El sexenio de Enrique Peña Peña Nieto empezó en diciembre de 2012 de la mano de 19 gobernadores (once de ellos ahora bajo sospecha de desvío de recursos) y una mayoría en el Congreso (212 escaños en la Cámara de Diputados y 52 en Senadores).
Pero, tras un sexenio de múltiples señalamientos por corrupción, la desaparición de 43 normalistas, la “casa blanca” y la violencia en niveles históricos, entre otros temas, el PRI tiene hoy 13 gobernadores (uno interino) y es tercera fuerza en el Poder Legislativo (47 en Diputados y 14 en Senadores). El ex Presidente –quien concluyó con solo 21 por ciento de aprobación ciudadana– también embarró en el alud de lodo al PAN y al PRD, ahora en crisis, desde la firma del Pacto por México.
Ciudad de México, 11 de febrero (SinEmbargo).– El Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó a la silla presidencial luego de dos administraciones panistas. Buscó mostrar una imagen de supuesta renovación, pero bastó el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), plagado de señalamientos de corrupción, para volver a perder el poder y quedar ahora como tercera fuerza política, concidieron analistas políticos. El ex Jefe del Ejecutivo federal afectó también al Partido Acción Nacional (PAN) y al Partido de la Revolución Democrática (PRD), una oposición ahora seriamente debilitada.
“Peña Nieto fue la gota que derramó el vaso”, dijo el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miguel Martínez Curiel. “La sociedad estaba muy molesta por la desigualdad, la corrupción, la inseguridad, situaciones que han puesto a la gente en contra del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de los demás partidos”.
Apenas el 6 de febrero pasado, a cuatro meses de las elecciones de verano, el PRI lanzó la Jornada Nacional de Afiliación y Refrendo de la Militancia, que finalizará el próximo 31 de diciembre. En redes sociales encontró burlas como respuesta: “Solo 100 quisieron unirse”, bromeó un usuario. “¿Y dónde están los módulos? Me interesa ir, pero a mentarles la madre”, tuiteó otra ciudadana.
Con 6 millones de militantes, el tricolor intenta ofrecer la misma esencia de juventud de hace seis años.
“Esta es la muestra de cómo nuestro partido se renueva y sale a buscar a su militancia y a la ciudadanía”, dijo la presidenta Claudia Ruiz Massieu sobre el programa “Voy al PRI”, con el cual se brindará asesoría legal, talleres, capacitación y servicio médico.
“Este es el año en el que conmemoramos 90 años de servir a México, 90 años de ser un partido que ha buscado transformar al país […] Lo que los mexicanos, lo que los ciudadanos y lo que los priistas queremos es un partido más abierto, más cercano a la gente, que salga de las oficinas y de las dirigencias y salga al territorio a encontrarse con su militancia”, destacó.
Pero para Martínez Curiel, es difícil que el PRI resurja a menos que la sociedad olvide.
“[Enrique Peña Nieto] tuvo un efecto nocivo muy importante dentro de la estructura del PRI, sobre todo porque él llegó a la Presidencia con la bandera de renovar a la organización política. Pero dejó no solo una afectación en la intención del voto sino en el prestigio”, dijo Maximiliano García Guzmán, académico especialista en Gobierno y asuntos públicos por la UNAM.
“Muchas de las decisiones que se tomaron tanto al interior del partido como en el Gobierno fueron bastante equivocadas y eso puso en el ojo del público que se trataba de una organización que en realidad no había cambiado gran cosa, sobre todo en la cultura autoritaria en la que se desenvolvió. Eso los votantes lo detectaron muy bien, y el partido no solo no avanzó, sino dio pasos hacia atrás”, agregó.
Lo último que se ha sabido de Peña Nieto es su divorcio con Angélica Rivera Hurtado y el pasado 15 de enero Álex Cifuentes Villa, traficante colombiano que trabajó con Joaquín Guzmán Loera desde 2007 hasta 2013, dijo sin pruebas de por medio durante el juicio contra “El Chapo” que el ex Presidente habría aceptado 100 millones de dólares como soborno de parte de narcotraficantes.
