Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo).- Refrescante masivo o distractor social, el deporte provoca en México una ebullición de sentimientos adormilados por la realidad caótica del país. Profesionales van y vienen ante la mirada de aquellos soñadores con habilidades que no les alcanzaron para ser los protagonistas, o de los que simplemente olvidan la rutina para dejarse llevar ante la dinámica atlética que sus sentidos captan. Provocador de historias con múltiples matices, un sector de uno de los oficios más antiguos del mundo se encarga de comunicar lo acontecido, intentando desmenuzar los discursos o metáforas sueltas en el ambiente.
El periodismo deportivo nacional creció gracias a una vieja escuela con mucho bagaje cultural, pero sobre todo con esa sensibilidad para aglomerar lo sucedido en los medios de comunicación. El pueblo se dejó atrapar por esos seres que fueron cimentando una profesión que pronto alcanzaría popularidad. Con la carrera establecida en la academia y las redes sociales en su apogeo, el oficio se planta ante la encrucijada de cómo seguir. Desde su perspectiva, con caminos distintos recorridos y sin importar género, seis periodistas deportivos (tres en esta primera entrega y este domingo, la segunda) analizan el presente y futuro de su profesión. Visiones diferentes, comparten ese elemento indispensable para poder ejercer: pasión.
Cansado de los comentarios que escuchaba en los medios, se presentó un día en las instalaciones de Imevisión para hablar con Raúl Orvañanos, miembro de la barra deportiva junto a José Ramón Fernández. Al poco tiempo después, debutaba como periodista en el Mundial de Argentina 1978. Fueron 12 años de hacer “televisión con masking tape”, como lo definiría debido a los esfuerzos descomunales provocados por el escaso presupuesto. Su voz se ganó un lugar como referente en los medios de comunicación, promoviendo siempre la ética del oficio. Para muchos amargado y negativo, para otros una verdadera voz de consciencia incapaz de venderse.
Sonriente saluda con su más de 1.90m de altura. Factor físico clave que lo convirtió en un defensa central profesional. Defendió la playera del Necaxa durante 10 años, hasta que intentó fundar un sindicato de futbolistas y fue llevado al camino del retiro. Mucho antes de su etapa profesional, se llenó de la gracia de Pedro “Mago” Septién, quien trabajaba con su padre en el legendario Parque Delta. “Para mí, como era muy chiquillo, se convirtió en una figura entrañable, de esas que de pronto uno los ve como tío postizo”, declara lamentando su muerte. Tiene 70 años, 35 dedicados al periodismo, “un virus que se te mete, y no te lo puedes quitar”, reflexiona.
-Un día dijiste que en México gustaba criticar pero no ser criticados. ¿Qué tan lejos estamos de quitarnos ese estigma?
Lamentablemente esa condición ha ido acrecentándose cada vez más. Los medios de comunicación, grandes capitales del país, se han ido apropiando del ambiente deportivo con un único afán económico. Antes había uno, después se convirtió en un duopolio y ahora un “tripolio” con la llegada del señor Slim. Creo que eso, en lugar de que la competencia se abra y haya una mayor libertad de expresión, se está convirtiendo en todo lo contrario. Tienen ahí una especie de títeres o voceros en lugar de periodistas. Es un círculo muy cerrado, al que si quieres entrar, tienes que ser igual del irracional e irreflexivo debido a los intereses que tienen en el negocio. Manejan los medios y el deporte.
-En ese panorama, ¿hay cabida para alguien como tú en las grandes escenas de los medios de comunicación?
No lo veo tan fácil. En Televisa, por supuesto que no. En Tv Azteca y en el grupo que está formando el señor Slim, tampoco. Están metidos en el futbol, un sector que yo he tratado de dignificar, porque le debo mucho. Por eso lo veo muy difícil.
-¿Te decepcionó ESPN por haberte despedido tras promover el debate presidencial, en lugar de un partido de futbol?
