Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo).– La revista The Economist, con un fuerte peso en el sector económico y político global, critica en un artículo al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, por el endurecimiento del Hoy No Circula. Dice, básicamente, que ni en términos sociales, políticos o ambientales, la medida se sostiene.
Mancera ha sido criticado fuertemente por las nuevas medidas restrictivas. El gobierno de la Ciudad de México argumenta que, a cambio, habrá menos contaminación a finales de este año. Pero gobernadores como Eruviel Ávila, un priista del Estado de México, han apelado a suavizar la medida. Otros actores políticos también. Como Andrés Manuel López Obrador, quien abiertamente han criticado a Mancera por atentar contra las clases más desprotegidas. Y de eso trata el texto de The Economist.
La medida del gobierno de la capital del país de establecer el programa “Hoy No Circula” sabatino para unos 35 mil vehículos con más de 15 años de antigüedad tendrá nulos resultados en el combate a la contaminación si no va relacionado con un programa eficiente de mejoras en el transporte público, advierte el semanario inglés The Economist.
La publicación destaca que además de esta medida, las autoridades debieron de haber implementado otras acciones colaterales como retirar de la circulación cientos de autobuses de recolección de basura que a todas luces echan humo y deja cierto olor a su paso.
“En su lugar simplemente prometió una caída del 11 por ciento de la contaminación en un año”, señala.
The Economist acusa a Mancera de imponer la medida más “draconiana” en la historia de la ciudad.
“La evidencia de que este tipo de prohibiciones de circulación funcionan es en cualquier caso cuestionable. Los investigadores internacionales han descubierto que el programa original 1989, aunque exitosa en el corto plazo, llevó a muchos conductores a comprar un coche usado para conducir el día que el otro coche no lo hiciera y eso aumentó la contaminación. Algunos mexicanos se disputan este tipo de estudios, pero sin embargo argumentan que con un mejor transporte público no son necesarias prohibiciones tan estrictas. Un integrante de una administración anterior de un gobierno perredista de la ciudad dijo: ‘El medio ambiente que está mal, socialmente es peor, y políticamente es absurdo’".
La publicación citó el ejemplo de la Línea Dorada del Metro, que a sólo año y medio de su inauguración, cerró desde marzo 12 estaciones, por problemas de construcción, afectando a casi 450 mil pasajeros “para los que todavía no hay una solución rápida y eficiente en el transporte”.
Destaca que la prohibición de Mancera sigue un patrón que inició desde que asumió el gobierno, en diciembre de 2012: “El Gobierno del señor Mancera no ha mostrado un buen oído para los problemas de transporte. El año pasado dejó durante meses que los maestros en huelga entorpecieran el tráfico, sin mover un dedo (que culpó al gobierno federal en su lugar). También le ha echado al gobierno anterior, la culpa por la suspensión este año de parte de la nueva "Línea Dorada" de la red de Metro”.
“Sus políticas han alarmado a los miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual el señor Mancera es parte. Los afectados por las nuevas medidas conducen principalmente los coches viejos, porque no pueden darse el lujo más nuevas. Los sábados son cuando visiten a familiares o hacer la compra semanal o reabastecer sus pequeñas empresas”, publica.
“En los años 1980 se dijo que respirar el aire en la Ciudad de México era como fumar dos paquetes de cigarrillos al día. En los dibujos de los niños, los cielos eran un marrón sucio, no azul. Desde entonces, una serie de medidas ha hecho mejore la calidad del aire. Los parques están llenos de corredores, y los domingos la mayor parte del centro de la ciudad se convierte en un espectáculo sin coches de ciclistas, patinadores y abuelas que ejercen”.
Estados adyacentes han unido a la medida argumentado que el "día sin auto" mejorará la salud pública, pero “hasta el momento, la ira pública es el efecto más palpable”.
En el caso de la Ciudad de México ya se han realizado una serie de manifestaciones en contra de la medida a la que los afectados califican de discriminatoria, incluso ya se ha interpuesto amparos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), mismas que han sido admitidas para su estudio y resolución, pero se ha negado conceder la suspensión provisional de la medida.