Por Ulises Zamarroni Martínez, especial para SinEmbargo
Ciudad de México, 21 de julio (SinEmbargo/El Informador).–En un rincón de la habitación 206 del hospital San José en el centro de Zamora, Michoacán, se acumulan decenas de flores y regalos. Los presentes dan cuenta de los hijos, familiares y amigos que visitaron a Rosa Verduzco Verduzco, durante unas horas.
La mañana de ayer en su cuarto el ambiente era festivo porque una noche anterior se retiraron las cuatro mujeres de la Policía federal que custodiaban a “Mamá Rosa”. Ellas y los otros agentes que resguardaban el nosocomio se fueron luego que un agente del Ministerio Público Federal decidió no fincarle cargos para consignarla ante un juez.
Son las 10:00 horas y afuera del inmueble hay unas 20 personas y algunos periodistas, todos ansiosos. Esperan verla en persona, unos porque la aman y otros porque es noticia.
Un reportero de este medio fue autorizado para presenciar una visita que hicieron familiares cercanos a la fundadora de la casa hogar La Gran Familia.
“No podía echarme un pedo sin que me vieran feo”, soltó la mujer de alrededor de 80 años a los visitantes en turno, minutos antes de que le llevaran fruta, yogur, huevos y leche para desayunar.
En la breve charla se descubre la esencia de la mujer dura que cuentan todos los que la conocen.
“Quisieron quebrarme, pero no pudieron. No me voy a dejar de ellos”, replicó molesta cuando una de sus hijas le pidió que ignorara rumores y señalamientos en su contra.
En el lapso de tiempo que hay para acompañarla, se evita abordar el tema de la situación en el internado que aún es resguardado por el Gobierno federal, esto para no afectar más su salud.
En la despedida los hijos le desean lo mejor y le dan ánimos. En este momento ya saben que “Mamá Rosa” será trasladada a un hospital de Guadalajara para realizarse un proceso de cateterismo.
“Sea fuerte mamá, no se rinda, síganos dando ese ejemplo de fuerza que nos ha inculcado siempre”, le pide uno de sus hijos antes de abandonar el cuarto.
