Los cabilderos de las empresas españolas se han metido, literalmente, hasta la cocina de Los Pinos. Mientras académicos, políticos y activistas reclaman el oído sordo y la imposición sin debate de la Reforma Energética, un español hombre presume de poder hablar, casi a diario, con el Presidente de México. Pero no es cualquier hombre. Representa a una de las empresas más poderosas del sector energético mundial, una de las que se verán beneficiadas con la apertura que Enrique Peña Nieto logró en tiempo récord...
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Ciudad de México, 21 de agosto (SinEmbargo).– El Presidente Enrique Peña Nieto no requiere ir a España para que alguien le susurre de las conveniencias de abrir el sector energético a las empresas de ese país.
Es suficiente con que el mandatario llame uno de los siete coordinadores de la Oficina de la Presidencia para que un miembro de la Junta de Iberdrola México se haga presente.
Y es que existen nombres que no dicen no mucho, que en el panorama político mexicano poco han destacado, pero en el momento en que el sector energético ha quedado abierto, su influencia ha estado en la primera línea de fuego.
Uno de esos nombres es el de Jesús Ramírez Stabros, integrante del Consejo de Administración de Iberdrola México desde el 5 de julio de 2013, según se aprecia en la propia página de Internet de la multinacional energética y una de las beneficiarias de la apertura del sector eléctrico.
El portal de la Oficina de la Presidencia de la República también consigna en su directorio a Jesús Ramírez Stabros, quien se desempeña como Coordinador de Vinculación, cargo por el que “promueve las relaciones interinstitucionales de la Oficina de la Presidencia con organizaciones e instituciones de los sectores público, social y privado. Atiende las solicitudes y peticiones de grupos sociales”.
La función operativa más importante desempeñada por Jesús Ramírez ha sido como enlace entre Los Pinos y las Cámaras de Diputados y de Senadores, papel especialmente intenso durante la pasada reforma constitucional en materia energética.
El cargo de Ramírez Stabros es equiparable al de un Subsecretario de Estado por lo que recibe un sueldo mensual neto de 138 mil 765 pesos más todas las prestaciones propias de su nivel jerárquico.
En 2009, cuando era Diputado federal de la oposición priista, criticó los gastos de la Oficina de la Presidencia:
“Es un abuso, sobre todo el que no exista comunicación clara y explicación exhaustiva por parte de la Secretaría de Hacienda y por parte del Ejecutivo federal del gasto que hace”, reprochó entonces.
Jesús Ramírez Stabros depende directamente de Aurelio Nuño Mayer, el influyente jefe de la Oficina de la Presidencia y ex coordinador de asesores de Luis Videgaray Caso cuando el hoy Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) pasó por la Cámara de Diputados.
Así, Ramírez Stabros es parte del grupo inmediato de asesores que apoyan a Enrique Peña en la toma de decisiones de coyuntura.
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México es nodal para el negocio mundial de Iberdrola. Según su información corporativa, entre 2014 y 2016, la compañía invertirá 16 mil millones de pesos que se sumarán a los cerca de 36 mil millones que han desembolsado ya en el país a través de sus dos subsidiarias: Iberdrola Generación México y Iberdrola Renovables México.
La firma ibérica prevé ampliar su capacidad térmica mediante centrales de ciclo combinado de gas, hidrocarburo colocado en el centro de las discusiones y en que se basa la promesa presidencial de reducir el costo de la electricidad.
Todo está en marcha. A las recientes adjudicaciones obtenidas para el desarrollo de plantas en Baja California y las previstas en el sector conocido como Norte III se suma la ampliación de una más en Monterrey.
El gigante energético también avanza hacia la generación de energía eólica en el Istmo de Tehuantepec.
Las metas de Iberdrola en México son claras: “Potenciará su liderazgo como primer generador privado de energía eléctrica”.
Los planes de Iberdrola, junto con otros interesados en el sector como Repsol y OHL, han sido empujados por funcionarios españoles y, de manera decidida, por su prensa. En este sentido se ha señalado al Grupo Prisa, consorcio que edita al diario El País, el más influyente en el mundo hispanohablante, de promover desde sus páginas los cambios constitucionales en México.
Sin rodeos, sus directivos han sostenido que ven con simpatía las reformas y no han dudado en calificar como “valiente” al Presidente mexicano por presentarlas al Congreso de la Unión.
El rotativo ha elogiado el papel conductor del Secretario de Hacienda Luis Videgaray, de quien han subrayado su capacidad de remover el tema del narcotráfico como el central en la agenda mexicana para colocar, en su lugar, el de la economía.
Lo que no ha dicho El País, no de manera explícita, es que Javier Díez Polanco, ex director general de Grupo Prisa-El País es otro miembro del consejo de administración de Iberdrola México.
