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“Mi padre me pidió que estudiara para defender a mi pueblo”. Un conmovedor relato, en Palacio…

10/12/2019 - 8:04 am

Desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, la activista Otilia Eugenio Manuel celebró la lucha contra la corrupción emprendida por el Presidente, debido a que “en muchos ayuntamientos sigue como algo normal, se da principalmente en la construcción de las obras”.

“En Ayutla hubo cambio para elegir a las autoridades municipales, pero no ha cambiado nada, no se ve la diferencia. En febrero de este año fui secuestrada y torturada por denunciar la corrupción. Sigo viva gracias a amplias movilizaciones, colectivos y mujeres de organizaciones sociales y de derechos humanos”, afirmó.

Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo).– Otilia Eugenio Manuel, dirigente de la Organización de los Pueblos Indígenas Me’phaa, recibió esta mañana el Premio Nacional de Derechos Humanos 2019, momento que aprovechó para recordar que su padre le pidió que estudiara con el objetivo de poder defender a su pueblo.

Mi padre me dijo que estudiara para defender a mi pueblo, por eso me llevó a estudiar la secundaria a la cabecera municipal”, contó la recién galardonada.

Desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, la activista precisó que es originaria de Guerrero, entidad a la que pertenece una comunidad que se llama Barranca Guadalupe, ubicada en el municipio de Ayutla de los Libres.

“Aunque todos nos dicen tlapanecos, pero eso es un insulto, porque quiere decir cara sucia, cara meca. No pude terminar el bachiller por falta de dinero. No hablo bien el español, lo aprendí a la fuerza en una casa que consiguió mi padre para que pudiera estudiar la secundaria. Los de la casa se enojaban y me maltrataban porque no entendía en su lengua”, narró.

El Presidente saluda a Otilia en Palacio Nacional. Foto: Gobierno de México

Asimismo, se dijo orgullosa de estar con Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, en quien depositó su “confianza y esperanza para que junto y nuestro pueblo cambiemos nuestro país”.

“Desde niña sentí gran dolor en mi corazón, en mis brazos. Murieron mis dos hermanos pequeños, los mató el sarampión. No sólo ellos, 40 personas, hombres, mujeres y niños de mi pueblo. Fue hace 30 años, nunca nos vacunaban, no teníamos caminos ni escuelas. Esos gobiernos nos olvidaron, creo que por ser indígenas”, consideró Eugenio Manuel.

Además, señaló que cuando se levantaron los indígenas zapatistas en Chiapas llegaban los soldados y decían que los integrantes de su pueblo eran zapatistas. “Nos maltrataron, violaron a cuatro mujeres indígenas de mi comunidad y nunca hubo justicia”, aseguró.

A lo largo de su discurso, Otilia detalló que en 2002 se comenzó a organizar con otros compañeros, sin embargo, “soldados volvieron a violar a dos mujeres indígenas de nuestra organización de pueblos indígenas me’phaa. Desde ese tiempo hemos sido acosados y amenazados por gente del Ejército, en complicidad con grupos de la delincuencia organizada”.

“A mi hermano lo metieron a la cárcel y mataron al hermano de una de las mujeres violadas. Asesinaron a mi prima con la que fundamos a la organización y a sus dos hermanos, y a mi tía. Encarcelaron de manera injusta a cinco compañeros, y mataron a dos compañeros y al dirigente del pueblo na savi”, denunció.

A su vez, dio a conocer que actualmente hay una orden de aprehensión en contra de sus hermanos “por un delito que el Gobierno de Zeferino Torreblanca fabricó en contra de integrantes de nuestra organización”.

Todos los presentes en la entrega del galardón. Foto: Gobierno de México

“La historia que conozco de mi pueblo ha sido sufrimiento, también de lucha. Se cometió la masacre de El Charco, en el estado de la matanza de Agua Blanca en Chiapas, los estudiantes asesinados en Tlatelolco. Hoy convivimos diario con graves problemas de violencia e inseguridad”, sostuvo.

En su mensaje, la mujer condecorada este martes subrayó que el galardón vale mucho para ella y que es una gran responsabilidad por ser indígena.

