Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).- “Soy un luchador político y social. No me formé al amparo del poder. Me formé luchando en contra del autoritarismo y de las injusticias del sistema político mexicano y con ideales, con principios que me dieron mis padres”.
Así se define Martí Batres Guadarrama, Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), al ser cuestionado sobre su relación con invasores de predios en el Distrito Federal y con la toma de las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Naucalpan por un grupo de jóvenes encapuchados.
El político de 46 años, originario de la capital del país, es polémico. No por el accidente que tuvo en San Lázaro el año pasado al estrellarse con la puerta de cristal del edificio C y rasguñarse la ceja derecha con los vidrios, sino por un historial de señalamientos públicos sobre su colusión con grupos de “aviadores” y malos manejos de recursos, el último realizado por diputados del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sobre un presunto fraude de 139 millones de pesos del Programa Uniformes Escolares Gratuitos 2011, cuando era Secretario de Desarrollo Social del Distrito Federal en la administración de Marcelo Ebrard Casaubón.
Pero sobre todo, porque aun con estos señalamientos a cuestas, es la mano derecha de Andrés Manuel López Obrador en el movimiento que abandera y que busca constituirse como partido político: Morena.
Sí, el rostro administrativo de Morena es Batres. Es quien organiza las movilizaciones sociales, el que encabeza las ruedas de prensa, las asambleas, los comités; en resumen, es quien tiene en sus manos la transformación del movimiento a partido.
Un hombre que se sienta sobre la jardinera de un parque para platicar sobre su vida al lado de su esposa. Un político que no tiene reparo en decir que los señalamientos que se le adjudican sobre sus nexos con invasores de predios y “porros” del CCH son meras calumnias y que la sola duda sobre su honorabilidad, le ofende.
“Creo que hay columnistas que tienen poca imaginación. Para calumniar se tiene que tener más imaginación. Yo no intervengo en los asuntos internos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), eso le corresponde a los universitarios; yo tengo demasiadas tareas que hacer. Siempre hay calumnias de quienes tienen los grandes intereses políticos en el país, no les gusta que existan alternativas independientes”, dice mientras trata de ser mesurado.
Recuerda entonces sus orígenes. Se piensa a los nueve años sentado frente al televisor de la sala de su casa al lado de su padre, Cuauhtémoc Batres, su madre Rosario Guadarrama y sus hermanas Valentina, Viétnika, Lenia y Olinamir, todos atentos al informe de gobierno del entonces Presidente de la República José López Portillo.
“El día del informe presidencial, era día de asueto y en casa todos lo veíamos y luego mi papá nos hacía preguntas sobre qué entendimos y qué nos había parecido”.
De los cinco hermanos, tres se dedican a la política; Lenia participa en Morena, Valentina es directora de Desarrollo Social de la Delegación Miguel Hidalgo en el Distrito Federal, mientras que Olinamir se enfoca al estudio de la medicina naturista y Viétnika al periodismo.
Martí Batres recuerda los principios que heredó de sus padres, ambos maestros que participaron en el movimiento magisterial de 1956. Cuauhtémoc, un maestro de civismo simpatizante con la ideología de izquierda y Rosario, una profesora de geografía que nunca fue sólo ama de casa, sino una mujer activista y luchadora social.
“En la casa había muchos libros, miles, un librero que cubría toda la pared de la sala y el comedor. Era de esos viejos libreros metálicos, con entrepaños que se podían mover y ajustar. Tener tantos libros para ver motivaba información, eso planteaba la posibilidad de tener una biblioteca accesible para nosotros”.
Uno de los primeros libros que leyó fue Historia de la Revolución mexicana: período 1906-1913 (1977) de Heberto Castillo y el segundo La Formación del Poder Político en México del autor Arnaldo Córdova.
“Había libros que era necesario repasar una y otra vez, cuando estaba en la secundaria ya tenía varias lecturas de este tipo, me gustaba la historia, la política, cuestiones de la Revolución Mexicana”.
Fue en esa época, en 1981, cuando era apenas un adolescente de secundaria, donde se empezó a gestar la carrera política de Batres, al lado de su hermana mayor Viétnika.
“Mi hermana Viétnika y yo nos íbamos al centro de Coyoacán para participar en actividades. Estaba la guerra en Centroamérica, la reciente revolución de Nicaragua. El 10 de junio de 1981 nos fuimos a nuestra primera marcha solitos, yo de 14 años y Vietnika de 15. Era la marcha conmemorativa de los primeros 10 años de la represión del 10 de junio de 1971, la matanza del Jueves de Corpus”.
En esa marcha conoció a políticos como Pablo Gómez y Joel Ortega. Pronto Batres se afilió al Partido Socialista Unificado de México donde se integró al Comité Delegacional en Benito Juárez.
Entre 1987 y 1995 la vida política de Batres estuvo marcada por su participación dentro de la esfera estudiantil. A partir de mediados de los 90 fue electo miembro del Comité Ejecutivo Estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el DF en asuntos ecológicos y después electorales.
En 1997 obtuvo una diputación local en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) donde además de ser coordinador de la bancada perredista, fue presidente del órgano legislativo. En este cargo, al político se le investigó por repartir leche contaminada con heces a través de un programa social para colonias populares.
Así, en este momento de su historia política, conoció a Andrés Manuel López Obrador, cuando contendía por la Presidencia del PRD.
Batres recuerda que simpatizó rápidamente con los planteamientos políticos de Obrador y que a partir de ese momento, siempre mantuvo una comunicación estrecha con él.
“Me gustó el impulso electoral que dio al PRD. El partido estaba en una marginación y Andrés Manuel le dio un horizonte de partido triunfador, se ganan gubernaturas estatales. Fue un periodo lleno de triunfos”.
En el año 2000 fue electo Diputado federal a la LVIII Legislatura en San Lázaro, donde coordinó a la bancada perredista y apoyó a López Obrador en su campaña para Jefe de Gobierno del DF.
A mediados de su administración, Andrés Manuel lo designó Subsecretario de Gobierno capitalino, y a su renuncia para lanzarse como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2006, Batres se convirtió en Presidente del PRD en el DF entre 2005-2006.
Luego Marcelo Ebrard lo llamó a encabezar la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal, misma que perdió en 2011 cuando criticó el saludo de mano que el Jefe de Gobierno ofreció al entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El Presidente Nacional de Morena atribuyó en aquel momento que su destitución del cargo público se debió a sus aspiraciones por llegar a ser Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Después de su paso en el gabinete del GDF llegó un periodo corto como Diputado federal en San Lázaro, cargo al que renunció en 2012, al mismo tiempo que al PRD para ser ahora el rostro administrativo de Morena al lado de Andrés Manuel López Obrador.