Enrique Peña Nieto empezó su tercer año de gobierno el pasado 1 de diciembre en medio de críticas no sólo por al crispación social ante la inseguridad y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, sino también porque en materia económica no ha cumplido la mayoría de los cambios prometidos durante su campaña de 2012. Aunque sacó adelante reformas como la Energética, la de Telecomunicaciones y la Fiscal, metas como crear más empleos y mejorar el ingreso de los mexicanos han quedado en letra muerta.
El crecimiento mediocre del país, aunado a la caída en el precio del barril de petróleo, volatilidad en el tipo de cambio, baja en el consumo interno, falta de inversión pública, desempleo, bajos salarios, aumento de deuda pública, falta de Estado de Derecho e inseguridad son los problemas centrales que los especialistas enumeran como las urgencias a resolver por parte de Peña Nieto y su Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso.
El gobierno federal en su conjunto, a través de sus distintos representantes, ha asegurado que todo se encuentra bajo control, que los pasivos son manejables, que México goza de un tipo de cambio flexible y de una economía en estado de recuperación. No obstante, los mismos analistas económicos y financieros insisten en que el desarrollo del país deja mucho que desear, pues en 2015 las actuales condiciones económicas se mantendrán en el mismo tenor y, lo peor, podrían extenderse a 2016 con un daño, ahí sí, profundo para el aparato productivo.
Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo).– La economía mexicana se acerca hacia el final de 2014 con un mercado interno débil por falta de ingresos y confianza de los consumidores e inversionistas, la depreciación del peso, la caída en el precio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación, fallas en los cálculos de crecimiento, una creciente deuda pública y una crisis social que se agudiza cada vez más. Todos estos aspectos, en conjunto, no pueden ser tapados con un dedo y han alertado a los analistas económicos y financieros de México y el extranjero.
En las últimas semanas, las críticas sobre el modelo económico del Presidente Enrique Peña Nieto, operado por el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray Caso, se han multiplicado ante las fallas en sus cálculos de pronósticos de crecimiento por dos años consecutivos, así como por la falta de planes de contingencia ante los efectos que la debilidad de la economía mundial y los problemas internos están provocando en la evolución productiva del país.
Apenas ayer, el Banco de México (Banxico) implementó una nueva estrategia donde ofrece diariamente 200 millones de dólares mediante subastas, para detener la debilidad de la moneda mexicana. En lo que va del año, el peso ha perdido 10 por ciento de su valor frente al dólar y el precio del petróleo ha caído más de 40 dólares desde junio pasado. Mientras, el pronóstico de crecimiento para este año, del 3.9 por ciento inicial que prometió el gobierno federal, se ha reducido a un rango que se mueve entre un 2.6 por ciento y un 2.1 por ciento.
En materia de empleo, la población desocupada en el tercer trimestre de 2014 ascendió a 2 millones 746 mil 235 personas, equivalente a una tasa de 5.2 por ciento de la fuerza laboral, lo que representó un aumento de 13 mil 634 personas respecto al mismo periodo de 2013, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
A juicio de los expertos, ante este panorama ningún discurso, ley o anuncio podría engañar o distraer del hecho que la economía mexicana no está dando buenas señales y que el panorama que se vive actualmente pone en riesgo una de las reformas estrella prometida por el Presidente de la República: la Energética, con la cual se tenía la esperanza de potenciar las inversiones y crear en 2018 –es decir, al final del sexenio– el ansiado millón de empleos por año.
Félix Boni, director de Análisis de la calificadora HR Ratings, dijo a SinEmbargo que el comportamiento económico en estos dos años “no es lo que quisiéramos ver, es algo por debajo de nuestras expectativas e incluso que rebasó la mayoría de los escenarios, sobre todo por lo que ha pasado en los últimos meses de 2014″.
LOS FOCOS ROJOS DEL CRECIMIENTO
Peña Nieto recibió la Presidencia en diciembre de 2012, pero ese año el país registró un crecimiento de 3.9 por ciento. En 2013, el primero en el que realmente le tocó conducir la administración federal, el Jefe del Ejecutivo prometió un 3.5 por ciento de aumento el el Producto Interno Bruto (PIB); sin embargo, después de que la SHCP recortara cuatro veces el estimado del PIB, la evolución económica fue de sólo 1.1 por ciento, la cifra más baja registrada desde la crisis de 20o9, lo cual se atribuyó a la difícil situación económica por la que atravesaba Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, y a la desaceleración de la economía global.