“Mi conciencia me dice que debo seguir luchando por los derechos humanos. No puedo quedar callada cuando conozco que a diario hay muchas mujeres que son acosadas, atacadas, asesinadas. No entiendo esta violencia contra nosotras, menos en los centros de estudios donde se supone que está la gente más civilizada y no se respeta a las mujeres”, subrayó.

La activista celebró la lucha contra la corrupción emprendida por el Presidente, debido a que “en muchos ayuntamientos sigue como algo normal, se da principalmente en la construcción de las obras”.

“En Ayutla hubo cambio para elegir a las autoridades municipales, pero no ha cambiado nada, no se ve la diferencia. En febrero de este año fui secuestrada y torturada por denunciar la corrupción. Sigo viva gracias a amplias movilizaciones, colectivos y mujeres de organizaciones sociales y de derechos humanos”, afirmó.

En compañía de Alejandro Encinas, Subsecretario de Gobernación, Otilia Eugenio aseveró que la verdadera policía comunitaria nació hace 22 años en la montaña. “Está controlada por la asamblea de cada comunidad, su representación se llama Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, la CRAC. Es un sistema de seguridad y justicia indígena que ha servido para combatir la delincuencia”, agregó.

Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Foto: Gobierno de México

“Las autodefensas son otra cosa, nacieron con otra intención, sin embargo, han sido penetradas por la delincuencia y una vez se hace labor de policías, deteniendo personas sin justificación, pidiendo dinero. Otras veces hacen peor”, aclaró.

También recordó que en su pueblo no hay policía municipal, pues como indígenas carecen de muchas cosas. “Entiendo que el cambio se debe dar de arriba para abajo, pero también de abajo hacia arriba la situación actual dice que debemos tomar nuestro papel como ciudadanas y ciudadanos para transformar nuestra realidad”, añadió.

“Hoy tengo la oportunidad de decir ante usted, ante el pueblo, lo que pienso. Por eso pido la violencia contra las mujeres en los pueblos, montañas, sierras, ciudades, calles, transportes, en fábricas, oficinas, escuelas y universidades, se acabe de una vez por todas. Ya no queremos ni un violador más en nuestro camino”, sentenció.

Por su parte, López Obrador afirmó que llegó a Palacio Nacional después de luchar muchos años por la justicia y los derechos humanos, por lo que ahora, como autoridad,  “no podemos olvidar de dónde venimos, qué hemos hecho y cuáles son las causas que siempre hemos defendido”.

“Dicen que el poder atonta a los inteligentes y que a los tontos los vuelve locos. Nosotros estamos bien parados, firmes y actuamos con aplomo porque tenemos ideales y tenemos principios que es lo que más nos importa, nuestra honestidad, es lo que consideramos más importante en nuestra vida. De modo que no vamos a cambiar nuestra manera de pensar y de ser, aún ocupando este cargo”, precisó.

Frente a los medios de comunicación, el mandatario reiteró su compromiso de velar por la no violación de los derechos humanos en el país, ya que antes el principal violador de los derechos humanos era el Estado.

“Ahora no es así porque no se permite la violencia, la tortura, el aniquilamiento, las masacres, las desapariciones, la impunidad y si algún servidor público viola derechos humanos, es castigado. No se tolera la violación de los derechos humanos y esto que es un verdadero cambio se hace posible porque cuento con el apoyo de servidores públicos sensibles y destaco aquí que cuento con el apoyo de las Fuerzas Armadas, que están ayudando para garantizar la seguridad pública sin violar los derechos humanos. Esto es muy importante porque necesitamos vivir en paz, con tranquilidad”, agregó.

López Obrador, indicó que una de las prácticas de los viejos tiempos fue la simulación de que se protegían los derechos humanos, “que había transparencia y en realidad todo eso era pura demagogia”.

“Se creaban organismos supuestamente independientes, sí eran independientes del pueblo, pero no del poder, estaban como apéndices, subordinados a los poderosos. Costaba muchísimo mantenerlos”, finalizó.

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