Edurne Batanero recibió el pasado 29 de septiembre el segundo Premio de Poesía Joven Vaso Roto por Infancia es una fruta obra “donde la tradición lírica en lengua española se confirma y subraya”. La poeta habló con SinEmbargo sobre su galardón y el contenido de su poesía.
Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).– “Ser niño en el mundo actual es bastante duro”, planteó en entrevista la poeta Edurne Batanero en relación al contenido de su obra Infancia es una fruta (Vaso Roto), un libro en donde “el claroscuro y la nostalgia definen una manera de leer el mundo, ese gran mundo primigenio, a través de la historia personal, íntima”.
“En la niñez hay muchas injusticias, simplemente porque tienes padres, profesores y el mundo no está hecho a tu medida y muchas veces se les olvida que el mundo no está hecho a tu medida, que tus piernas no miden lo mismo, aunque tengas mucha energía y corras, tú ritmo no es el mismo, es un ritmo muy diferente y también por eso me gusta hablar de esto desde la poesía, porque creo que la poesía también propone otro ritmo, igual que hace la infancia al mundo”, expresó la autora a SinEmbargo.
El jurado que premió la obra con el segundo Premio de Poesía Joven Vaso Roto estuvo integrado por los poetas José Javier Villarreal, José María Muñoz Quirós y la ganadora anterior, la chilena Emilia Pequeño Roessler, quienes destacaron precisamente que la poesía de Batanero “se distingue por su unidad, manejo del ritmo, contundencia expresiva, que presenta un imaginario donde la cotidianidad adquiere una presencia central” al tiempo que usa “un lenguaje justo que revela un mundo esencial y, a la vez, misterioso”.
Batanero reconoció el trabajo que ha llevado a cabo Vaso Roto al acercar las obras de muchísimos poetas al castellano. “Ha hecho una labor enorme y reconoce que la poesía joven existe, que hay que darle un valor y hacer este premio. Lo valoro mucho, lo valoro en general de las editoriales que lo están haciendo, porque no todas están reconociendo esta poesía joven y creo que la mejor forma de reconocerlo es accediendo a un premio así, para que podamos publicar”.
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—Se habla mucho de que infancia es destino, ¿pero en qué manera es olvido?
—Al final mi relación con la infancia es un poco diferente a otras, porque por mi trabajo sigo en contacto continuo con la infancia y nunca la he olvidado, hay gente que de repente forma una familia y desde que han dejado de ser niños no han sabido lo que era ser un. Entonces, creo que ahí es algo que traigo un poco sobre la infancia, mi contacto con ella y al final que la infancia está ocurriendo todo el rato, aunque no sea la nuestra.
—A veces escribes desde el presente, y a veces desde el futuro, no está anclado ciertamente a un tiempo como lo conocemos, porque el juego de las palabras que haces tú es bastante amplio ¿me podrías hablar sobre esto?
—Sí, creo que al final creo que ese ha sido un acierto, hablo de distintos temas sobre cómo los he podido seguir yo durante mis distintas etapas vitales que he recorrido o a las cuales me he acercado ahora, y creo que muchas veces nos enfocamos en hablar de las cosas sólo desde el tiempo actual y no le damos valor a como la sentíamos antes.
—Pero además está este elemento de la huella o la no huella que deja uno, el paso por esta vida, ¿cómo convives con este elemento?
—Si le damos valor a lo cotidiano es mucho más fácil que no nos importe tanto al paso del tiempo, porque veremos cómo se asienta en nuestras vidas poco a poco, está esto cotidiano y estos cambios, aunque muchas veces sean grandes y eso, como digo, que cuando yo muera nadie de la mayor parte de la gente con la que he tenido relaciones hasta ahora, sobre todo en mi familia, no estarán prácticamente ninguno.
—La invisibilización del legado de cada una de las mujeres en la historia universal es otra cuestión que abordas…
—Sí, creo que yo cuando empecé a leer libros ya más de adolescente, a mí me costó como reenganchar a la lectura como en este paso de los cuentos infantiles a libros ya más de adolescente y tuve un boom muy grande de ciencia ficción en las que las protagonistas eran mujeres y yo por primera vez fue ahí donde vi a protagonistas mujeres, con las cuales yo me podía representar, pero en cambio a mí en el Instituto nunca me enseñaron ningún poema con el que me pudiese representar y no me enseñaron casi literatura con la que yo me pudiese sentir cercana y creo que hay mucha literatura a lo largo de toda la historia en la cual se expresan ciertas ambiciones de la adolescencia y que es muy importante, además, en esa etapa, la representatividad, sentir que lo que pasa en el mundo y lo que te pasa a ti, existe y que ha existido más allá.
Eso es algo muy importante y me dio pena porque yo ahí en el momento en el que me enseñaron la poesía en el instituto era algo que tal como me lo enseñaron, parecía completamente ajeno a mí y no fue hasta que me acerqué a más autoras, que son muchas veces contemporáneas, que ya dije ‘aquí hay algo’ y luego ya el paso de descubrir que hay algo que ha existido durante siglos, pero que nunca me habían hablado de ello, no era ni siquiera muchísimas autoras, es que ni siquiera son un pie de página, y en cambio son una parte fundamental de la historia, en este caso más de la literatura y concretamente de la poesía pero de la historia universal de todo, siempre ha habido mujeres detrás y creo que eso es un fallo, en cómo se está enseñando, que es importante que las mujeres y que las infancias, y las adolescencias, se sientan representadas en la cultura popular.