NI MUERTOS, NI VIOLENCIA: SÓLO FUTBOL

30/06/2014 - 12:00 am

Su silencio es espectral respecto a problemas cuya incidencia, cada vez, se vuelve más dramática. El Primer Mandatario no habla de desaparecidos ni de víctimas mortales, ni de ninguna forma de violencia, pese a que los observatorios señalan una crisis humanitaria peor que la del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, cuando había una batalla declarada en contra de grupos criminales. Tampoco habla de la desaceleración económica que mantiene, según el Inegi, a dos millones y medio de personas sin empleo. Mucho menos se refiere a la desaprobación para su gestión que es ya superior a 50 por ciento, según las encuestas. De futbol, sí habla… y muy bien.

El Jefe del Ejecutivo federal no escapó a la dramaturgia moderna que es ese deporte, marcada por el Mundial Brasil 2014, como lo han hecho todos sus antecesores desde Carlos Salinas de Gortari. Peña Nieto eligió un cuidado discurso. Fiel a las instrucciones de sus asesores de oratoria, que le impiden improvisar, no felicitó en vivo a la selección después de su triunfo en contra de Croacia, pero pronto difundió el video en el que aparece al teléfono con el técnico Miguel «El Piojo» Herrera.

En realidad, la Selección Mexicana es parte de una asociación civil y no del Estado Mexicano, de modo que su desempeño no es cosa política. El grito de “goooool” del Presidente es –dicen algunos especialistas– una oportunidad aprovechada para erigirse en líder, como si en la cancha se jugara el destino nacional. Mientras, en el Congreso de la Unión transcurre otro relato: se debate la regulación de las industrias Energética y de Telecomunicaciones, vitales para el desarrollo nacional…

Foto: Presidencia.
El Presidente Enrique Peña Nieto celebrando el triunfo de México frente a Croacia. Foto: Presidencia.

Ciudad de México, 30 de junio (SinEmbargo).– La Estrategia de Comunicación de Los Pinos mantiene algunas prohibiciones de palabras y conceptos. Violencia es uno. Número de muertos y desaparecidos es otro. Hasta nuevo aviso, el Presidente de la República tampoco debe hablar del freno económico que mantiene a dos millones y medio de mexicanos desempleados, según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi). Y, en general, el Primer Mandatario no debe pronunciar nada que afecte los ánimos o reviente la burbuja de pasión que aún flota en el epólogo de la derrota épica en contra de Holanda, vivida ayer.

Porque la palabra «futbol» no corrió la misma suerte que otras como “guerra” “desaparición” o “crisis”. Con sencillez, con naturalidad; sin calzador, entró de inmediato a la agenda del discurso del Presidente Enrique Peña Nieto. El mismo Primer Mandatario justificó en Zacatecas el pasado lunes 23 de junio tal simbiosis del poder y ese deporte: “No hay espacio. No hay lugar. No hay conversación que hoy en el país se tenga, que no se aborde el tema del futbol”.

En el verano de 2014 ya no hay ningún símbolo que discrepe de esa dramaturgia que es esa disciplina. Ya son las tres de la tarde del 23 de junio y está a punto el partido México-Croacia. El Tri llega invicto, después de dos encuentros; uno con Camerún (1-0) y el otro con el potente Brasil (0-0, que coronó al portero Guillermo Ochoa como héroe nacional). En su sillón blanco, puesto para su persona en el Hangar Presidencial, Enrique Peña Nieto le dice al Secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, que ve “medio tensos” a los dos equipos.

Es Enrique Peña Nieto, el líder que llega a los tiempos del Mundial de Futbol con una caída pronunciada en el nivel de aprobación ciudadana. La última encuesta de GEA-ISA lo colocó con 57 por ciento de reprobación. Ese es un pico. Hay otros números más conservadores, pero que también lo desaprueban: los resultados de Buendía&Laredo le dan un nivel de 49 por ciento de no aprobación. En otras palabras: en el país hay descontento. Los analistas consideran que el mediocre comportamiento de la economía y la inseguridad son los factores.

El Presidente Enrique Peña Nieto salta de ese sillón blanco y se incorpora – por fin– al grito de “goooool” que otros millones de mexicanos están lanzando en este segundo tiempo de partido. Se sirven tacos de jabalí, y hay tequila y cerveza. El mandatario, con la prometida corbata verde que durante el Mundial deben portar los miembros del gabinete, sólo acepta café.

