Aunque hay razones para tener esperanza, como la decisión de la Reserva Federal de paralizar las subidas de tipos de interés, la tregua comercial entre Estados Unidos y China, así como la disminución de los shocks que afectaron a Europa en 2018; la economía global no está fuera de peligro.
Ciudad de México, 11 de marzo (Economía Hoy/SinEmbargo).- La economía mundial se está debilitando ante el incremento de las incertidumbres, las tensiones comerciales y la madurez de un ciclo expansivo que podría estar llegando a su recta final. Las consecuencias de todos estos eventos comenzaron a evidenciarse durante 2018, año que ha dejado como resultado el ritmo de expansión más débil desde la crisis financiera global de hace una década, según los indicadores utilizados por Bloomberg Economics.
Este nuevo indicador utilizado por la agencia estadounidense concluye que el crecimiento del PIB mundial en el cuarto trimestre de 2018 fue del 2.1 por ciento sobre una base anualizada, por debajo del casi 4 por ciento que registró a mediados del año pasado. Aunque existe la posibilidad de que la economía encuentre un punto de apoyo y se detenga la desaceleración, "el riesgo es que esta pérdida de impulso termine siendo autosuficiente", comentan los economistas Dan Hanson y Tom Orlik.
Las razones para tener esperanza: la decisión de la Reserva Federal basada en su nuevo leitmotiv, la paciencia, de paralizar las subidas de tipos de interés ha servido para calmar a los mercados; la tregua comercial entre Estados Unidos y China y la disminución de los shocks (supuestamente temporales) que afectaron a Europa en 2018 pueden significar que la estabilización está a la vuelta de la esquina. Otras autoridades monetarias también han tomado la iniciativa, como el Banco Central Europeo que la semana pasada anunció nuevas medidas para ayudar a la economía a superar la debilidad actual.
No obstante, la economía global no está fuera de peligro. Los principales indicadores compuestos recién publicados por la OCDE muestran una pérdida de impulso en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la Eurozona en su conjunto, incluidos Alemania e Italia. Sin embargo, hay señales de estabilización en China.
La OCDE indicó este lunes que sigue percibiendo signos de ralentización de la actividad económica en la mayor parte de sus países miembros, y que dentro de la zona euro esos signos son particularmente marcados en Alemania y en Italia.
Para esos dos países, los indicadores compuestos avanzados que señalan por anticipado inflexiones en el ciclo económico cayeron en enero de forma significativa, 19 centésimas para Alemania y 9 para Italia, de forma que quedaron respectivamente en 99.38 puntos y 99.18 puntos, por debajo del nivel 100 que marca la media de largo plazo.
Las señales de ralentización se continúan repitiendo en otros de los grandes países de la organización como Estados Unidos (su indicador cayó 23 centésimas a 99.05 puntos), Canadá (-15 centésimas a 98.85 puntos), Reino Unido (-17 centésimas a 98.41 puntos).
DESACELERACIÓN, NO RECESIÓN
Más allá del pesimismo, autoridades del BCE insisten en que la zona del euro está experimentando una desaceleración, no una recesión.
"Todavía vemos un sólido crecimiento económico, aunque menos fuerte que antes", señaló Benoit Coeure, miembro del comité ejecutivo de la entidad, en una entrevista concedida al diario italiano Corriere della Sera y publicada el lunes. "La inflación tardará más en alcanzar nuestro objetivo, pero lo logrará. Estamos reaccionando a los acontecimientos que hemos visto hasta ahora".
Recientemente ha habido una modesta recuperación de algunas cifras económicas, aunque es difícil ignorar ciertas decepciones. Los datos sobre ventas minoristas en Estados Unidos han registrado un repunte del 0.9 por ciento mensual tras la caída más grande en casi una década registrada en diciembre.
La semana pasada, la Oficina de Empleo de Estados Unidos informó de que el empleo creció a su menor ritmo en más de dos años. Es posible que haya factores únicos a los cuales apuntar, pero la magnitud del resultado pone en el tapete la idea de que la economía pierde fuerza relativamente rápido.
Esta semana, China estará en el centro de atención con la publicación de sus ventas minoristas, datos de inversión, crédito y producción industrial. Hoy también se ha confirmado que Turquía entró en recesión durante el último trimestre de 2018, la primera caída del PIB durante dos trimestres consecutivos en una década.
En Alemania, la producción industrial cayó inesperadamente en enero, aunque la revisión al alza del mes anterior anuló parte del pesimismo. Aún así, un índice de manufactura apunta a una caída prolongada y la producción ha registrado disminuciones interanuales durante tres meses consecutivos.