Mucho. Es una empresa estadounidense, donde se supone que tienen otro concepto de la libertad de expresión. Nunca me llegué a imaginar que un comentario con tanta solidez y sentido común, fuera a ocasionar una respuesta de ese tipo. Me lo pude haber esperado de otra clase de empresas, pero no de una multinacional con sede en Estados Unidos donde defienden tanto la libertad. Me sentí muy triste como periodista.
-¿Es el futbol el opio de la gente?
Sí. Pero creo que la responsabilidad de eso no solo es del que comenta el deporte, sino que tiene que ver todo el ambiente. La mayor responsabilidad la tienen aquellos que sabiéndolo, no solamente no lo evitan, sino que lo aprovechan. En ese aspecto tendríamos que irnos hasta la Presidencia de la República. Sabemos todos la relación de los partidos políticos y de los grandes medios de comunicación. Se necesitan mutuamente. Al Presidente no le conviene meterse con las televisoras para intentar que el futbol camine como tiene que caminar. Dejan que hagan con el futbol lo que quieran, porque después lo necesitan para lo que les convenga. “Tú maneja tu circo, yo te hablo para que me ayudes a tapar ciertas cosas”. Ese es el problema.
-¿Qué opinas del recorte de 7 mil millones de pesos a cultura, cine y deporte?
Es una aberración. Si hay un elemento que le puede dar a este pueblo necesitado un sustento distinto, es el ejercicio físico. Y en este país está muy abandonado. Con tanta violencia y con jóvenes con ímpetu, sin medios de escape, sin el deporte, México está condenado a seguir teniendo violencia y escasez de trabajo. Qué lástima que el gobierno no entienda que el deporte es necesario para la sociedad.
-¿Está preparado el periodista deportivo mexicano para ejercer su profesión?
No, para nada. Estoy seguro que hay grandes profesionales en el periodismo deportivo. Para mí sobresalen aquellos que se dedican a ciertos deportes que no son tan populares porque no tienes presiones, te dejan ser el periodista que debes ser. Como tienes esa libertad, te puedes preparar y hacer un periodismo de altura y de ética. Pero los que se dedican a los deportes más vistos, tienen la presión de los dueños, que son los mismos de los medios de comunicación. En ese ambiente, son muy pocos los profesionales que se atreven o consideran que están trabajando en un lugar, no para el dueño de ese medio, sino para la gente que te lee, te ve o te escucha. ¿Para el dueño? ¡No, pues si no es una tesis! Es un medio de comunicación social.
-Hablando del deporte en el que te relacionas, ¿te decepciona todo el futbol mexicano?
¡Muchísimo! Los futbolistas, árbitros, entrenadores, dueños, aficionados y los periodistas. Estoy decepcionadísimo de todo porque no encuentro realmente un eco en ninguna de estas facciones que levante la mano y tenga dignidad. Como periodistas, tendrían que entender la responsabilidad de informar con imparcialidad, de respetar la ética periodística y decir las cosas como son.
De los aficionados estoy decepcionado porque se comen todo lo que les dan de cualquier nivel, de cualquier color, de cualquier sabor. Los aficionados han convertido al futbol en un lugar donde la violencia impera, donde las barras se han creído dueñas del espectáculo y toman un papel preponderante, no como aficionados, sino como fanáticos.
De los dueños porque a pesar de que muchos de ellos son gente muy poderosa en este país, que manejan empresas orgullosamente mexicanas y que tienen mucho conocimiento, llegan al futbol y ahí se pierden, se convierten en comparsas de los medios de comunicación. Se sientan en la mesa de la federación a oír lo que les mandan y ordenan. Eso me decepciona mucho.
De los árbitros porque siendo un grupo pequeño con tanta trascendencia e importancia en el juego, en lugar de aprovechar eso para exigir que se respeten los reglamentos y su personalidad como autoridad, se han convertido en títeres. Les dan órdenes, les cambian la cédula, les dictan lo que tienen que escribir. Han perdido credibilidad.