EL PRI LUEGO DE PEÑA NIETO
La gestión de Enrique Peña Peña Nieto arrancó en diciembre de 2012 de la mano de 19 gobernadores y una mayoría en el Congreso (212 escaños en la Cámara de Diputados y 52 en Senadores). Pero, tras concluir, el PRI cuenta con 13 gobernadores (uno interino) y es tercera fuerza en el Poder Legislativo (47 en Diputados y 14 en Senadores). El candidato presidencial, José Antonio Meade Kuribreña, quedó en tercer lugar de la preferencia electoral al igual que muchos de los candidatos para guberanturas.
Entre los 19 gobernadores que inyectarían juventud al partido tricolor, once están bajo sospecha. Y, el ex Jefe del Ejecutivo concluyó el sexenio con una aprobación solo del 21 por ciento de la población luego de no aclarar la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, el escándalo de la Casa Blanca de su ex esposa Angélica Rivera Hurtado y el cierre de 2018 como el año más violento en la historia moderna.
Eruviel Ávila Villegas (Estado de México) dejó sin solventar miles de millones de pesos a la Auditoría Superior de la Federación; Rodrigo Medina de la Cruz (Nuevo León) fue absuelto de peculado; Andrés Granier Melo (Tabasco) enfrenta arresto domiciliario por peculado; los dos Duarte (Veracruz y Chihuahua), uno está preso por enriquecimiento ilícito y otro prófugo; Fausto Vallejo Figueroa (Michoacán) fue señalado de nexos con el narcotráfico; Roberto Borge Angulo (Quintana Roo) está encarcelado; Rubén Moreira Valdez (Coahuila) es hermano de Humberto Moreira detenido por lavado de dinero; Roberto Sandoval Castañeda (Nayarit) está inhabilitado 12 años por el Congreso local; Mario Anguiano Moreno (Colima) también está inhabilitado por 14 años; y Egidio Torre Cantú (Tamaulipas) quedó bajo la lupa por presunto desvío de recursos públicos.
“Es un partido que sigue operando con los mismos sectores y procesos tradicionales que en algún momento le sirvieron, pero hoy en día están muy alejados de la cultura democrática del país”, dijo García Guzmán.
Para muestra, entre sus Diputados resaltan Isaías González Cuevas (líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos), Ismael Hernández Deras (dirigente del Confederación Nacional Campesina), René Juárez Cisneros (ex presidente del PRI), Manuel Limón Hernández (cercano a Carlos Romero Deschamps), Luis Enrique Miranda Nava (ex titular de Sedesol), rubén Moreira Valdez (ex Gobernador de Coahuila), Ernesto Nemer Álvarez (ex titular de Profeco), Enrique Ochoa Reza (ex titular de CFE), Ximena Puente de la Mora (ex comisionada del INAI), y Dulce María Sauri Riancho (ex Gobernadora de Yucatán).
En Senadores, liderados por Miguel Ángel Osorio Chong (ex Secretario de Gobierno), el PRI tiene a Carlos Aceves del Olmo (líder de la Confederación de Trabajadores de México), Eruviel Ávila Villegas (ex Gobernador del Estado de México), Sylvana Beltrones Sánchez (hija de Manlio Fabio Beltrones), Beatriz Paredes Rangel (ex candidata a la Jefatura de Gobierno), Vanessa Rubio Márquez (ex subsecretaria de Hacienda), y Claudia Ruiz Massieu (sobrina del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari).
En sus 90 años de historia, es la segunda ocasión que el PRI pierde la Presidencia. De 2000 a 2012, tras la derrota de Francisco Labastida Ochoa, fue oposición al Partido Acción Nacional en el gobierno.
