Carmen Miranda, con algo más que frutas en la cabeza, evocada en el documental “Bananas is my business”

29/05/2014 - 6:16 am
La inolvidable Carmen Miranda murió en 1955. Tenía apenas 46 años.  Foto: Film & Arts
La inolvidable Carmen Miranda murió en 1955. Tenía apenas 46 años. Foto: Film & Arts

Ciudad de México, 29 de mayo (SinEmbargo).- La fuerza de su figura ha llegado hasta nuestros días al frente de un cliché que describe superficialmente a los brasileños en los Estados Unidos. De ese reduccionismo Carmen Miranda de todos modos no tiene la culpa. Bastante tuvo con su destino de estrella en un Hollywood que en su época era muy distinto al que conocemos.

Del cliché que no pudo escapar es del precio a pagar en la llamada Meca del cine por reinar en la cima. Llegó a los Estados Unidos en 1940 y en 1955, apenas unos 15 años después, moría de un infarto en su casa de Beverly Hills.

En 1938, el filme brasileño Banana da terra la había dado a conocer al mundo y aunque hace mucho tiempo de aquello, ¿cómo olvidar a Carmen Miranda?

Woody Allen le dedicó una escena inolvidable en la preciosa Días de radio, como homenaje a una mujer que ganó mucho dinero en los ’40 en Hollywood, casi tanto como el que ganaban los hombres en la misma industria –lo que no es poca cosa en una época absolutamente machista-, era adicta a las anfetaminas y sufría por no poder tener hijos.

Había nacido en 1909 con el nombre Maria do Carmo Miranda en Beira-Alta, al norte de Portugal. A los 10 meses, su madre la llevó a Río de Janeiro, donde a los 20 años legalizó el samba, la música de los pobres, rechazada por la burguesía y la intelectualidad brasileñas.

Hollywood siempre la quiso con frutas en la cabeza. Foto: Film & Arts
Hollywood siempre la quiso con frutas en la cabeza. Foto: Film & Arts
Construyó sin quererlo un cliché sobre los latinos en Hollywood. Foto: Film & Arts
Construyó sin quererlo un cliché sobre los latinos en Hollywood. Foto: Film & Arts

Llegó  a los Estados Unidos sin hablar inglés y su imagen de mujer tonta y banal, ignorante del idioma del lugar donde vivía y cultora de un exotismo amable y nada amenazante, representó el pasaporte al éxito, la jaula de oro en que vivió hasta su temprana muerte.

“Bananas is my business”, respondió cuando alguien le preguntó por qué siempre llevaba una cesta de frutas en la cabeza.

EL DOCUMENTAL

Precisamente, “Los plátanos son mi negocio” es el título traducido del documental de la brasileña Helena Solberg y que cuenta la atribulada vida de Carmen Mirada, desde sus inicios en Río de Janeiro hasta el desarrollo como artista de primera fila en los Estados Unidos.

Su paso por los hospitales psiquiátricos, donde sufrió electrochoques que le dejaron huellas imborrables; su adicción a las drogas, su profunda soledad y el negocio de una marca que todavía da dividendos, son los puntos altos de una película reveladora.

El 4 de agosto de 1955, mientras participaba en directo en el Show de Jimmy Durante en la televisión estadounidense, Carmen Miranda sufrió un ataque al corazón, pero no se dio cuenta. Tras un ligero desfallecimiento durante esa actuación, rápidamente se recuperó y terminó el show.

Después del programa, se fue a una fiesta que había preparado en casa para sus amigos y tuvo otro ataque, pero no sobrevivió. Tenía apenas 46 años.

Bananas is my business se estrena hoy, a las 20 horas, en la señal de Film & Arts.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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