Ciudad de México, 21 de agosto (SinEmbargo).- Sucede en la Argentina, pero el valor de un tema que tiene presencia en todo el mundo ha vuelto la mirada hacia dicho país sudamericano donde el próximo 28 de agosto debería estrenarse el documental Borrando a papá.
Decimos “debería”, porque según sus realizadores, diversas organizaciones feministas han censurado la película y es probable que no ingrese a las carteleras.
“Hay toda una industria que se beneficia con alargar el conflicto y mientras ese conflicto no se resuelve los que pagan en pato son los hijos”, dice un abogado en el filme dirigido por Ginger Gentile y Sandra Fernández Ferreira.
El documental denuncia una problemática en aumento: la obstrucción de los vínculos entre padres e hijos que, en procesos de divorcios conflictivos, se ven inmersos en un sistema que considera al padre peligroso y un accesorio prescindible en la crianza de los hijos y lo aparta sistemáticamente.
Borrando a papá devela cómo a partir de esta obstrucción de los vínculos familiares que dura meses o años se ha creado un negocio del que muchos profesionales se benefician y se encargan de perpetuar, explican los realizadores en la página web oficial del filme.
EL PADRE ES EL MALO, LA MUJER ES LA VÍCTIMA
El documental que tanta polémica ha despertado en Argentina es reflejo de un problema mundial asentado sobre una premisa maniquea que se ha constituido como clásica y en muchos sitios incuestionable sobre el tema de los padres en relación con sus hijos cuando acontece el divorcio.
Esa premisa consiste en criminalizar de antemano al padre y victimizar siempre a la madre. Son muchísimas las estadísticas que en tal contexto establecen que la gran mayoría de denuncias de supuestos abusos por parte del varón a sus hijos es falsa y cuando se cae en la cuenta de la verdad ya han pasado muchos años en que los niños no vieron a su padre.
Borrando a papá, difundida con el slogan “cuando la lucha por tus hijos es convertida en un crimen”, es una película que intenta poner en primer plano el artículo 3 de la Convención sobre los derechos del niño que establece que “los Estados Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular”.
En casi todo el mundo, la madre goza de privilegios muchas veces incuestionables sobre los hijos y lo que hace el documental de Gentile y Ferreira es mostrar la otra cara de la moneda.
Por ejemplo, si un hombre llega a la justicia para denunciar lo desquiciada que está su ex mujer y cómo corren peligro sus vástagos, no habrá quien lo tome en cuenta. ¿Resultado?: los niños morirán a manos de su madre, quien de ese modo habrá cumplido las amenazas varias veces vertidas a su ex cónyuge y que los jueces no escucharon. Eso muestra Borrando a papá.
Está el caso de Yura, quien fue denunciado por hablar ruso a su hijo y ahora no lo puede ver y están los testimonios de Héctor, Claudio, Guillermo, Diego y Sergio, todos padres que por una razón u otra se vieron impedidos de tener un trato directo con sus niños.
Según los realizadores del filme, hay en Argentina una verdadera industria de profesionales e instituciones que se valen del conflicto permanente, echando mano de medidas judiciales, “ denuncias de contenidos ridículos o incluso falsos, para mantener a los padres alejados”.
“Borrando a papá es la historia de muchos padres que no se resignan y de instituciones y profesionales que, sin ningún tipo de pudor, admiten trabajar para erradicar al padre de la vida de sus hijos y desvían los recursos que podrían estar siendo utilizados para proteger a las verdaderas víctimas de violencia”, afirman.
Los padres, así, son castigados por ser hombres, “por pertenecer al género masculino, estigmatizándolos como violentos y peligrosos y devela la doctrina que propone la exclusión del padre por considerarlo una amenaza”, agregan.
“Esta doctrina fue traída a nuestro país por el tristemente célebre psicólogo Jorge Corsi quien fuera parte del gobierno de Videla, considerado como una eminencia en temas de violencia y abuso intrafamiliar y que proponía que el hombre es siempre el violento y la mujer siempre la víctima. Hoy, cumple una condena por pedófilo confeso. Innumerables profesionales siguen aplicando su método…”, revelan.
EN LA OTRA ORILLA
Las redes sociales y las organizaciones feministas pusieron el grito en el cielo cuando vieron el contenido de Borrando a papá, al punto de que una de estas instituciones, llamada Salud Activa, está recolectando firmas en change.org, destinadas a impedir la difusión del documental.
“El Síndrome de Alienación Parental (SAP o PAS) que alude este documental fue declarado inexistente y su uso ilegal en la Argentina, por los daños irreparables que causa su aplicación”, dicen al considerar que “este inexistente síndrome busca destruir la credibilidad de los niños que no quieren ver a sus progenitores cuando estos fueron sus agresores sexuales o físicos”.
“Esconden que la justicia ordena la suspensión del vínculo solo cuando la sospecha de abuso o maltrato está validada por los profesionales de la salud de forma inmediata como modo de proteger la vida e integridad de los niños víctimas”, agregan.
[youtube UI9TBEuNXe0]“La difusión de este documental implicaría un grave y lamentable retroceso en los esfuerzos hechos por toda la sociedad para evitar que los agresores se presenten como víctimas de sus propios delitos”, concluyen, exhortando a los firmantes a luchar por “una infancia libre de violencia y abuso”.
La polémica está servida y el debate vale la pena. Se trata de un tema que no es menor en los vínculos parentales y donde lo maniqueo impide reflexionar con entereza y generosidad.
LAS DIRECTORAS SE DEFIENDEN
Ginger Gentile y Sandra Fernández Ferreira expresaron que su película “saca a la luz un problema tabú, oculto en la manipulación de las estadísticas de violencia de género; en la estigmatización del padre varón como violento per se”, según dijeron al periódico en línea Noticias Judiciales.
Para las directoras, el tema está latente “en el funcionamiento de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte y en la violación de derechos constitucionales que protegen el vínculo entre padres e hijos, la garantía de defensa en juicio y la presunción de inocencia, a partir de cinco casos de padres que se han visto impedido, por distintas situaciones, de mantener contacto frecuente con sus hijos y que reflejan el tratamiento prejuicioso y antijurídico con que opera la Justicia de Familia argentina”.
El periódico mencionado también difundió un texto de diversas agrupaciones y organizaciones de padres alejados de sus hijos que solicitan al Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (INCAA) que fije fecha de estreno para el documental “y que no ceda a las presiones de un grupo de organizaciones feministas que reclaman que el filme sea censurado”.
Borrando a Papá tiene, como dijimos, fecha de estreno para el próximo 28 de agosto, si es que los sectores más radicales del feminismo argentino no lo impiden-
“¿Por qué algunos sectores tienen tanto miedo a la difusión de un documental de bajo presupuesto sobre los divorcios conflictivos? ¿Por qué quieren tapar una denuncia que revela que hay miles de niños que no pueden ver a sus papás, madres, abuelos, hermanos y tíos por un sistema de juzgados de familias que no prioriza los vínculos familiares, contrariamente a lo que establece la Convención Internacional de Derechos del Niño?”, se preguntan las directoras del filme.
El debate recién empieza.