En la misma mesa directiva aparece la mexicana Eugenia Solana Morales, consejera independiente, de quien se dice:
“Consultora en asuntos de índole Financiero para Banco Santander, Asociación de Bancos, en temas de energía: para Pemex en el diseño de los contratos de servicio múltiple”.
Algo más de la trayectoria de la presidenta de Solana Consultores y Asociados:
*Entre 1993 y 1995 fue directora de Servicios al Comercio Exterior de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial. Participó en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
*Durante 1988 y 1989 trabajó en la Gerencia Jurídica de Pemex como encargada de los acuerdos y contratos que involucraran las 200 millas náuticas del mar patrimonial mexicano.
Georgina Kessel Martínez, ex Secretaria de Energía, directora de Banobras en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, se integró en 2013 al Consejo de Administración de la matriz empresarial de Iberdrola.
Como titular de Energía y presidenta del consejo de administración de Pemex, de diciembre de 2006 a enero de 2011, participó en la adjudicación de los mayores contratos a Iberdrola por cerca de 20 mil millones de pesos. El 11 de noviembre de 2008, una vez aprobada la previa reforma energética de Felipe Calderón, Kessel declaró que “el 70 por ciento de las actividades de Pemex en exploración y producción ya las realizan otras empresas”.
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El currículum vitae de Jesús Ramírez Stabros está disponible en el sitio electrónico de Iberdrola. Ahí se indica que cursó la licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de México (UAM) y una maestría en Economía y Gobierno en la Universidad Anáhuac. Actualmente cursa un doctorado en Políticas Públicas.
También es capitán piloto aviador, aunque en la hoja de vida presentada por la empresa privada a la que pertenece no se indica su función vigente en el gobierno federal.
Ramírez es un político de toda la vida. Fue secretario particular de Enrique Jackson Ramírez en los viejos tiempos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Departamento del Distrito Federal.
Ha sido Diputado local priista en su estado, San Luis Potosí, en dos ocasiones una de las cuales fungió como presidente de la Comisión de Hacienda. También ha sido Diputado federal dos veces.
En la anterior, de 2006 a 2009, promovió aspectos para admitir la inversión privada mediante contratos, por ejemplo, para la exploración petrolera en aguas profundas. Ese paquete de cambios fueron los impulsados por Georgina Kessel.
En su calidad de ex dirigente de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores ha defendido los términos de negociación entre los gobiernos y las centrales sindicales de raíz priista, como la suya.
Jesús Ramírez Stabros es un hombre cercano a Emilio Gamboa Patrón, el líder priista en el Senado que protagonizó los recientes cambios constitucionales. Nacido en 1963, ha pretendido la gubernatura de su estado, San Luis Potosí, un estado rico en minerales y ya sobreexplotado por algunas empresas, como Grupo Minero México, hoy responsable del desastre ambiental en Sonora.
La página de Facebook del miembro de la junta directiva de Iberdrola y Coordinador de Vinculación de la Oficina de la Presidencia lo muestra con un gusto musical versátil y se dice tan admirador de la cantante grupera Ana Bárbara como del clásico Johann Pachelbel.
¿Y qué le gusta ver en la televisión al hombre que desayuna en la Presidencia y merienda en Iberdrola? El propio Ramírez Stabros responde: House of Cards.
EL DIABLO SE VISTE DE ROJO
El árbol genealógico de quienes cabildean para los españoles no es muy basto, aunque sí es muy fuerte. Sus raíces ideológicas se hunden en la formación más afecta al libre mercado y que, en México, se consolidó en las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) hasta florecer en el pensamiento en las universidades de Estados Unidos, principalmente.
El árbol ha sido regado con cuidado y esmero por Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón y sus ramas se han extendido hacia las posiciones claves de los negocios, los verdaderos negocios en México: energía, comunicaciones, banca y, por supuesto, la función pública.
Hoy, como quizá no ocurría desde el México anterior a la Independencia, los frutos llegan generosos hasta el otro lado del Atlántico, a España, a donde la clase político-empresarial que mejor define el complejo presente mexicano realiza su mayor esfuerzo de venta.
Si se observan las fotografías en que el Presidente Enrique Peña Nieto recibe con una sonrisa casi jubilosa la playera roja de su equipo de futbol, el Toluca, de manos de su propietario, Valentín Díez Morodo, se entiende con claridad que este hombre no es cualquier empresario.
Díez Morodo es descendiente empresarial y sanguíneo de los industriales de León, Asturias y Galicia que, en México, encontraron su representación en el nombre de Pablo Díez, fundador de Grupo Modelo.