De los entrenadores porque se prestan y fomentan el juego de los promotores para contratar jugadores que no son los mejores, pero que implica un negocio, todo esto con el aval de los directivos que también les toca una parte.
Y me decepcionan terriblemente los futbolistas, porque son la parte más importante del espectáculo y no lo han entendido. No han dignificado su profesión. Siguen siendo esclavos a pesar de que la gente piensa que porque ganan mucho dinero, tienen que aguantar que los traten como los tratan.
El ambiente en el futbol mexicano está totalmente desvirtuado. Los directivos no piensan en la afición y ésta no piensa en respetar a la afición de enfrente, los jugadores no piensan, ni en directivos, ni afición. Es un egoísmo absoluto y un gran control absoluto y dictatorial de los dueños del balón y eso es terrible, una vergüenza. Podrían estar haciendo un mejor negocio, si la mentalidad cambiara.
-¿Nos importa en exceso el futbol?
Sí, pero aparte de eso, somos un país en el que no pasa nada. Nos molestamos mucho porque nos tapan la avenida Reforma tres días. Por las marchas, les mentamos la madre a los maestros, pero permitimos que todos los días nuestros gobernantes e instituciones oficiales pasen sobre nuestros derechos sin tomarnos en cuenta para nada. Esas cosas me han llamado mucho la atención desde siempre. Crecí en un hogar en el que me hablaban constantemente de valores y en base a eso fui creciendo. Llegué al futbol muy joven, todavía con este idealismo y afortunadamente nunca lo he perdido. Sigo siendo una persona que le da prioridad a cierto tipo de valores sociales en lugar de seguirme por la ruta fácil que obliga a olvidar todo eso, en pos de ganar más dinero, tener mayor exhibición. En el camino me he topado con cosas que te tumban, pero al final estoy muy contento conmigo mismo.
-¿Qué significa para ti ser periodista?
Para mí el periodismo, aunque esté dividió en secciones, es uno solo. Yo soy un periodista empírico que no estudió la carrera. Pero a lo largo del camino he ido aprendiendo. El periodismo es y debe ser la conciencia de la sociedad. Sin el periodismo, viviríamos aislados, no sabríamos lo que pasa en el mundo. Los medios de comunicación son los que conectan sociedades, por eso hay una sola ética y es la que debemos respetar. Debemos cooperar para que le demos a la gente la posibilidad de analizar. Es una gran responsabilidad. Cuando uno habla sobre un tema, estás metiendo una idea a las personas. Es igual que los libros, te abren el mundo. Te dan inquietudes, te provocan curiosidad. El periodista abre el mundo. Si no lo ves así, entonces estás perdido. Para mí, la mayor responsabilidad de un ser humano, después de ser padre, radica en ser periodista. Es una activada maravillosa, un virus que se te mete y no te lo puedes quitar.
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En la zona mixta del Estadio Azteca, con los jugadores preparándose para atender a la prensa, Marisa Lara se mueve con el atrevimiento natural del buen periodista en busca de la nota. En medio de la marabunta informativa, sostiene con orgullo el micrófono de una empresa a la que se siente orgullosa de pertenecer. Consciente de estar metida en un ambiente machista, se ha ganado un lugar entre los reporteros referentes de los últimos años. Arribó a ESPN en sus inicios, donde años después se toparía con uno de sus máximos referentes que la pondría a prueba.
Mientras en otras plataformas se sigue observando la participación femenina con poca ropa, ella ha elegido trabajar “sin necesidad de usar bikini a cuadro”, defendiendo la pasión inconmensurable que tiene por los deportes. La seriedad que muestra en la pantalla está muy alejada del tono relajado con el que amable atiende a la entrevista. Con 16 años de experiencia en radio, prensa y televisión, su voz tiene una validez que le permite dar alguno que otro empujón -sin querer- para ganar una exclusiva. Inquieta y sonriente, sueña con un mundo lleno de paz, con la esperanza de encontrar el tiempo para volver a escribir.