Para este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público planteó un estimado de crecimiento de 3.9 por ciento; luego, lo bajó a 2.7 por ciento y después lo situó en un rango promedio de entre 2.1 y 2.6 por ciento. De enero a noviembre, la encuesta de analistas del sector privado, aplicada por el Banco de México, bajó sus estimados de crecimiento para esto año 10 veces consecutivas y ya empieza a hacer ajustes para 2015.
Ya sea por mala suerte o por estrategias inadecuadas en la implementación de la política económica, el atinarle a los pronósticos de crecimiento es un deseo que se le ha negado al gobierno federal. “La recuperación se está retrasando, sí, pero no modifica la perspectiva a mediano o largo plazo”, destacó Luis Vallarino, director de Análisis y Estrategia de Interacciones, quien afirmó que entre los elementos que han retrasado el crecimiento está la desaceleración en varias actividades básicas en la economía mexicana, básicamente fueron en el sector construcción e incluso un menor gasto público.
“No podemos hablar de una recuperación en los últimos dos años, la economía creció muy poco en 2013 y en 2014 se ha ido recuperando por lo que esperamos una recuperación mayor para el 2015”, dijo Vallarino.
Por su parte, Felix Boni, director general de Análisis de HR Ratings, expuso que “este año vamos a estar por debajo del 3 por ciento y esperamos que el crecimiento sea también de ese nivel para el próximo año”.
Luis Foncerrada Pascal, director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), afirmó que “el año pasado y éste no hemos tenido los crecimientos que esperábamos. El año pasado tuvo que ver en parte con una menor actividad de la economía norteamericana y el gasto público se retrasó mucho para iniciar; cuando se hizo era ya más de la mitad del año y eso detuvo la actividad económica de manera importante”.
“Este año, el efecto de no crecer tuvo que ver con la Reforma Fiscal: lo que hizo fue reducir el ingreso disponible de las personas con los impuestos. Y también con estos impuestos adicionales sobre alimentos se redujo el consumo de manera importante, lo que aminora la posibilidad de crecer”, explicó.
El experto añadió que si la economía estadounidense “no hubiera crecido a la tasa que lo está haciendo, probablemente nuestra tasa de crecimiento hubiera sido similar a la del año pasado o mucho más baja”.
Por su parte, el académico Jesús Valdés Díaz de Villegas, investigador de la Universidad Iberoamericana, insistió en que no solamente no se han cumplido los estimados de crecimiento sino que también la inflación, que es otro de los componentes importantes de la economía nacional, está en riesgo.
“La inflación en el 2013 fue de 3.80 por ciento, dentro de los límites contemplados. Sin embargo, de acuerdo a lo que se ha acumulado en el año, 4.3 por ciento, se puede afirmar que la situación está mal”, advirtió.
EL PETRÓLEO Y EL PESO
La volatilidad en los mercados de hidrocarburos y de divisas ha colocado a la mezcla mexicana de exportación en niveles de 56 dólares por barril, lo que representa una pérdida acumulada, de junio a la fecha, superior a los 43 dólares. A pesar de que el gobierno cuenta con un esquema de coberturas petroleras por 770 millones de dólares para proteger los ingresos por este hidrocarburo, que este año serán 785 mil 383.3 millones de pesos, analistas temen que la caída continúe durante todo 2015, principalmente por la negativa de los países ricos productores para recortar su producción.
Un estimado realizado por analistas de BBVA plantea que por cada 10 dólares que pierda el precio del barril del petróleo, el PIB del país deja de crecer 0.2 por ciento.
Foncerrada Pascal advirtió sobre el riesgo de que el desplome de los petroprecios afecte las finanzas del país, a pesar de las coberturas.
Explicó que el mercado petrolero se puede convertir en un problema mayor para la economía mexicana si los precios de la mezcla mexicana se mantienen bajos, ya que esto haría menos atractivo cualquier proyecto de extracción, limitando el beneficio que se espera de la Reforma Energética e inhibiendo el fortalecimiento de las finanzas del país.
