Sandra Carbonell explica cómo la coordinación de intimidad está ayudando a crear escenas sexuales más seguras y dignas, desafiando estereotipos y promoviendo un cambio en la industria audiovisual.
Ciudad de México, 10 de agosto (SinEmbargo).- Cual espejo del mundo real, en la representación cinematográfica de la sexualidad muchas actrices, y también actores, han vivido abusos. Pero en la industria, aún dominada por estructuras patriarcales y jerárquicas, una aliada comienza a intervenir para crear espacios seguros en el set: la coordinación de intimidad.
Sandra Carbonell llega a la librería Utópicas y atraviesa los salones repletos de obras feministas hasta llegar a un pequeño jardín. “Me fascina ver historias sensuales, eróticas. La coordinación de intimidad es un espacio creativo para hacerlas de manera segura”, dice en entrevista.
Carbonell es actriz, productora y coordinadora de intimidad. Es decir, asesora las escenas sexuales en películas para prevenir más abusos en su representación
Certificada por el Sindicato de Actores de Cine-Federación Estadounidense de Artistas de Radio y Televisión (SAG-AFTRA, por sus siglas en inglés), es pionera en México de esa figura que cada vez toma mayor relevancia en Hollywood y en producciones europeas.
Poco a poco, las escenas sexuales van siendo y tendrán que ser “dignas. Porque hasta ahora muchas han sido un tanto violentas, llenas de estereotipos” hacia las mujeres, las personas racializadas y las disidencias sexogenéricas.
Y antes de que se malentienda, aclara: “hay quienes piensan que la coordinación de intimidad está ahí para censurar, pero de eso no se trata”. De lo que sí se trata, explica, es de establecer comunicación entre todos los departamentos para que puedan hablar de manera clara, franca y abierta sobre cómo se puede construir la escena.
“Como actores o actrices no solemos negarnos a una instrucción, generalmente estamos disponibles a interpretar lo que sea de nuestros personajes. Y las escenas de intimidad normalmente no se hablan”.
En México, una de cada dos personas que labora en el sector “cree haber sufrido acoso sexual en su espacio laboral”, según la Encuesta regional sobre violencia y acoso en los espacios de trabajo en la industria audiovisual y de las artes escénicas en Latinoamérica, elaborada por la Federación Internacional de Actores (FIA-LA).
LEGADO DEL #MeToo
El rol de coordinación de intimidad en el cine es muy joven, surgió gracias a los movimientos #MeToo de 2017 y Time’s Up de 2018 en Hollywood. Ambas acciones se originaron luego de que, finalmente, las agresiones sexuales cometidas durante años por el productor Harvey Weinstein fueron tomadas en serio.
Ese caso brindó a muchas personas de la industria del cine estadounidense la confianza para hablar sobre los abusos sexuales que habían vivido. Y las denuncias que habían pasado sin mayor consecuencia recibieron la importancia que merecían.
Por ejemplo, desde 2007 la actriz francesa Maria Schneider reveló que la escena de violación en la película El último tango en París realmente había sucedido. El director Bernardo Bertolucci y el actor Marlon Brando acordaron cómo crearían la secuencia sin avisarle a Schneider, de entonces 19 años de edad.
Bertolucci dijo años más tarde que su intención era que Maria Schneider no fingiera la rabia y la humillación de una violación, sino que la sintiera realmente.
La primera escena que Sandra Carbonell coordinó en México fue de una agresión sexual. “No es lo mismo tener una escena de sexo simulado, donde se recrea una situación romántica, a una escena que de acoso o violación”.
Para ambos casos la coordinación de intimidad está ahí para romper con la normalización de las agresiones sexuales, encubiertas en nombre del arte y la libertad de expresión.
“Tener al coordinador de intimidad ayuda a que haya un tercer aliado, que no representa una figura de poder, para hablar de esto en un espacio seguro”, dice Sandra Carbonell.
Si al hacer la escena “alguien no se siente bien emocionalmente, yo podría darme cuenta por mi formación y parte de mi experiencia me permite intervenir para evitar que se revivan recuerdos o se revictimice. No soy psicóloga, no doy terapia, pero sí soy primera respondiente” en casos de abuso.
POR UNA SEXUALIDAD DESCOLONIAL
Sandra Carbonell se formó con Claire Warden, la primera directora de intimidad en Broadway y quien llevó este rol al cine. Pero a diferencia del teatro, en la industria cinematográfica las coordinadoras o los coordinadores de intimidad no dirigen la escena en cuestión.
No obstante, “apoyamos al equipo de dirección para crear la escena, somos coreógrafos y tenemos formación actoral para hacerlo”, explica.
“A veces a mi rol le toca la parte incómoda de tener que decir ‘podemos mejorar esto, la manera más adecuada podría ser ésta, el lenguaje más asertivo para este tipo de escena es tal’. De nuevo, no es cancelar, es llamar a las cosas por su nombre, entender las diferentes formas de violencia” y prevenir que se ejerzan.
No todas las personas ven necesario el trabajo de la coordinación de intimidad, hay quienes han preferido que no sea contratada, “a veces es mejor recibida que otras. Es un proceso. También hay quienes están muy conscientes de que estamos en un punto de reeducarnos y que para eso tenemos que tener mayor apertura”.