-Has pasado por todas las áreas de medios de comunicación, estuviste mucho tiempo en radio.
Sí, fue una muy linda experiencia, creo que da mucho para ser creativo, además de que es un medio muy noble. Pero de hecho, yo buscaba que se me diera por el lado escrito. Me gustaban mucho las revistas, pero el mundo se empeñó en no dejarme. Aunque sí, en verdad me gustaría volver a incursionar en prensa escrita.
-Te ha tocado una transición importante en lo tecnológico, ¿qué opinas sobre la incursión de las redes sociales?
Como periodistas creo que es algo en lo que tienes que estar involucrado. Existen varios románticos que se niegan a usarlo, pero no se cuánto tiempo vayan a aguantar. Es algo que no puedes detener. Son una herramienta que tiene que ser escuchada, sobre todo Twitter. Me llama mucho la atención lo que ahí se genera. Ha adquirido tanta importancia, que ahora incluso se juzga desde ahí la credibilidad de un periodista. Ha sido importante porque se acabaron las barreras entre las personas, el contacto es más directo. Tiene tanta inmediatez, que genera una responsabilidad todo lo que escribes. Creo incluso que puedes descubrir una persona a través de eso.
-¿Y la privacidad de la persona?
Creo que desde el momento que te identificas con la empresa donde estás y entiendes dónde estás parado, no puedes hacer cosas sin responsabilidad porque represento a una organización muy seria. Si bien no nos obligan a nada, uno lo entiende por sentido común. Tampoco creo que debe de haber confrontaciones directas, eso es algo que no me gusta. Me dejó llevar más por el debate que se pueda generar, sin necesidad de pelear.
-Con esta ebullición de nuevas alternativas a las tradicionales, ¿Qué significa para ti trabajar en ESPN?
ESPN llegó a hacer ruido a este país. Hemos llegado para hacer lo que más nos gusta y generar un mejor producto. Ahora somos una sería competencia, están pendientes de lo que hacemos. Cambiamos la manera de hacer las cosas basándonos en lo que durante más de 30 años tuvo éxito en Estados Unidos, pero lo hicimos a nuestra manera. Innovamos muchas cosas. Para mí es un privilegio porque hago lo que me pasional junto a grandes profesionales.
-La llegada de José Ramón Fernández los puso en el mapa.
Sí, evidentemente. Hay un antes y después en ESPN. Todo empezó con la llegada de David Faitelson. Pero cuando llegó José Ramón fue un golpe decisivo.
-¿Fue fácil congeniar con él? Los dos comparten una afición por los Pumas.
(Risas) Sí, me ha tratado excelentemente bien. Eso sí, es muy exigente. Pero es que no le puedes ofrecer monedas al maestro del periodismo deportivo en México, cuando le puedes ofrecer billetes. Para mí, trabajar con él era un sueño que yo tenía, y la vida te da las oportunidades. Se volvió insistente conmigo, y lo tomé bien. Al principio te ejerce mucha presión porque quiere ver de qué estás hecho. Una vez que te ganas el respeto, es algo muy padre.
-¿Tuvo que ver el hecho de que eres mujer?
Desde que empiezas en esto, el hecho de ser mujer, implica tener que demostrar las cosas al doble. No sé si tengas que estar reafirmándote todo el tiempo, pero sí es algo con lo que vives. Cuando empecé en radio me molestaba porque salía a buscar la nota, sudaba por mi trabajo y mis compañeros entregaban mucho menos material, con más espacio disponible. Un día, un productor me paró en seco. Me dijo que no me podía estar quejando de todo y comprendí que tanta exigencia me iba a ayudar. Al final, en la medida de que te exigen, creces mucho más. Te puedo decir que desde que entré a ESPN, me exigen más que a una persona regular. Yo creo que sí pasa por el hecho de ser mujer que te exigen el doble. Te tienes que ver muy bien, pero también te tienes que romper la cara detrás para conseguir la nota. Es una cuestión complicada, una combinación de muchas cosas.
