Las mujeres de la CNDH -pernoctan allí unas 50 y se turnan para su vigilancia más de un centenar- han decorado la sede con todo tipo de pintadas: hay carteles en las puertas, la fachada y las paredes lucen montones de frases por la justicia y por el feminismo, e incluso los cuadros históricos han sido repintados con spray.
Por Miquel Muñoz
México, 10 de septiembre (EFE).- Mujeres activistas y víctimas de violencia cumplieron este jueves siete días de ocupación de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), un acto sin precedentes que pone contra las cuerdas a un Gobierno que asegura que la acción está orquestada con fines políticos.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador declaró este martes que el asunto tiene “mucha difusión” porque los medios y la “prensa conservadora lo magnifican” para perjudicar al Ejecutivo de un país en el que son asesinadas diez mujeres cada día.
“Hay una demanda justa de que se atienda, una necesidad, pero ya se convirtió en un asunto, vamos a decir, político y -no me equivoco- abrazado por el conservadurismo”, consideró el mandatario en unas polémicas declaraciones que no han calmado las aguas.
UNA SEMANA DE LUCHA
La toma de la sede de la CNDH por parte de víctimas de violencia y activistas feministas se empezó a fraguar el 2 de septiembre, cuando los colectivos Ni una menos y Bloque Negro México acudieron a socorrer a Marcela Alemán, la madre de una niña violada en 2017 que se encadenó al edificio ese día para pedir avances en su caso.
“El jueves, la señora Marcela se retiró de las instalaciones. Dijo que se sentía cansada y que había llegado a un acuerdo con las autoridades. Pero se quedó la señora Silvia (otra afectada) y decidimos quedarnos en plantón el jueves y la mañana del viernes en su apoyo”, explicó a Efe Érika Martínez, cabecilla de la ocupación.
Martínez, cuya hija fue violada a los siete años sin que el agresor haya sido detenido, detalló que la entrada en la CNDH se produjo finalmente el viernes “como a la una o a las dos de la tarde”, que leyeron un pliego petitorio y permitieron retirarse al personal que estaba trabajando allí.
LA REIVINDICACIÓN
Las mujeres de la CNDH -pernoctan allí unas 50 y se turnan para su vigilancia más de un centenar- han decorado la sede con todo tipo de pintadas: hay carteles en las puertas, la fachada y las paredes lucen montones de frases por la justicia y por el feminismo, e incluso los cuadros históricos han sido repintados con espray.
Todas las acciones persiguen un mismo fin: “Que se den respuestas inmediatas o al menos que agilicen las carpetas (de investigación) de todas las personas que han sido sus trámites engorrosos”, subrayó Martínez a la entrada del edificio.
El año 2019, el primero completo de la Administración de López Obrador, fue el más sangriento de la historia de México desde que se tiene registro con 34.608 homicidios dolosos y mil 12 feminicidios, como se conoce a los asesinatos por razón de género.
“Tal vez no podemos trabajar con ellas (las víctimas) en lo legal, pero que sí seamos el vínculo para que esas personas sean escuchadas y se actúe ya rápido”, pidió la activista.
APOYO MUTUO
Para ello, las feministas recogen “una copia de la carpeta de investigación” de todas aquellas víctimas de violencia, no solo mujeres, olvidadas por la Administración, con el objetivo de entregárselas a las autoridades.
Ese es el caso de Romana Rivera, que acudió este jueves al edificio para intentar resolver el caso de su hija Diana García Rivera, desaparecida con 21 años en el sureño estado de Quintana Roo.
“Me enteré de que aquí hay un grupo refugiadas que están apoyando en algunos casos y están buscando abrir puertas para que seamos escuchados y que se sigan las investigaciones”, explicó a Efe Rivera, emigrada a la capital para buscar que la ayuden a encontrar a su hija, sustraída de una discoteca en febrero de este año.
Esta madre aseguró que en México “sola es imposible que te vean y que te escuchen”, por lo que emocionada apoyó la entereza de las ocupantes de la CNDH, un organismo autónomo que siempre ha recibido críticas de ciertos sectores sociales pero especialmente desde que asumió la presidencia Rosario Piedra, actual titular.
“Yo aplaudo lo valientes que son, lo aguerridas, y que lo están haciendo no solo por ellas, no por un solo caso, sino por muchas personas. Y a veces es necesario para que seamos escuchadas y vistas”, consideró.
Mientras dura la ocupación, los colectivos feministas se han organizado para repartir despensas que les entrega la comunidad entre mujeres y familias vulnerables.
“Es un trabajo de mucho esfuerzo. Ayer todas las chicas no durmieron armando despensas y acomodando todo lo que se nos está trayendo. Yo le agradezco al público en general el apoyo que nos están dando, porque esto es de todos y para todas”, indicó Martínez.
RESPUESTA GUBERNAMENTAL
La secretaria de Gobernación (Interior), Olga Sánchez Cordero, se reunió el día de ayer en su ministerio con las mujeres que tienen tomada la CNDH para ofrecer una solución y prometió tratar de manera individualizada cada caso.
Tras ese encuentro, Sánchez Cordero pidió en la conferencia matutina del presidente que desalojen la sede porque ya “se está atendiendo su reclamo”.
“Creo que ya no tendrían ellas por qué estar dentro de las instalaciones si sus legítimas preocupaciones y reclamos están siendo debidamente y puntualmente atendidos desde la Secretaría de Gobernación”, consideró.
Sin embargo, Érika Martínez aseveró después de esas declaraciones que lo que está ocurriendo “es solo el principio” mientras haya solo “promesas” y no “una respuesta concreta”.
“Sí se puede y aquí lo estamos demostrando. Vamos a seguir en pie de lucha hasta que esto se acabe”, zanjó