“Cuando al PRI le toca ser oposición no sabe serlo, le falta experiencia”, aseguró el especialista en gobierno y asuntos públicos, Maximiliano García Guzmán. “El PRI necesita un replanteamiento de fondo, que defina con una visión más contemporánea cuál será su posición frente a ciertos temas, si se inclina más a la izquierda, a la derecha, o ser de centro”.
“Algo que Peña trató de modificar fue el apoyo que le brindaba el PRI al Legislativo y a gobiernos locales”, explicó García. Al inicio de su gobierno, evocó, el político de Atlacomulco anunció una relación “de sana cercanía” con ambos poderes, a diferencia de lo dicho por el ex Presidente priista Ernesto Zedillo Ponce de León sobre “un sano distanciamiento”, para que el partido no se reflejara como un brazo operador del Gobierno.
“Los compromisos que iban adquiriendo con otras fuerzas políticas como las llamadas reformas estructurales, que fueron acuerdos cupulares y no se les veía el sentido social, fue de las principales cosas que terminó pagando el Presidente y el partido”, dijo.
EL PAN Y PRD TRAS EL PACTO POR MÉXICO
El PAN y el PRD surgieron en 1939 y 1989 como alternativa al “autoritarismo” del PRI. Pero el 2 de diciembre de 2012, el dirigente del PRD Jesús Zambrano Grijalva y el del PAN Gustavo Madero Muñoz firmaron el Pacto por México, junto con el PRI y los gobernadores de las entidades, donde se acordó que “las fuerza políticas pactantes impulsarán reformas legislativas”.
El Pacto buscaba cinco acuerdos: sociedad de derechos, crecimiento económico, empleo y competitividad, seguridad y justicia, transparencia, rendición de cuentas y combate a corrupción, y gobernabilidad democrática.
“La imagen del PRD y del PAN ya estaban dañadas antes del Pacto por México. El PAN tuvo sus dos oportunidades con Fox y Calderón, pero el país quedó en la ruina. Y el PRD, tras su lucha dentro del partido por el poder y que Andrés Manuel López Obrador terminó en contra de ‘Los Chuchos’, se fracturó; ya perdió la fuerza que tenía”, aseguró el académico Miguel Martínez Curiel.
Tras la aprobación en el Congreso de las reformas estructurales como la Energética y Educativa, así como el Sistema Nacional Anticorrupción, el crecimiento, seguridad y transparencia siguen siendo pendientes.
“El Pacto por México fue una forma de legitimar un gobierno que entró en una crisis de credibilidad tras las elecciones y la mano negra”, consideró Martínez. “No fueron reformas, sino más bien acomodaron la forma de generar control y enriquecimiento por parte de los grupos de poder”.
Al final del peñismo, sumado a la división entre las dirigencias partidistas, los dos ex Presidentes que llevaron al blanquiazul a la silla presidencial, Vicente Fox Quesada (2000-2006) y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), renunciaron.
De los ex Jefes de Gobierno de la Ciudad de México, bastión del Sol Azteca hasta 2018, ninguno sigue en la militancia: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano(1997-1999), Rosario Robles Berlanga (1999-2000), Andrés Manuel López Obrador (2000-2005), Alejandro Encinas Rodríguez (2005-2006), Marcelo Ebrard Casaubón (2006-2012), se fueron y Miguel Ángel Mancera Espinosa (2012-2018), quien es el coordinador de Senadores, pero no milita en el partido.
“El PAN y el PRD no han generado una nueva dinámica como oposición. Siguen privilegiando intereses de políticos de manera individual más que fijar una agenda de temas para ser una oposición efectiva, lo cual no significa estar en contra de todas las medidas, sino mostrar un punto de vista que contraste las políticas para enriquecerlas”, afirmó el politólogo Maximiliano García.
“El papel que jugó Enrique Peña Nieto es que esta oposición siguió reproduciendo este esquema en que generaba su apoyo a ciertas políticas en función de lo que les ofrecía como prestación, una dinámica nociva que afecta a la oposición y las visiones distintas que el gobierno debía considerar para lanzar políticas públicas”, concluyó.