El experto consideró que ello es parte de la razón de que los pronósticos de crecimiento para el 2015 se hayan venido corrigiendo a la baja, aunque se tenga un mejor desempeño que en el 2014, lo cual no necesariamente es algo para festejar si se considera que se sigue percibiendo debilidad de la actividad productiva.
En el resumen ejecutivo de la Reforma Energética, aprobada el año pasado para abrir el sector a la inversión privada, el gobierno federal se planteó mejorar la economía de las familias, bajando los costos de los recibos de la luz y el gas, así como aumentar la inversión y los empleos con la llegada de capital privado.
Sus objetivos se centraron en lograr tasas de restitución de reservas probadas de petróleo y gas superior al 100 por ciento; incrementar la producción de petróleo crudo de 2.5 millones de barriles diarios actualmente, a 3 millones en 2018 y 3.5 millones en 2025. En el caso del gas natural, la producción aumentaría de 5 mil 700 millones de pies cúbicos diarios a 8 mil millones en 2018 y 10 mil 400 millones en 2025.
Según los expertos, con esta reforma se generarán más de medio millón de empleos en este sexenio y unos 2.5 millones de empleos hacia 2025, al abrir el paso a oportunidades potenciales de negocios en materia de distribución, almacenamiento, petroquímica, gas y electricidad.
El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, expuso que la Reforma Energética tiene el potencial de generar 60 mil millones de dólares en nuevas inversiones, mismas que ahora estarían en riesgo por la baja en los precios del petróleo.
El titular de la Secretaría de Energía (Sener), Pedro Joaquín Coldwell, aseguró que ante la caída en los precios del petróleo a nivel mundial, el gobierno federal analiza la posibilidad de redimensionar la Ronda Uno de la reforma en áreas de petróleo no convencional y aguas profundas.
“En el caso de aguas profundas probablemente hagamos un ajuste menor, pero ahí creemos que no es afectable porque son inversiones de muy largo plazo; donde estamos evaluando redimensionar la Ronda Uno es en áreas de petróleo no convencional, shale gas y shale oil y Chicontepec”, anunció Coldwell a inicios de este mes.
Coldwell aseguró que el ánimo de los inversionistas ha sido excelente, ya que ven atractiva la Ronda Uno –donde se darán las primeras licitaciones a la iniciativa privada–, además de que sus planes de negocios son a largo plazo y no se rigen por la coyuntura de los precios internacionales del petróleo.
Sin embargo, con la baja en el precio de la mezcla mexicana “se reduce completamente el atractivo para la inversión, definitivamente el inversionista extranjero estaría pensándole muy bien invertir en esto de la Reforma Energética”, consideró Ignacio Cedillo Bravo, analista de Bursamétrica Casa de Bolsa.
El especialista advirtió que el próximo año estará marcado por una mayor independencia petrolera de Estados Unidos, lo que seguirá provocando volatilidad en el mercado de hidrocarburos. Esto, dijo, detendrá una serie de proyectos, tal y como lo adelantó también un cable de la agencia Reuters, en el que se destacó que la volatilidad podría detener proyectos globales en el sector por unos 150 mil millones de dólares.
“Los proyectos más fuertes están en Canadá y Venezuela, pero con la Reforma Energética podría estar incluido México”, comentó Cedillo Bravo.
En cuanto al peso, la moneda nacional ha llegado a sus niveles mínimos en 69 meses, al grado que fue necesaria la intervención del Banco de México para detener la escalada del dólar.
Luis Vallarino comentó que “lo que se había estimado en un principio, de hecho, era que la recuperación se esperaba más rápida, sin embargo, pese a todas estas circunstancias globales en los recientes meses de volatilidad y ruido, se ha logrado mantener un ritmo razonable en esta etapa de recuperación”.
“La volatilidad que hemos visto tanto en el tipo de cambio como en el petróleo está aparentemente asustando mucho, pero no creemos que ya haya rebasado un límite, no creemos que los mercados se hayan pasado en la volatilidad en los precios de los activos”, afirmó el Director del CEESP.
Por su parte, Felix Boni consideró que la reducción en los precios de petróleo registrada durante la última semana no es un factor positivo: “En cuanto a las exportaciones netas de México, menos lo que importa en gasolina y petroquímica, ese superávit ha ido bajando y seguirá bajando, factor que puede reducir la tasa de crecimiento, pero, por otro lado, el tipo de cambio, aunque no nos gusta que haya una depreciación tan rápida, ha ayudado a amortiguar la reducción”.
