En la semana los rebrotes de la COVID-19 afectaron la confianza de lo inversores, que previeron nuevos cierres de la economía como resultad de la pandemia. Sin embargo, al final de la última jornada se dio a conocer que la IEA aumentó su previsión de demanda de crudo para el año, lo que animó de nuevo al mercado.
Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo/EFE).- La última sesión de la semana estuvo marcada por la publicación de un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA en inglés), que corrigió al alza sus previsiones de demanda anual de crudo, lo que anima al mercado a pensar que la recuperación económica será rápida, por su relación con las actividades productivas.
El barril de la mezcla mexicana de petróleo de exportación se vendió el jueves en 36.78 dólares por barril hasta la cotización del jueves, debido a que Petróleos Mexicanos (Pemex) no pudo calcular el precio debido a la falta de actividades en Singapur por la jornada de elecciones.
En comparación semanal, la mezcla avanzó un 1.53 por ciento, es decir, 0.57 centavos.
En la semana el crudo mexicano se vendió por encima de los 37 dólares por barril, que es su mejor cotización desde los más de 39 dólares por uno en los que se vendía en el mes de febrero, antes de que se observaran los efectos del parón económico provocado por la pandemia de la COVID-19, así como del impacto que tuvo la guerra de petroprecios entre Rusia y Arabia Saudí.
El precio del barril de petróleo Brent para entrega en septiembre ha abierto este viernes a la baja, con una caída del 1.35 por ciento en el mercado de futuros de Londres, por debajo de los 42 dólares (41.78 dólares). En el día de ayer, el Brent ya cerró con una caída del 2.19 por ciento en una sesión muy volátil.
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró este viernes con una subida del 2.3 por ciento, hasta 40.55 dólares el barril. Al final de las operaciones en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del WTI para entrega en agosto sumaron 0.93 dólares respecto a la sesión previa del jueves, cuando el Texas retrocedió un 3.13 por ciento.
Los precios del “oro negro” subieron espoleados por las estimaciones de la IEA, que elevó su pronóstico anual de demanda de crudo a 92.1 millones de barriles por día (bpd), unos 400 mil bpd más que su estimación del mes pasado.
La agencia indicó una demanda mayor de lo esperado en el segundo trimestre, a medida que disminuyeron los confinamientos y las medidas estrictas de contención del virus en muchos países.
Sin embargo, este informe advierte de la aceleración de la propagación de la pandemia de la COVID-19, que calificó como un “recordatorio inquietante” de que el virus no está bajo control, lo que obliga a que su perspectiva del mercado sea bajista.
También preocupa la reanudación de las exportaciones libias, que según algunos analistas podría agregar unos 900 mil barriles por día al mercado para finales de año en un contexto complicado de demanda y oferta en los meses venideros si continúan los rebrotes y si la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) decide no renovar el histórico ajuste vigente en el mercado, cifrado en 9.7 millones de bpd.
En estos días, el WTI ha sellado una caída semanal del 2.3 por ciento, si bien los expertos apuntan a que se encuentra en una “zona cómoda”, en torno a los 40 dólares, que debería poder mantenerse en las próximas semanas.
En este contexto, los contratos de gasolina con vencimiento en agosto restaron 4 centavos hasta los 1.25 dólares el galón, y los de gas natural para entrega en el mismo mes restaron 4 centavos y medio hasta los 1.779 dólares por cada mil pies cúbicos.