-Qué opinas sobre esos estereotipos sobre la mujer que todavía predominan en muchos medios.
Uno de mis objetivos es ése. Lo llamo profesionalizar a la mujer en el periodismo deportivo. Quitar esa imagen de mujer objeto que por tradición manejan en las televisoras. Da gusto que cada vez más la gente quiere escuchar lo que uno tiene que decir. Creo que es un virus bueno que se está esparciendo por todos lados. En mi caso, por ejemplo, te diría que la pasión por el futbol no tiene sexo. Esa pasión no te la puedo explicar. La mujer tiene la condición inerte de ser apasionada, de poner todo por delante, eso nos da un plus que debemos aprovechar. Desde siempre he tratado de mantenerme a la altura profesional de mis compañeros, pero desde un principio puse las cosas claras de que era a lo que yo venía. No quiere decir que no conviva o esté amargada, es una línea muy delgada, pero que importa mucho. No me gusta que algunos hombres se sientan con la autoridad de marcarte el error. No se quién les dio ese derecho. A los amigos los escuchas, pero hay otros que se creen que tienen el poder superior para señalar.
-Esa pasión que sientes por la pelota, ¿es el opio del pueblo?
Si lo ves desde el lado social, sí. Pero es que todas las pasiones lo son. Al final cualquier pasión te termina cegando. Acepto que le ponemos mucha atención, pero es algo que no podemos cambiar, es algo que existe y sin duda, todo en exceso es malo. Reconozco también que funciona como un distractor social. Ahora, la culpa no es de quien informa. Es algo muy complejo que implica muchas partes sociales.
-¿Es tonto el periodista deportivo, como lo dicta el cliché?
(Risas) Hay un estereotipo no justificado. Como en todo, no puedes generalizar. Sí creo que hay gente que no se prepara mucho y termina dejando mal parado a los demás, pero no comparto esa visión. Tu cerebro no se cierra ahí, en un sólo tema. Somos capaces de entender todo lo que nos rodea.
-De no haber surgido esta ebullición de nuevos espacios deportivos, ¿trabajarías en alguna televisora?
Alguna vez me imaginé estar en Televisa porque era la principal plataforma que había, pero siempre me visualicé como soy ahora. Nunca me he imaginado saliendo en bikini o minifalda a cuadro porque no es parte de mí. Una vez me preguntaron que hasta donde estaba dispuesta a llegar, y contesté que hasta donde mis principios lo permitan. Quizás estoy tomando el camino más largo y empedrado, pero no me importa. No puedes ir en contra de lo que tú eres.
-En tu biografía de Twitter escribes que sueñas con un mundo de paz. ¿Es más difícil eso o profesionalizar a la mujer en el periodismo deportivo?
Sin duda es más difícil crear un mundo con paz, aunque no es algo imposible. Lo de profezionalizar a la mujer está muy cerca. Hay una ebullición de mujeres inteligentes en diversos medios. Poco a poco se va expandiendo y la gente lo va reconociendo. En un tiempo no muy lejano, la gente va a diferenciar el par de piernas a la persona que tiene algo que decir. Al público no lo puedes engañar.
-¿Qué significa para ti ser periodista deportivo?
Es una de las mayores satisfacciones que he tenido porque me ha dado la oportunidad de viajar, que es algo que me encanta, y conocer un montón de gente interesante. Me ha abierto las puertas al mundo, me ha dado motivos para acercarme a las personas, conocernos sin barreras. Es que me paguen por hacer lo que más me gusta. Desde hace mucho supe que quiera dedicarme a esto. Eso sí, no creo que sea para cualquiera. Requiere de mucho sacrifico. No tienes vida social, hay gente que ha perdido relaciones. Debes amar al oficio.