Sin embargo, agregó, en términos de la balanza comercial en exportaciones manufactureras su aportación es mucho más importante a la cuenta corriente que el balance neto petrolero. “Nosotros estimamos conservadoramente que el balance en el sector no petrolero menos la importación de bienes intermedios es casi de70 mil millones de dólares, y contra un balance comercial petrolero –incluyendo sector privado– es como de 10 mil millones”.
LA TRINIDAD PROTECTORA
El gobierno federal a través del titular de la SHCP, Luis Videgaray Caso, ha afirmado que México cuenta con tres mecanismos de protección que atenuarán el impacto de los movimientos bruscos en el mercado: las coberturas petroleras que se compraron en agosto, la línea de crédito flexible de 70 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las reservas de 190 mil millones de dólares con que cuenta el país, lo que en su conjunto impedirá que el gobierno contrate más deuda y modifique su proyecto de gasto.
Asimismo se asegura que para este año los ingresos estimados por petróleo ya están cubiertos, ya que las ventas para 2014 concluyeron hace siete semanas con un precio promedio superior a los 90 dólares por barril.
Luis Foncerrada afirmó que “la caída del precio del petróleo, que crea desconfianza en la balanza de pagos de nuestro país, más el incremento de las tasas de interés, crean incertidumbre y presionan el tipo de cambio hacia arriba. En resumen se juntó la caída del precio del petróleo con el incremento de las tasas de interés, lo que ha generado inquietud”.
En este sentido, Jesús Valdés dijo que “la Reforma Energética nunca esperó que los precios del petróleo estuvieran cayendo como están cayendo. El Señor Videgaray dice que hay esperanzas en que suba el precio del petróleo y creo que todos queremos tener esa esperanza pero la situación para que crezca ha cambiado”.
“Esto hace que empresas petroleras multinacionales interesadas en invertir en México, han visto disminuir sus utilidades como resultados de la caída de los precios del petróleo. Como resultado, esto hará un poco menos lenta la inversión en el campo energético del país, entonces la situación económica presenta un comportamiento similar el resto de las economías emergentes del resto del mundo”, expuso el académico de la Ibero.
LA DEUDA PÚBLICA
El tercer año de gobierno de Enrique Peña Nieto empezó con una mayor perspectiva de endeudamiento, ante la baja en los indicadores de crecimiento económico y la baja en el precio del barril de petróleo. Así, de 2013 a 2015, la deuda neta histórica del sector público –tanto interna como externa– se incrementará 45 por ciento, según se desprende de los distintos paquetes económicos correspondientes a la actual gestión.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público dio a conocer a principios de mes que el saldo histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) llegó a finales de octubre a 7 billones 66 mil millones de pesos, esto es 562 mil millones de pesos más que a diciembre del año anterior.
Al cierre de octubre anterior, el saldo de la deuda interna neta del gobierno federal fue de 4 billones 238.6 mil millones de pesos.
“Seguramente estaremos viendo en los próximos meses más refinanciamiento, en la actividad del gobierno federal continuara fuerte en los mercados de deuda. Esto no implica un cambio en la fortaleza de las calificaciones que tiene México. No hay de qué preocuparse por el lado de la liquidez ni por el lado del fondeo”, dijo Luis Vallarino.
Felix Boni, advirtió que para el 2015 el déficit fiscal -cuando un gobierno incurre en gastos superiores a sus ingresos- podría registrar un incremento superior al que se había pensando. “Ayuda pero no está tan claro el efecto neto de aumentar las tasas impositivas, ni de aumentar la recaudación y compensarlo con mayor gasto y mayor déficit. Todavía no se ve claro el efecto neto de esa política y todavía esperemos que pueda ser atribuible a ciertos rezagos en los tiempos y que se ajustarán en el próximo años”.
“Las reservas del gobierno y la línea del crédito renovada con el FMI son protecciones importantes para un problema de corto plazo de liquidez, aunque la deuda siga aumentando más de lo que se hubiera querido la prudencia fiscal que el gobierno ha manejado por varios sexenios, lo que da un colchón para aumentar el nivel de endeudamiento”, agregó.