Amigo personal de Arturo Montiel Rojas e hijo de Nemesio Díez Riega, de quien “La Bombonera” lleva su nombre oficial, la fortuna de Valentín Diez deviene del negocio cervecero vendido el año pasado a una cervecera belga.
Aun así, “los diablos rojos” mantuvieron en su pecho la marca de cerveza Victoria –la que era sólo de los mexicanos– por algunas temporadas hasta que recientemente se sustituyó por el nombre de Banamex, banco estadounidense.
Luego de la transacción, dijo el propio Diez, buscó dinero en “los sectores que más crecimiento prometen en México”, lo que se traduciría en su aparición en listados de consejos de administración a un lado y otro del Atlántico en empresas de los ámbitos de información y de la construcción.
Díez Morodo no sólo pesa por las alegrías futboleras que da al Presidente de México, sino porque es presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE) y vicepresidente de los Consejos de Administración de Kimberly Clark México y Grupo Aeroméxico.
Adicionalmente es consejero de Grupo Financiero Banamex, Acciones y Valores Banamex, International Advisory Board Citigroup, Grupo México, Grupo Kuo, Grupo Dine, Mexichem, OHL México, Zara México y Telefónica de México, la avanzada en telecomunicaciones del empresariado español.
Valentín Díez está vinculado estrechamente con Ximena Caraza, directora de ProMéxico en España, cuñada de Claudio X. González y quien aparentemente es una de sus operadoras. También Caraza fungió como enlace de Iñaki Urdangarin, el Duque de Palma y cuñado del Rey Felipe VI, frente al gobierno mexicano en los sexenios de Fox y Calderón. La mujer fue acusada el año pasado de corrupción, cuando estaba al frente de la Oficina de Promoción Turística de México.
La Secretaria de Turismo de México, Claudia Ruiz Massieu, ha sostenido una intensa de trabajo en España y en días pasados participó en un desayuno informativo organizado por el influyente lobby Nueva Economía Forum. La intervención de Ruiz fue patrocinada por OHL.
Muchas de las empresas en las que participa Díez Morodo estuvieron presentes en el almuerzo que ofreció Rajoy a Peña Nieto en su visita a Madrid. La propia Caraza también estuvo.
Durante su visita, Peña acudió personalmente a la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales para reunirse con los presidentes de 60 empresas españolas y mexicanas.
Otros empresarios de influencia son los presidentes de BBVA, Francisco González y de Santander, Emilio Botín. El mundo es pequeño: Santander fue el banco que ejecutó la venta de Grupo Modelo.
ORGULLO CRIOLLO
OHL nació en 1911, en Bilbao, España, de la fusión de las constructoras Obrascón, Huarte y Lain.
OHL México, SAB de CV inició su actividad en México en 2002. Desde entonces se ha consolidado como la principal operadoras de infraestructuras de transporte en la Ciudad de México, tanto por número de concesiones asignadas como por kilómetros de autopistas administradas.
El 14 de julio de esta año, el diario Reforma reveló cómo la empresa constructora española OHL había obtenido en 18 meses siete contratos de obra pública por 41 mil 594 millones de pesos, incluido uno de 10 mil millones con el gobierno de Puebla, facilitado por el Jefe del Ejecutivo.
Actualmente la firma española construye, administra, opera y mantiene seis autopistas de peaje y un aeropuerto.
En 2003, el gobierno de Arturo Montiel Roja concesionó a OHL el Circuito Exterior Mexiquense, una vía urbana de cuota con 110 kilómetros de extensión, atraviesa 18 municipios del Estado de México conurbados al Distrito Federal. Su trazo y funciona como un enorme libramiento de la capital mexicana al conectar las autopistas –cuya quiebra, hace algunos años, fuera rescatada con recursos públicos– a Querétaro, Toluca, Pachuca y Puebla.
En 2008, ya en la administración de Enrique Peña Nieto y siendo su Secretario de Finanzas Luis Videgray, el gobierno mexiquense adjudicó al gigante español el Viaducto Elevado Bicentenario.
Grandes negocios. Por eso llaman la atención los nombres que aparecen en el consejo de administración de OHL: Carlos Ruiz Sacristán, Jesús Reyes-Heroles González-Garza y Valentín Díez Morodo.
Y, sobre estos, en calidad de Presidente de OHL México, brilla el nombre de José Andrés de Oteyza, ex Secretario de Patrimonio y Fomento Industrial en el Gobierno de José López Portillo –quien se afirmaba a sí mismo en su carácter “criollo–, y dirigida por Sergio Hidalgo, ex director del ISSSTE y el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, el órgano de gobierno que –las ironías nunca faltan– se ocupa de sacar a subasta lo que la autoridad confisca al crimen. *