La foto la distribuirá David López, director de Comunicación Social de la oficina de la Presidencia. Así, ingresará a la Hemeroteca y a los archivos de Internet para siempre. ¿Qué ocurrió? “Peña hizo pasar sus mensajes con los goles. Esa foto fue para mostrarse como líder, como vencedor, como el que conduce a la Nación. Era una buena oportunidad y la aprovechó”, reconoce Hugo José Suárez, analista del discurso, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El experto indica que todas las acciones del primer mandatario mientras la selección se mantuvo en competencia conformaron el discurso oficial. Ya fuera su corbata verde, ya fueran sus ademanes, ya fueran sus palabras.

Carlos Páez Agraz, evaluador del discurso desde AdQuat, no discrepa. “El futbol hace política en países como México. Estamos en tiempos de hacerlo porque Peña Nieto, sabedor que su popularidad es de las más bajas de los últimos presidentes, pues aprovecha la oportunidad”, dice.

El Jefe del Ejecutivo federal viene de la conmemoración de la Batalla de Zacatecas. Una, en la que seis mil personas murieron en el marco del aciago siglo XIX. Él la compara con este partido México-Croacia. “Al ser hoy un equipo invicto deseamos que realmente tenga gran éxito en el juego que tendrá el día de hoy y que será decisivo como lo fue la batalla de Zacatecas para el triunfo de la Revolución”, acaba de decir en ese estado, en donde además, inauguró el gasoducto Centenario. “Que sea decisivo este partido para que México clasifique a la siguiente ronda o etapa de este torneo Mundial de Futbol”.

Fiel a las indicaciones de sus asesores de oratoria de no improvisar, el Presidente graba en video la felicitación que le da al técnico Miguel Herrera por esta actuación y el pase a octavos de final. “Buenas noches, Miguel… Oye, aquí estamos como seguramente están allá ustedes, celebrando y festejando, y muchas gracias a ti y a todo el equipo por esta emoción que están provocando en todo el país. Una emoción que nos embarga y que nos deja muy esperanzados en que realmente lleguemos muy lejos…”.

Si todo esto fue una ventana de oportunidad, ¿lo hizo bien, el Presidente? Para Páez Agraz quedó guardado un riesgo: “Lo preocupante es que ganen quienes piensan que Peña Nieto tiene relación con el club familiar de Miguel “El Piojo” Herrera, o que la Selección sea parte de su objetivo de Mover a México. Es una cuestión de cultura a la que el Presidente apeló. Porque México ama al Futbol mucho antes que a Peña Nieto”.

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Desde 1994, México no ha faltado a la Copa del Mundo, organizada por la Federación Internacional de Futbol (FIFA). Son 20 años en los que ni un solo Presidente se ha mantenido al margen de los relatos en la cancha de los futbolistas mexicanos. Cada mandatario, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, ha abanderado a los seleccionados como a un Ejército que va a la guerra. Les han pedido victorias. Les han deseado coronarse. Ellos jamás han regresado campeones; pero han dado avances hasta los octavos de final con partidos memorables que han mantenido las ilusiones de los espectadores en el índice más alto del termómetro.

En el poder mexicano la versión del futbol siempre ha sido la épica. La arenga con la que el entrenador, el español Luque de Serralonga acompañó a la primera selección mexicana para Uruguay 1930, fue esta: “Solamente tengan presente la palabra México, porque es por lo único que vamos a luchar”. Aquellos seleccionados le rezaron a la Virgen de Guadalupe y luego entonaron el Himno Nacional. Varios textos coinciden que el masajista, un argentino de apellido Tamaglia, exclamó: “¡Qué macana, che! No los llevas a la guerra”.

“El futbol es un conjunto de símbolos que la gente reconoce. Esta simbología ayuda a explicar la Nación. La gente exige rendimientos. Y surge un relato de fracaso. O de éxito. Esos relatos generan un estado de ánimo”, explica Samuel Martínez López, experto en Futbol y Política, de la Universidad Iberoamericana (UIA). El investigador abunda: “El verdadero valor de la Selección Mexicana está vinculada a la autoestima. A los relatos con que nos narramos a nosotros. Los que millones de personas se narran a sí mismos. El efecto más fuerte del futbol no es el económico. Es el estado de ánimo”.

