y hay veces no sé que hacer, cuando suena ese silbato / es el amanecer y yo sólo soy un bato”), o a Nina Galindo, el extrañado Roberto González, el indoblegable Fausto Arrellín y otros cantautores e intérpretes.

Igual se presentaron cientos de libros, y no es especulación, pues según la prensa, para 2007 el foro había organizado 8 mil 964 presentaciones culturales y habían pisado su escenario todas las bandas importantes de la contracultura y el underground mexicano hasta sumar más de 28 mil conciertos. Tex-Tex, Panteón Rococó, Los Esquizitos, 34D, Sekta Core, Division Minúscula, Nana Pancha, Pxndx, Las Cabezas de Cera, Lost Acapulco, Veinticuatrosiete, Jaguares, La Lupita, Botellita de Jerez, Polka Madre, San Pascualito Rey son sólo algunas de estas bandas que asumieron el espíritu “mágico” del Alicia y su escenario de maravillas.

Faltaría espacio para nombrar todos los grupos y presentaciones, pero en un breve recuento destacan prácticamente todos los compositores independientes mexicanos como León Chávez Teixeiro, Rafael Catana, Arturo Meza, Fausto Arrellín, Gerardo Enciso, Nina Galindo, Jaime López, Café Tacvba y a escala internacional, Manu Chao, Ska-P, Los Auténticos Decadentes, Pedro Aznar, Albert Pla, Sargento García, Fermín Muguruza, Aztlan Underground.

“El Alicia ha sido el espacio más influyente de la escena contracultural de la capital del país, DF o Ciudad de México (como guste llamarle a esta megalópolis). El apoyo del Alicia a las manifestaciones contraculturales e indis lo volvieron un auténtico semillero de nuevas generaciones de músicos y artistas. Ahí confluyeron expresiones artísticas y políticas alternativas, fue crisol y ventana de distintas tribus urbanas y de fenómenos culturales callejeros. El Alicia es referente indispensable para conocer los ríos subterráneos de la creación y la fiesta en la ciudad”, se ha señalado en la prensa repetidas veces. Laboratorio de culturas subterráneas y movimientos aleatorios, el Multiforo Alicia vibró muchas noches con la verdadera música underground de la urbe de hierro: rock, ska, surf, rockabilly, punk, postpunk, progresivo, cumbia, canciones de todos los géneros innovadores y de todos los grupos nuevos.

Los connatos de cierre no faltaron a lo largo de los años, pero antes de diciembre Nacho Pineda advirtió del adiós definitivo de El Alicia. No obstante, desde entonces se han prolongado las presentaciones (todos quieren tocar en esta amorosa despedida del espacio corazón de la contracultura), mientras siguen las exposiciones, las ventas de los memorables carteles que dieron imagen al Alicia (creados por Andrés Mario Ramírez Cuevas, autor del logo de El Alicia y quien ha diseñado la mayor parte de sus carteles con la eventual colaboración de otros diseñadores como Gabino Navarro, Fausto Arrellín, Israel Miranda, Dr. Alderete, Chema Skandal). De igual forma se mantiene la venta de discos, tanto los producidos por el propio Multiforo como los de los numerosos grupos que ahí han tocado o se dieron a conocer y alcanzaron mayor popularidad entre la gigantesca banda de “Los Alicios”, como se conoce a los fieles de este Alicia.

Este fin de semana, exigiendo apoyo y fomento a los espacios culturales independientes, contraculturales y autogestivos de este país, El Alicia está a punto de irse para siempre y aunque se sabe que Nacho Pineda ha dicho en varias ocasiones que cerrará el lugar y no lo hace, está vez parece seguro. Los músicos lo entienden, porque saben lo pesado que es mantener este lugar y entienden que Nacho está agotado después de entregar 27 años de su vida a este proyecto. Es por ello que, entre muchos de sus colegas, nadie se anima a tomar las riendas del lugar donde se definió una época en la música, porque además de ser un espacio de expresión artística, permitió el desarrollo de técnicos y gente del staff, todo de manera gratuita, porque ahí no se cobraba, como en otros lugares/, por llegar a tocar. El Alicia alcanzó incluso reconocimiento en el ámbito internacional, pues en varios países de Europa se volvió referente ineludible de la ciudad de México.

El alacrán se ha venido despidiendo de El Alicia desde diciembre, y es probable que mientras el lector lee esta columna sabatina, el escorpión beba una cerveza y cante en la ciudad de siempre, en el mismo lugar y con la misma gente (diría Juan Gabriel) en el adiós a los 27 años del Multiforo. La pregunta es ¿qué vamos a hacer sin El Alicia?

Alejandro De la Garza

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Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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