Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).– La seguridad de sus ciudadanos es el problema más grande de América Latina, dice The Economist en un artículo publicado el día de hoy. En el caso de México, revela estadísticas que enseñan que, en 2012, de cada 100,000 personas, entre 20 y 30 fueron asesinadas. En una encuesta, más del 60 por ciento de la población dijo tener poca o ninguna confianza en el sistema judicial mexicano.
El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas revela que Latinoamérica es la única región del mundo en donde la taza de asesinatos ha aumentado en la primer década de este siglo. El semanal inglés agrega que los asaltos se han triplicado en los últimos 25 años y que las extorsiones crecen a ritmo acelerado.
A pesar de sus problemas de crimen e inseguridad, México no es el país con mayor violencia de la región, muestra la revista londinense. Una escalofriante estadística indica que el país más violento es Honduras. Allí, un niño recién nacido tiene una probabilidad de uno en nueve de morir asesinado.
Son muchos los factores que explican el crimen en Latinoamérica, escribe The Economist, que ofrece motivos que claramente describen a México:
“La demanda extranjera de cocaína; los intentos de detener el comercio de drogas, que han resultado en la propagación del crimen organizado; crecimiento en el consumo local de drogas que no ha hecho sino agravar los problemas existentes. Un aumento en el número de varones jóvenes, muchos de los cuales han recibido una educación paupérrima y que ganan sueldos bajos trabajando en la economía formal, es otro motivo. Así también lo es una distribución desigual de los ingresos. La ubicuidad de armas de fuego significa que a menudo el crimen es violento”.
Más allá de las razones que empujan a los criminales a cometer delitos, hay una debilidad incapacitante en las instituciones básicas que defienden la ley, acusa el semana inglés. No hay confianza en el sistema judicial, y con razón, existe una gran impunidad criminal. Un dato de la revista muestra que mundialmente la taza de convicción por homicidio es de 43 convicciones por cada 100 asesinatos. En Latinoamérica esa cifra está cerca del 20.
La policía es esencial para el funcionamiento de la justicia, pero no es ni mucho menos el único elemento necesario. En las cortes de América Latina los juicios suelen ser documentales, lo cual lleva a procesos más largos y mucho menos efectivos.
Durante los últimos años, Colombia es uno de los países que ha modificado su sistema judicial a uno de juicios orales, señala The Economist y México está en el proceso de hacer ese cambio.
El Estado de México ya tiene actualmente el sistema de juicios orales, y ahí, según un estudio que cita la revista con base en Londres, 43 por ciento de los convictos encontraron que su juicio y sentencia fueron injustos. Una cifra desfavorable, pero en la Ciudad de México donde los procesos son todavía documentales, 67 por ciento estuvieron en desacuerdo.
El semanario inglés también reconoce que las revisiones legales del 2008 en México llevaron a que se limitaran las detenciones previas al juicio, que son un problema grande en la región latina. Muchos arrestados son puestos en detención indefinidamente, sin que hayan sido enjuiciados, y viven en prisión mucho tiempo antes de que les sea restituida su libertad o reciban sentencia.
Las cárceles son un ámbito que definitivamente necesita ser reformado, dice The Economist. En toda América Latina las prisiones suelen estar abarrotadas y tienen condiciones deplorables. Cotidianamente los prisioneros son golpeados por el personal de seguridad y por otros encarcelados.
Una gráfica colocada en el semanal londinense detalla la situación de México: Muestra que 40 por ciento de los prisioneros dicen haber sido golpeados por los guardias; casi 80 por ciento acusan maltrato a manos de otros convictos. Además, estar en una prisión latinoamericana puede resultar mortal. En la región suceden tres veces más homicidios dentro que fuera de la cárcel.
La situación de los mexicanos es a menudo similar a la de otros latinoamericanos que han encontrado diversas maneras de resolver problemas que atañen a México. En República Dominicana, dice The Economist, se ha implementado un sistema penitenciario cuyo propósito es más reformar que castigar. Ha tenido éxito. El año pasado solamente 2.6 por ciento de los presos liberados volvieron a caer en conductas delictivas. Esto es comparado con Estados Unidos, donde recayó el 70 por ciento.
–Con traducción de Luis Chumacero González Durán