Pero hay un problema. El de la distracción. Y México se encuentra en un momento crucial: en el Congreso de la Unión se discuten las leyes secundarias de las reformas Energética y de Telecomunicaciones, que transformarán la regulación de dos industrias vitales para el desarrollo nacional. A lo largo de una bitácora legislativa que se inició el 10 de junio y que aún se extenderá por semanas, las comisiones de Estudios Legislativos Primera y de Energía discuten cuatro dictámenes en los cuales se dispone la creación de leyes como la de Hidrocarburos, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Se juega el destino también de las Telecomunicaciones. Las leyes enviadas por Peña Nieto como parte de su paquete reformista le otorgan una renovada capacidad jurídica a la Secretaría de Gobernación (Segob) para supervisar los contenidos de todos los medios informativos, incluso Internet. Aparte, está la fortificación del duopolio televisivo: Televisa y TV Azteca, así como la incorporación de esos consorcios en el juego de la telefonía para reducir la preponderancia de Telmex y Telcel, las empresas de Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México. Aquí, se anuncia una muerte: la de las radios comunitarias porque las deja sin acceso a las frecuencias ni a las fuentes de financiamiento.

Carlos Páez Agraz, el analista de las palabras, expone: “Esta vez, montarse al discurso del futbol, fue un descaro que antes no se había visto”. Explica: “Son tácticas de mago. Para distraerte con la mano izquierda y hacer un truco con la derecha. Provocan una ilusión óptica y política. Es probable que muchas personas estén pensando que mientras dura el Mundial, no está pasando nada en la vida política mexicana”.

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El futbol es un mundo alterno, construido sobre un gigante tapete verde. Una realidad de cristal. Durante 90 minutos de juego, dos equipos se enfrentan en forma pacífica por el honor de su camiseta. Para millones de mexicanos ese espectáculo se ha convertido en alimento del espíritu a través de la esperanza.

Y no se trata precisamente de “Pan y Circo”. Samuel Martínez, director del proyecto «Futbol, Cultura y Medios de Comunicación en México», es claro respecto a esa apreciación: “Esa frase, como otras tantas, entorpecen el entendimiento de fenómenos tan masivos como el futbol. Hay que derrumbar estas frases hechas. Ponerlas en contexto. Porque no ayudan a entender por qué tantos millones de personas de todas las clases sociales, de todo nivel educativo, participan en estos espectáculos”.

¿Se ha convertido el futbol para los mandatarios en la gran oportunidad de la distracción? “No hay evidencia científica de que exista una manipulación, pero sí un uso político”, responde Martínez. Para ello hay una explicación global. “La industria se rige por una lógica económica, planificada para cuatro años. Hay especialistas en persuadir. Planean todo lo que va a pasar. Cada discurso. Cada spot. La parte cultural entra en tensión con esta parte económica, pero esta parte cultural termina con predominancia en la parte económica. Esa cuota de tensión psicológica, esa cuota de emoción, es la aprovechable”.

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El Presidente no se conforma con impulsar al técnico, Miguel Mejía Barón. También le gusta tomarse fotos. Al portero de la Selección, Jorge Campos, lo invita a los jardines de Los Pinos. Ahí, Salinas de Gortari se marca a sí mismo penalties que luego gana en canchas montadas ex professo. El Mundial de Futbol ocurre entre el 17 de junio y el 17 de julio. En enero, en Chiapas se levantó en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y en marzo, fue asesinado el candidato del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Nada interrumpe el flujo de las emociones.