Grandes producciones, como la película Poor Things (Yorgos Lanthimos, 2023), incorporaron esta coordinación. La encargada fue Elle McAlpine, quien también orientó la serie Baby Reindeer (Richard Gadd, 2024). Las escenas íntimas en las series Heartstopper y Sex Education fueron coordinadas por David Thackeray.
“Yo soy fan de la coordinadora de intimidad de Bridgerton, Elizabeth Talbot. Hemos visto escenas de intimidad maravillosas, algunas más explícitas y otras más sutiles. Pero todas están trabajadas con la visión clara de que los intérpretes no tienen que ser violentados para hacerlas”.
Ambientada en el siglo XIX, Bridgerton es una de las series más vistas y su éxito se ha debido, en parte, a la diversidad racial de su reparto, que también integra a personas con cuerpos no normativos.
“Las generaciones cambian, la industria cambia”, dice Sandra Carbonell esperanzada. A pesar de ello, todavía “a las mujeres es a quienes más se les sexualiza y a quienes menos se les pregunta” cómo quieren construir la escena íntima en la que, literalmente, pondrán el cuerpo.
Pero la sexualización de las mujeres en las historias no es la misma para las mujeres blancas, latinas, negras o de pueblos originarios.
Mientras a las mujeres latinas se les hipersexualiza, a las mujeres indígenas se les despoja del poder de lo erótico. “Estoy releyendo El mexicano: psicología de sus motivaciones, de Santiago Ramírez, y en una parte habla acerca de la sexualización de la mujer indígena desde la época de la conquista”, cuenta Carbonell.
Porque las guerras, invasiones y colonizaciones se hacen también mediante la violencia sexual, de género y racista, “a las mujeres indígenas se les ha reducido al papel de la mujer ultrajada y luego, al de madre”, explica la actriz.
En su ponencia Los usos de lo erótico: Lo erótico como poder, de 1978, la poeta y pensadora afroamericana Audre Lorde señaló “la falsa creencia de que suprimiendo lo erótico de nuestras vidas y en nuestras consciencias, pueden las mujeres ser verdaderamente fuertes”.
La feminista y activista negra indicó que “para que una opresión pueda perpetuarse a sí misma, debe corromper o distorsionar las varias fuentes de poder que posee la cultura del oprimido y podrían proveer energía para el cambio. Para las mujeres esto ha significado la eliminación de lo erótico como fuente de poder e información en nuestras vidas”.
La función de la coordinación de intimidad no es cambiar guiones ni mucho menos modificar personajes. No obstante, el diálogo que está abriendo sobre cómo actuar la sexualidad contribuye a desmantelar planteamientos colonialistas del poder sexual.
“Sí influye. Yo creo que desde darle a las actrices o a los actores la seguridad de que pueden decir ‘me gustaría llevar mi personaje por este lado, preferiría no llevarlo por éste’, lo hace. Tal vez no lo verbalizo yo, pero ellos y ellas tienen esa fortaleza para hacer cambios”.
UN LARGO CAMINO QUE YA ESTAMOS ANDANDO
En marzo de este 2024, la actriz y directora de cine Judith Godrèche habló en el Senado francés sobre violencia sexual en la industria del cine y pidió incorporar una coordinación de intimidad para todas las escenas sexuales.
Godrèche contó que en 1989, cuando tenía 15 años de edad, el director Jacques Doillon, de entonces 45 años, despidió al actor que debía hacer con ella una escena sexual y tomó su lugar. Nadie en el set hizo algo por impedirlo, dijo.
Dünyaca ünlü iki yönetmen cinsel istismar suçlamasıyla gözaltına alındı!
Fransız sinemasının önemli isimleri Benoit Jacquot ve Jacques Doillon, Fransız oyuncu Judith Godreche tarafından cinsel saldırıyla suçlandı. İki yönetmen iddiaları reddetti. pic.twitter.com/NghmIUShqP
— WW Press (@wwpressco) July 2, 2024
“La coordinación de intimidad comienza a solicitarse con mayor frecuencia en las producciones, no en todas, pero en ese camino vamos”, dice Sandra Carbonell.
La apertura de las actrices y los actores a este rol es también cada vez mayor. “Generalmente las y los intérpretes más jóvenes la reciben de manera un poco más abierta porque posiblemente son sus primeras experiencias. Para ellos tener un coordinador de intimidad y hablar acerca de estas escenas se convertirá en lo normal”.
Retratar la sexualidad en la industria audiovisual genera todavía cierta “polémica, que se va a ir quitando conforme empecemos a contar historias humanas, naturales, sin morbo. Como espectadores, nos gusta vernos identificados con alguien en pantalla, eso es parte de lo que nos atrapa” y muchas de esas representaciones están siendo canceladas por el público.
En México, el avance va a otro ritmo. “Cuando el #MeToo se replicó aquí, a muchas de las actrices las desestimaron” e incluso las agredieron en redes sociales y medios de comunicación, lamenta Sandra Carbonell.
Pese a esos obstáculos, la conversación ha continuado en este país y eso “ha permitido que veamos prácticas que no han sido correctas. Noto que hay mayor conciencia, tanto en hombres como mujeres dentro de la industria. Es un recorrido largo que tomará todavía un tiempo, pero ya está sucediendo”.