Tomás Calvillo Unna
10/07/2024 - 12:04 am
Del grito al canto solo el agua
“La tierra aún guarda esos recuerdos del diluvio; cuando trató de escaparse y levantó sus muros”.
I
Flama líquida de la imaginación,
el inmemorial bautismo de fuego nos interroga.
Sin respuesta alguna, proseguimos.
Se escucha la corriente de luz,
los borbotones de historias.
El agua retorna a su origen,
e inunda;
cada átomo nuestro lleva un océano.
El agua siempre ha sido imperial
en un vaso o en la mar,
despliega su dominio.
Desde los orígenes
ella marca y diseña nuestros caminos;
ahí están los ríos y las cascadas,
sus ojos y manantiales.
La naturaleza toda lo sabe
cuando el agua se presenta: impera.
II
Las nubes se fragmentan
escalan las laderas
tratan de alcanzar su cima,
y se desprenden.
Las piedras en su humedad
parecieran estar vivas;
y en miles de rostros esculpidos
con el cincel nocturno del frío,
advierten del silencio que se aproxima.
La montaña despierta cada amanecer;
a pesar de la distancia
el mar impregna su presencia:
el coral de las primeras horas
en el plumaje de las aves.
III
Las gotas de sal
conservan su memoria:
el abanico de sus olas.
Cuando se replegó
emergieron islas y continentes.
Inseparables
el agua y el tiempo
entre las rajaduras del sol
y la puntual luna
decidieron nuestros lugares.
Será ella,
no el fuego,
quien consuma los siglos.
¿Qué tiene el rojo,
que la convierte
en lo más sagrado?
IV
La tierra lo sabe bien
por eso prefiere, cuando puede, enamorarla.
El aire no,
el aire se le enfrenta,
sus vientos huracanados, sus tormentas…
El aire no está reconciliado con ella
pretende vencerla,
arrastrarla, arrojarla…
La tierra, en cambio, sabia,
la recibe, la abraza.
La acaricia
y cuando se cansa,
cuando siente que necesita al viento de compañía,
se convierte en desierto y la arena toma su dominio.
La tierra aún guarda esos recuerdos del diluvio;
cuando trató de escaparse y levantó sus muros:
una gigantesca embarcación varada en sus telúricos temores.
Erigió sus alturas en montañas inmensas
y no pudo, no pudo,
se convirtió en hielo,
y las nubes
no alcanzaron a ser sus velas.
V
El agua en su innato poder
inventó el más poderoso instrumento: el espejo.
Y así pudo capturar al cielo y todas sus maniobras.
Y nosotros pretendimos arrebatárselo,
y por arte de magia revestido de ciencia,
quedamos atrapados en su laberinto de imágenes.
Rendija
Después de la fuerte sacudida, se requiere reflexión y acción, y algo que en política no se ejerce y menos se entiende por una carga histórica mal asimilada, y la errónea compartamentalización que solemos hacer de la experiencia humana. En México y en sus clases gobernantes, pero en general en la degradación cultural que experimentamos y que se ha denominado Narco cultura, la gran ausencia que se evidencia en nuestra sociedad se nombra compasión; y este conocimiento es horizontal, y no cabe el engaño, ni las máscaras ideológicas, ni los buenos propósitos, ni las migajas de clase. No es un tema moral solo, es un tema de conocimiento, un tema científico, de sobrevivencia, del mínimo sentido común que estos tiempos exigen.
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