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Ernesto Hernández Norzagaray

10/08/2018 - 12:03 am

Enrique Alfaro y López Obrador

En los últimos años he vivido temporadas en Guadalajara y esas estadías me han permitido ver el estilo de gobernar de Enrique Alfaro.

Enrique Alfaro llegará al Gobierno de Jalisco con un gran capital político. Foto: Cuartoscuro

En los últimos años he vivido temporadas en Guadalajara y esas estadías me han permitido ver el estilo de gobernar de Enrique Alfaro que en su accionar cotidiano provoca inmediatamente confianza, un valor escaso entre los políticos mexicanos y que le ha permitido ganar elecciones y lo ha convertido en una referencia política regional.

Este político egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente y de El Colegio de México, donde estudió una maestría en Estudios Urbanos, que le ha sido fundamental para dar sustancia a su paso vertiginoso por la política bajo la bandera del partido Movimiento Ciudadano (MC) que Dante Delgado lo presume como ejemplo de eficacia política.

Sin embargo, el pasado 6 de julio, y por alguna razón poderosa, señaló que nunca se había afiliado a MC, pero su plataforma la había utilizado para lanzar su proyecto político que, como sabemos, lo llevó sucesivamente al Congreso del Estado (2007-2010), la Presidencia Municipal de Tlajomulco de Zuñiga (2011-2012), la Presidencia Municipal de Guadalajara (2015-2017) y, muy pronto será Gobernador del estado de Jalisco (2018-2024).

Afirmó, además, de que éste será su último cargo público y que luego se retirará de la vida política. En 2024 apenas tendrá 51 años. Una edad en que muchos políticos apenas empiezan a despegar el vuelo a lo alto. Pero, mientras son peras o son manzanas, llegará al Gobierno de Jalisco, con un gran capital político. No le afectó el tsunami lopezobradorista y ganó la elección con casi el 40 por ciento de la votación emitida.

Ahora, se propone llevar a cabo una gran obra política en su estado natal, donde existen serios rezagos y mayores desafíos, aun cuando se le buscó atemorizar lanzando amenazas de muerte presuntamente por el Cártel Jalisco Nueva Generación en plena campaña electoral a través de tres mantas ubicadas estratégicamente en algunas de las principales avenidas tapatías.

Son altas las expectativas que tienen los ciudadanos tapatíos en este político y es motivo de atención de quienes vemos la política desde otros estados. Jalisco es uno de los estados con mayor densidad demográfica y es pieza clave en las relaciones que el gobierno de AMLO, tendrá con los estados gobernados por políticos que no militan en Morena.

Aunque hay que distinguir entre aquellos gobernados por priistas, panistas o verdes, y aquellos como MC y PRD, que en 2006 y 2012, fueron en coalición con Andrés Manuel, dicho coloquialmente “donde hubo fuego, cenizas quedan”, pero más allá de lo estrictamente partidista, la experiencia y personalidad de Alfaro y su sólida formación política, inspirada en valores ciudadanos, lo presenta como un político espejo donde terminaran viéndose otros y para empezar se planta en defensa del federalismo y en contra del centralismo.

Alfaro Ramírez, es un político con una gran cantidad de seguidores en redes sociales y recientemente subió un texto a Facebook donde sucintamente pone sobre la mesa lo que habrá de ser su gobierno de refundación y la relación que sostendrá con Andrés Manuel, a partir de un tema fundamental, el federalismo, el de “los coordinadores estatales de delegados en los estados del país”, que AMLO ha señalado serán para detener la corrupción en el manejo de los recursos federales. Ante esto, Alfaro se pronuncia con respeto, pero contundente:

  1. “Aquí en Jalisco la decisión también fue muy clara: casi un millón cuatrocientos mil personas me otorgaron el honor de gobernar el estado, ser el gobernador que más votos ha recibido en la historia de Jalisco y el que ha ganado con la ventaja más amplia en los últimos veinticuatro años; es una responsabilidad a la que dedicaré todo mi tiempo, sin distracciones;
  2. Por ello mi postura es clara: mi relación con el gobierno de la república será directa con el presidente y con sus secretarios de estado, no habrá en Jalisco autoridades intermedias simplemente porque eso vulnera principios constitucionales básicos y lastima el espíritu del pacto federal; no existe en nuestro marco legal ninguna figura que funja como vínculo entre entidades federativas y el ejecutivo federal, los delegados federales nunca han tenido facultades de decisión ni autonomía técnica; existen, siempre y cuando sean indispensables para prestar servicios o realizar trámites en cumplimiento de los programas a su cargo, incluso hay que entender que dotar a las delegaciones o cualquier otra figura de carácter administrativo de facultades de control, fiscalización del ingreso y gasto público federal sería una violación flagrante al orden constitucional;
  3. El Pacto Federal que da vida a nuestro país debe ser cuidado y respetado por todos los mexicanos, principalmente por quienes conformamos el poder público. En Jalisco vamos a hacer valer ese pacto federal con energía y con respeto, tal como lo establecen los artículos 40 y 41 de nuestra Constitución; a Jalisco lo gobernarán los jaliscienses, quienes estarán bien representados en los poderes de la Unión y del estado.
  4. El próximo presidente de la república encontrará en el próximo gobernador de Jalisco un aliado en la lucha contra el régimen de corrupción que hasta hoy domina la vida pública e institucional de nuestro país, esa también ha sido nuestra lucha de origen…con el presidente de México coordinación y voluntad para construir acuerdos, siempre; subordinación y sometimiento al margen de nuestras leyes, jamás.
  5. No hay espacio para la simulación, mucho menos para la mezquindad, en Jalisco esperamos del próximo presidente de la república respeto al pacto federal, a la soberanía de nuestro estado y a nuestro derecho de gobernarnos; en Jalisco esperamos que el ejercicio del poder desde la presidencia de la república pueda superar los intereses electorales y de partido.
  6. En México se ha luchado durante décadas contra el centralismo, el autoritarismo y el uso faccioso del poder público, Jalisco ha sido pilar, ejemplo en esta lucha, y lo seguirá siendo”.

Así, concluye que la relación será directamente con el presidente, y quizá le asiste la razón máxime que es un aliado en la lucha contra la corrupción que es fundamental en ambos gobiernos, estamos ante un dilema que si López Obrador no lo toma en cuenta podría esto podría terminar en una controversia política y constitucional innecesaria que al final seguramente perdería. No hay espacio para los superdelegados habiendo como bien lo dice Alfaro: “control, fiscalización del ingreso y gasto público federal”. Y en el caso de Jalisco, el superdelegado, es nada menos Carlos Lomelí, el candidato perdedor de Morena. De ese tamaño se busca la cuña. Al tiempo.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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