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En febrero cumplirá 25 años de estar vinculado a los medios de comunicación. A principios de los 90, formó parte de un grupo que refrescaría al periodismo mexicano con la emergencia del diario Reforma. Su vocación ha estado reflejada en prensa escrita, radio, televisión y ahora en internet, demostrando su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. Fiel a las raíces del oficio, ese que investiga y cultiva fuentes, hoy comparte sus conocimientos en una aula, sin tocarse el corazón si uno de sus alumnos no tiene las cualidades para adentrarse a una profesión que “no cualquiera puede realizar”.
Con la buena dicción de su voz trabajada, responde a las preguntas como si estuviera impartiendo clase. Catedrático, defiende con enjundia la verdadera definición del periodismo: “Es investigacion, responsabilidad, cultura y precisión”. Ha entrevistado en varias ocasiones a Pelé y Maradona, soñando un día hacer lo mismo con Messi. Pide que las nuevas generaciones sepan diferenciar al verdadero periodismo entre todo el tráfico mediático que circula en la red. “Como dijo Gabriel García Márquez, lo que importa no es contarlo primero, sino contarlo bien”, opina.
-¿Cómo han cambiado los medios desde que empezaste hasta ahora?
Ha cambiado mucho porque todo lo que condiciona el dinamismo o el flujo de información es la tecnología. Recuerdo que en el 89, cuando empecé, trabajaba en una revista que se llamaba Soccer Internacional. Yo estudiaba y trabajaba a la vez. Y lo típico, te ponían hacer de todo. Prácticamente me aventaba toda la revista y sin sueldo porque era como el derecho de piso. Eso, por ejemplo, no ha cambiado, sea en la plataforma que sea. Lo que ha cambiado ha sido gracias a la internet. Cuando cubrí Francia 98 ya había correo electrónico, pero en Reforma tomé un curso intensivo para utilizar el propio sistema del periódico para que me conectara en un servidor de Francia y usar el propio sistema del periódico. Había mucha desconfianza de lo nuevo. Me ha tocado ver cómo la brecha tecnológica ha marcado la pauta.
-Tanto abarca la tecnología, que ahora un celular basta para informar.
Pero el oficio es otra cosa. El periodismo se tiene que estudiar. Si no de carrera… al menos con seriedad, entrega y pasión. Se requiere ser un autodidacta permanente. Porque también es cierto que la vieja guardia, que tenía carreras alternas como derecho o administración de empresas, entre otras, no lo hicieron pero tenían una gran cultura. Ninguna profesión como ésta es tan transparente. Todos los valores que contiene por dentro quien la ejerce, se notan en cada momento. El periodismo es la crudeza de los hechos.
-¿Está el periodista deportivo estigmatizado con respecto a otras secciones?
Hay una gran desventaja para nosotros. La industria a la que sirve es el entretenimiento y pensamos incorrectamente que eso es malo, cuando los antiguos griegos, lo que hacían, era cultivar el ocio. No se entienda ocio como flojera, sino como cultivo del ser humano y su interior. Esto ha cambiado porque hay una industria que manda. El deporte y espectáculo son entretenimientos. Entonces en redacción, se etiqueta. Los de deportes, son los que trabajan solo los fines de semana. Eso sí, hay poco periodismo de deportes como tal. El periodismo es investigación. La sección debe generar contenidos y en eso hay muy poco en la actualidad. Pululan empresitas y medianas empresas que hacen esfuerzo pero sin rigor periodístico.
-¿La parte académica tiene la culpa de esa falta de rigor?
No, la academia no tiene la culpa. Todo se condiciona bajo la ley de oferta y demanda. Por ejemplo, hay año mundialista y la industria se preocupa en hacer algo para que les toque alguna rebanada del pastel. Sacan empresitas que se ‘refritean’ las notas y listo. Eso no es periodismo. A veces los medios tienen la culpa en no diferenciar eso. Es sensato que se quiera hacer negocio, pero que lo hagan bien. Que no contaminen.