En cuanto al déficit de cuenta corriente –operaciones reales (comercio de bienes y servicios) y rentas que se producen entre los residentes de un país en un determinado periodo de tiempo– “sube arriba de 2 por ciento, cuando hace unos años era apenas de 1 por ciento, y posiblemente llegue arriba de 2 por ciento del PIB para el próximo año; aun así son niveles manejables. Por ese lado no se ve problema, y mucha de la deuda está financiada a plazos muy largos que reduce las presiones de liquidez”.
Sin embargo, se considera que la medida más importante del gobierno es revisar el gasto público, ya que si el impacto de la caída del petróleo es muy fuerte se esperaría un ajuste en el gasto corriente hacia la baja.
“[Para el próximo año] Se plantea un déficit del 4 por ciento del PIB, pero se da autorización para endeudarse a Petróleos Meixcanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), lo que nos lleva a un endeudamiento que nos puede acercar a casi 5 por ciento del PIB para el próximo año”, dijo Luis Foncerrada.
Habría que agregar los pasivos laborales de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, calculados en 1 billón 347 mil millones de pesos, cantidad que rebasa los 7 billones de pesos. Todo esto sin contar las amortizaciones y pago de intereses que deberán realizarse de 2015 a 2018, y que significan un monto superior a 1 billón 622 mil millones de pesos.
Jesús Valdés agregó a este tema que la deuda como porcentaje del PIB ha ido en aumento: “Podemos ver que en 2007 la deuda bruta era 37.63 por ciento, ya en 2012 fue de 43.20 y en 2013 de 46.39 y se espera que para 2014 sea de 47.95 por ciento. Se está hablando que no está bien la situación que se viene enfrentando desde el punto de vista económico”.
EL (SUB) EMPLEO Y EL (NO) CONSUMO
Durante el tercer trimestre de 2014, México reportó una tasa de desocupación de 5.2 por ciento, lo que implica que la población sin empleo se situó en 2.7 millones de personas, cifra similar a la registrada en el periodo julio-septiembre de 2013, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
En este sentido, Luis Foncerrada dijo que el balance de la economía de estos dos años no fue es muy afortunado porque el gasto no se hizo como se debía y por la Reforma Fiscal que tuvo un impacto muy alto en los ingresos familiares, de las empresas y con una reducción a los estímulos a invertir.
La reforma, que entró en vigor el 1 de enero de este año, impuso nuevos gravámenes al consumo como impuestos a la comida para mascotas, al chicle, a las bebidas azucaradas y homologó a 16 por ciento el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en las fronteras, entre otros.
“Indudablemente cuando la inversión no es alta no se crean los empleos necesarios. El nivel de desempleo es del 5 por ciento, sin contar el desempleo disfrazado que tenemos, un subempleo que es de 8 por ciento. La verdad es que tenemos a un 13 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), que son 7 millones de personas aproximadamente, buscando empleo y presionando salarios a la baja”, dijo Foncerrada.
El consumo por el aumento de impuestos provocó la reducción en los ingresos de las personas, la utilidad de las empresas y en la reducción de la inversión. “Además se crea un nuevo impuesto sobre utilidades y dividendos de las empresas que es un impuesto nuevo que hace menos atractiva la inversión”, afirmó Foncerrada.
“En dos años se han perdido más de un millón de empleos, y a septiembre llevamos un millón de empleos que ganaban más de 3 salarios mínimos y los que se han creado son por debajo de tres salarios”, agregó el Director del CEESP.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), durante el periodo julio-septiembre de 2014 un total de 49.7 millones de personas se encontraban ocupadas, cifra superior en 126 mil personas a la del trimestre comparable de 2013, mientras que la población subocupada alcanzó 4 millones de personas en el tercer trimestre de 2014, para una tasa de 8.1 por ciento respecto a la población ocupada, proporción menor a la de igual trimestre de 2013, que fue de 8.5 por ciento.
“El 58 por ciento del empleo es informal donde el trabajador carece de seguridad, lo que quiere decir que la reforma laboral implementada desde el gobierno de Felipe Calderón no ha dado los resultados que esperaban”, agregó por su parte el académico.
Otra de las constantes en estos dos años de gobierno señalada por los analistas es que el gasto público no fomentó la economía interna y no ha tenido el efecto esperado.
