La investigación ha analizado a mil adolescentes usuarios de videojuegos en línea, buscando determinar si las necesidades psicológicas de estos jóvenes jugadores están relacionadas al consumo de videojuegos de forma obsesiva y no controlada.
Madrid, 10 de noviembre (EuropaPress).- No existen evidencias suficientes para considerar que la práctica obsesiva de videojuegos constituya un trastorno clínico con efectos negativos significativos para los jugadores adolescentes, según un estudio científico de las Universidades de Cardiff y de Oxford (Reino Unido).
La investigación llega después de las advertencias de distintas asociaciones sanitarias como la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos o la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde mayo reconoce el trastorno por uso de videojuegos, que es considerado oficialmente un trastorno debido a comportamientos adictivos.
Ahora, a la luz de los descubrimientos del últimos estudio, los investigadores no creen que "exista suficiente evidencia que garantice pensar en los videojuegos como un desorden clínico en su justo término", según afirma el coautor del estudio, Andrew Przybylski, director de Investigación del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, y recoge la institución.
Los autores no encontraron "ninguna evidencia que sugiera una relación insana entre el consumo de videojuegos con la existencia de problema emocionales, sociales o de comportamiento", como explica Przybylski.
El estudio propone que las diferencias en el consumo de videojuegos están más relacionadas con otros aspectos que con el uso compulsivo, como "si las necesidades psicológicas básicas de los adolescentes de competencia, autonomía o pertenencia social se están cumpliendo" o si los adolescentes "ya están experimentando problemas funcionales mayores", según el coautor de la investigación.
La investigación ha analizado a mil adolescentes usuarios de videojuegos en línea, buscando determinar si las necesidades psicológicas de estos jóvenes jugadores están relacionadas al consumo de videojuegos de forma obsesiva y no controlada.
Entre el resto de sus descubrimientos, la mayor parte de los adolescentes jugaron a videojuegos en línea al menos una vez al día, aunque menos de la mitad de ellos registraron síntomas de juego obsesivo o compulsivo, a pesar de jugar más de tres horas al día de media en estos casos.