-Pero, ¿no falta nada desde las aulas?
Falta, sí. He tenido la fortuna de conocer varias universidades para corroborarlo. Faltan maestros de calidad. Los periodistas no han llegado a las aulas desafortunadamente, porque cada vez que tienes a un maestro en el aula, resulta que tiene que tener ciertas credenciales para que el alumno le crea. También afecta la falta de calidad en los salarios. De las dos profesiones más mal pagadas en México son las de profesor y periodista. Cuando ves ese tipo de cosas, da pena. También hace falta que los maestros hayan evolucionado con la tecnología, consciente de lo que han provocado las redes sociales.
-Como profesor, ¿ves bien a las nuevas generaciones a las que enseñas?
Creo que les falta diferenciar el periodismo de lo demás. Hoy internet se prefiere antes que la televisión. Ese es un dato importante. Todos los medios están para ser consumidos. Lamentablemente muchos presentan la misma nota de la fuente pero revolcada. No hay un valor agregado. Para mí, el periodismo deportivo, es algo muy serio. El verdadero periodista investiga, aunque lamentablemente falta una cultura de investigación en el periodismo de este país. El periodista tiene que ir a todas sus fuentes, ordeñarlas y cultivarlas. No solo es informar, sino presentar contenidos de calidad. Ahí si tiene una labor muy grande la academia. Impartir los conocimientos para que realicen bien el oficio.
-¿Cómo ves el futuro del periodismo deportivo, sobre todo con las nuevas propuestas que de a poco se han afianzado?
Todo medio que nace a la luz es bueno por el simple hecho de ser una nueva propuesta. Eso significa que haya ilusión de que esto mejore. Lo que pasa es que falta periodismo especializado. Con la tecnología, tiene que especializarse el periodista. Hacer eso, económicamente te podría sustentar, dar un salario decente. Por ejemplo, me parece lamentable que haya medios como El Sol de México, que paguen 5 mil pesos mensuales. En México no se considera al periodista como un profesional de alto nivel.
-¿Quién tiene la culpa de eso?
La culpa es de los dueños de los medios informativos. Si no tienen los recursos suficientes para mantener una nómina, ¿para qué salgo a la luz? Terminan abaratando la profesión. Es lamentable porque se quedan ahí, no les queda de otra. Al final no importa si no eres egresado de periodismo, siempre y cuando estés bien informado.
-Pero igual en la sociedad, ¿no crees que se demerita al periodista deportivo?
Ese es un punto importante. El periodismo de calidad, incluso el deportivo, es un gran producto. Falta en México asimilar esta cultura para que existan mejores salarios e inversiones al respecto. Ahora, los medios que se prestan mejor para el periodismo deportivo son los escritos, por su espacio para el relato. Pero la tecnología cuenta y ahora el periodista debe estar habilitado para ser multimedia.
-Por último, ¿hay algo que le recomiendes a los estudiantes?
Un periodista sin especialización es como si estuviera trunco. La actualidad exige una mejor clase de profesionales, aunque, insisto, lamentablemente en México no estarán bien remunerados. Pero confío en la vocación como gen de supervivencia del periodista deportivo que deberá luchar contra todo, incluso contra él mismo para continuar con su trayectoria profesional. Pero sin duda, la especialización es la corriente que todos deberíamos buscar. Si no, al rato terminaremos haciendo periodismo farandulero. Ese donde abundan los chismes, con gente que pregunta estupideces. Pues para allá va el periodismo de deportes. Hay reporteros que van a la conferencia con la pregunta reventadora o el que va a pedirle la foto a un jugador. En eso si tiene una labor la academia. Cuando yo doy clases y veo cualidades en alguien, trato de fomentarlas y ayudar a esa persona. Pero cuando no, lo desengañas. Que se dedique a otra cosa.