“La inversión pública no se ha traducido en una gran obra civil, de hecho las cifras de la inversión pública con respecto del PIB no las habíamos visto en muchas décadas a las cifras de junio, por lo tanto no se ha gastado correctamente ni se ha asegurado que el gasto llegue a convertirse en un motor de la demanda interna, se nos quedó atorado”, afirmó Luis Foncerrada.
Jesús Valdés agregó que “aunque quieran negarlo, nuestro PIB está íntimamente ligado a la economía norteamericana. Aunque se agilizó con la entrada de Peña Nieto todas estas reformas estructurales, no dan in resultado inmediato, hay un problemas importante de la economía mexicana, pero se hace caso omiso que es el mercado doméstico estrecho, no porque no seamos un país rico sino no tenemos un factor distributivo de riqueza”.
LA SEGURIDAD Y LA ECONOMÍA
El Banco de México y el Fondo Monetario Internacional coinciden en que la economía en el país enfrenta riesgos “significativos”, como la violencia y a crispación social que se ha desatado tras la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero.
En el caso del FMI, el organismo internacional aseguró que el crecimiento de la economía mexicana “permanece sujeto a riesgos significativos”, a pesar de que la serie de reformas estructurales promovidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto puede elevar en tres cuartos de punto, a un rango de entre 3.5 y 4 por ciento, el Producto Interno Bruto.
El analista de HR Rattings dijo que hasta ahora el factor de inseguridad es negativo. “Es un factor que es necesario minimizar lo más pronto posible. En este momento no está tan seguro y no es tan medible exactamente cuál ha sido el impacto sobre los niveles de inversión, aunque suponemos que en algunas empresas o personas un factor negativo que ha detenido y reducido o incluso haya tenido efectos de no invertir en México”.
“Han subido costos para empresas que transportan mercancías ya que enfrentan problemas de robo, pero es muy difícil medirlo. Pero es un problema urgente”, agregó Felix Boni.
Un cálculo de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estimó que la delincuencia y el clima de inseguridad cuesta a las empresas más de 65 mil millones de pesos anuales en gastos de protección a la compañía, reparación de daños y cuidado de los empleados por extorsión y secuestro.
Por otro lado, la crisis y el enojo social desatado por la desaparición de los normalistas tampoco ha abonado en el ánimo de los inversionistas: la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México advirtió en la más reciente minuta de noviembre pasado que los acontecimientos sociales en el país podrían deteriorar los niveles de confianza de los agentes económicos, locales y extranjeros, con su consecuente efecto adverso sobre la inversión.
En un foro organizado por el semanario inglés The Economist, a principios de noviembre, el columnista Michael Ried, le comentó al Secretario de Hacienda que México tenía una agenda pendiente: “La de seguridad y derecho”, abierta tras la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Días después, en una entrevista radiofónica, Videgaray Caso tuvo que reconocer que “estos hechos le han dado la vuelta al mundo y han, sin duda, marcado la opinión que se tiene de México, fuera de México y dentro de México. Y por supuesto puede haber decisiones de inversión, decisiones de contratación de empleos que se vean afectados. Sería una ingenuidad decir que no tendrá un efecto en la economía”.
A Videgaray, pues, no le quedó de otra que aceptar el impacto de la violencia persistente en el país sobre la economía.
El Bank of America Merrill Lynch (BofAML) también advirtió: “La inseguridad creciente que se vive en el país es ya el principal factor que detiene el crecimiento de la economía mexicana”.
En su informe mensual de noviembre sobre los mercados emergentes globales, cuyo apartado sobre el país titula “México: una recuperación más débil de lo esperado”, ese banco de inversión advirtió: “En las últimas semanas, las preocupaciones sobre la inseguridad han regresado a los reflectores como el principal factor que detiene el crecimiento económico. La inseguridad encabeza las preocupaciones (de los analistas) por encima de la política fiscal, la volatilidad financiera y la debilidad externa de los mercados”.
Mientras, la administración federal se prepara para cerrar un año de pesadilla económica y social, los analistas centran ahora sus expectativas en el 2015, año en el que esperan que el país pueda alcanzar un crecimiento de al menos 3 por ciento.
Luis Foncerrada planteó esperanzado: “lo que esperamos es que con la mejoría del Estado de Derecho también la inversión mejore”.