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“Saquen la garra”, les dice a los seleccionados al abanderarlos en Los Pinos. Es 25 de junio y México acaba de empatar con Holanda, con dos goles. “Sí, Señor Presidente, lo escucho”, responde el técnico Manuel Lapuente. “¡Ah qué bien, Manolo! –le dice el primer mandatario desde la casa oficial de Los Pinos–. Pues estoy seguro que hablo a nombre (sic) de todos los mexicanos cuando les expreso que estamos profundamente orgullosos de lo que han hecho en este Campeonato Mundial, en este y en todos los juegos”. Hace una pausa para soltar: “Querer es poder. Ustedes quisieron, han podido y han mostrado no solamente una enorme capacidad física como deportistas, y usted como entrenador, sino un extraordinario carácter que estoy seguro que es un ejemplo para todos los mexicanos”. Luego, le pasa a la primera dama, Nilda Patricia. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el de Acción Nacional (PAN) acaban de revelar una novela de intriga: en el Fobaproa –el fondo para rescatar el ahorro tras la crisis financiera de 1995– se encontraron unos mil 275 créditos superiores a los 20 millones de pesos. Unos 700 préstamos aparecieron sin garantías y 600 créditos se llevaron más del 55 por ciento del fondo. Es decir, se ha encontrado la trama de fortunas rápidas, formadas por la indiscriminada cesión de empresas públicas a intereses privados.

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Su sexenio alcanza para dos copas del mundo. Justo en el principio y al final. Cuando abandera a la selección en el 2002 recibe de manos del jugador Cuauhtémoc Blanco una camiseta con el número 12. El técnico es Javier Aguirre. “Recuerden que lo que ustedes hagan es un ejemplo para millones y millones de mexicanos que también luchan todos los días por lograr éxitos y realizaciones. Es un ejemplo de nuestra juventud y para todos los chiquillos y chiquillas de México que seguramente querrán ser como ustedes”, les dice. Su sexenio arranca. Ya tiene una crisis diplomática con Cuba porque su gobierno ha declarado que las relaciones de México con la Revolución Cubana se han roto para iniciarlas con la República de Cuba. La curva del desempleo empieza a preocupar a los analistas económicos: se han sumado cien mil mexicanos a estas filas en sólo un año. Ese indicador no parará y en 2006, el año del siguiente Mundial y en el que concluirá el gobierno, en México habrá un millón y medio de desempleados. El Presidente comete uno de los errores que se insertarán en la memoria nacional. No puede nombrar al técnico Ricardo La Volpe. Se le dificulta el apellido, se tropieza y dice sólo “el entrenador Volpe”. Aun así, elogia a al Selección que ha vencido 3-1 a Irán en un primer partido. Dice que como el tri, su gobierno ha metido muchos goles. Es año de elecciones. Andrés Manuel López Obrador logra la candidatura del Partido de la Revolución Democrática después de un proceso de desafuero emprendido en su contra por el Primer Mandatario. A su vez, Felipe Calderón Hinojosa, candidato del Partido Acción Nacional, dice que él ganará las elecciones del 2 de julio, como México en el Mundial. El Presidente Vicente Fox –el primero de la alternancia política– está por entregar la administración y una estela de suspicacia lo envuelve. Los gastos que hizo en la remodelación de Los Pinos, el enriquecimiento propio y el de su familia cimbran el ambiente.

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Nombra a los jugadores “embajadores” que deben llevar en su sangre, en su fuerza, en su espíritu lo que México ha sido, lo que México es y lo que México será. Estas frases épicas no aluden a un país despedazado por esa estrategia de seguridad iniciada en 2006 y que a estas alturas presenta 80 mil muertos. En su último encuentro amistoso antes del Mundial, la selección le gana 2-1 a Italia. Calderón felicita a los uniformados con estas palabras: “La Selección está mostrando algo que los mexicanos necesitamos ejercer más a menudo, que es carácter, determinación, una visión resuelta a no darse por vencido, a no dejarse abrumar ni por la fatalidad, ni por la crítica”. El 11 de junio, la Selección enfrenta a Sudáfrica en el juego inaugural. Ambas escuadras empatan con un tanto. Luego, ante Francia, el tri gana 2-0. Calderón habla por teléfono con el entrenador Javier Aguirre y le dice que la selección muestra “entrega, coraje, espíritu de equipo y sed de triunfo”.

En tiempos del Mundial Brasil 2014, el ex Presidente es pasajero del crucero de la flota MSC y se ha tomado fotos “selfies” con otros aficionados. Antes del Mundial, la selección pasó por una crisis. Perdió casi todos sus partidos. Después de un encuentro con Costa Rica, el ex Presidente envió un tuit en el que relató: “Recibí a la selección nacional como campeona del Mundial Sub 17; medalla de oro en los Panamericanos; medalla de oro en Olímpicos. ¿Qué pasó?»

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