"Servir y Proteger: el fiscal jefe de Kabul, un general de la policía y cuatro agentes me escoltaron hasta (el puesto de) inmigración. Todo muy amistoso", tuiteó Rosenberg poco antes de despegar desde el aeropuerto internacional de la capital afgana.
El vuelo, que lo lleva a Nueva York con escala en Dubai, salió del aeropuerto internacional de Kabul a media tarde hora local, según explicó a Efe una fuente policial de la terminal aérea.
"La primera expulsión de un periodista desde el fin del período talibán -que finalizó con la invasión estadounidense de Afganistán en 2001- es un lamentable retroceso en la libertad de prensa del país", sentenció hoy en un comunicado el embajador de EU en Kabul, James B. Cunningham.
Rosenberg recibió ayer la notificación de que debía abandonar el país en 24 horas, después de que el martes se opusiera a desvelar a las autoridades afganas la identidad de las fuentes anónimas que le informaron de que en el Ejecutivo afgano se tramaba la formación de un "gobierno interino".
Según el reportero estadounidense, la orden de que lo expulsaran del país llegó desde "la presidencia" de Hamid Karzai, por lo que lamentó que los afganos padezcan "lo peor porque las autoridades no respetan la ley", de acuerdo con su cuenta de Twitter.
Karzai, por su parte, aseguró en un comunicado que artículos como el publicado por el periodista de "The New York Times" "no deberían permitirse", pues suponen actos "de conspiración e interferencia extranjera con el objetivo de desestabilizar Afganistán".
"El Centro de Medios de Comunicación e Información del Gobierno afgano es consciente de que (The New York Times) realiza actividades de espionaje bajo (la máscara) del periodismo", espetó hoy el presidente Karzai en su nota.
La situación en Afganistán es conflictiva debido a un proceso electoral que avanza a trompicones desde que se celebró la segunda vuelta de las presidenciales el 14 de junio, lo que explicaría el intento, como aseguró el diario, de crear un "gobierno interino".
La crisis comenzó cuando uno de los dos candidatos presidenciales, Abdulá Abdulá, se negó a aceptar el resultado del recuento preliminar de votos, que daba como vencedor a su contrincante Ashraf Gani, con un respaldo del 56.4 por ciento.
Abdulá amenazó entonces con abandonar la carrera presidencial y crear un Gobierno paralelo porque aseguraba que se había producido un "fraude a escala industrial" preparado por Gani, por el saliente presidente Karzai y por la Comisión Electoral afgana.
Sin embargo, gracias a la mediación del secretario de Estado de EU, John Kerry, los dos candidatos alcanzaron un acuerdo por el que se auditaría el cien por cien de los 8,1 millones de votos depositados y se crearía, tras conocerse los resultados, un Gobierno de unidad nacional liderado por el vencedor.
Pero el recuento, que comenzó el pasado 17 de julio, avanza muy despacio debido a las diferencias entre los equipos de Abdulá y Gani respecto a los parámetros a seguir a la hora de invalidar o no una papeleta, lo que ha paralizado en varias ocasiones la auditoría.