La beatificación de Carlo Acutis es una de las más rápidas de la historia de la Iglesia católica, ya que sólo han pasado 14 años desde su muerte.
Roma, 10 oct (EFE).- Carlo Acutis, el joven que murió en 2006 con 15 años y al que Italia conoce como “el patrón de la web” por haberse dedicado a hablar de su fe y ayudar a los demás a través de la tecnología, ha sido hoy beatificado en Asís (centro de Italia).
“Era un chico como muchos otros que podía encontrarse con sus amigos todos los días”, pero en su mochila llevaba, “además de los libros de bachillerato, una fe tan profunda que llegó al corazón de quienes lo conocieron” personalmente “y en la red”, ha recordado este sábado en las redes sociales el alcalde de Milán, donde vivía Acutis, Giuseppe Sala.
Acutis ha sido beatificado en una ceremonia celebrada en la basílica de San Francisco y ante la presencia de decenas de familiares, amigos y personas que lo conocieron por internet.
Nació en 1991 en Londres y falleció en Italia 2006, con 15 años, por una leucemia fulminante.
Su beatificación es una de las más rápidas de la historia de la Iglesia católica, ya que sólo han pasado 14 años desde su muerte.
El papa Francisco lo declaró venerable en el verano de 2018, señalándolo como un ejemplo para todos los jóvenes en su exhortación tras el sínodo dedicado a ellos, “Christus vivit”.
Los medios de comunicación explican que se trata del primer beato “millennial”, nativo digital, y ejemplo de que la tecnología puede ser muy positiva.
La Congregación para las Causas de los Santos reconoció como milagro necesario para su beatificación la curación, considerada inexplicable por algunos expertos, ocurrida el 12 de octubre de 2013 en Campo Grande en Brasil, donde vivía un niño sudamericano nacido en 2010 con una malformación congénita del páncreas, órgano que en el niño estaba prácticamente dividido en dos.
Solo una cirugía compleja y peligrosa podría haber eliminado el problema, pero la cirugía nunca se realizó porque el niño se recuperó después de una oración especial celebrada por un sacerdote en presencia de una reliquia de Carlo, una trozo de pijama.