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Rosalina Piñera

06/08/2016 - 12:03 am

Mandarinas o démosle una oportunidad a la paz

Mandarinas (2013), del director georgiano Zaza Urushadze se sitúa en el nudo del odio inexplicable en una bella oda al espíritu humano y la fraternidad.

Mandarinas fue nominada al Premio Oscar 2015 como Mejor Película de habla no inglesa y obtuvo el Premio Gaudí 2015 como la Mejor Película Europea. Foto: Especial.
Mandarinas fue nominada al Premio Oscar 2015 como Mejor Película de habla no inglesa y obtuvo el Premio Gaudí 2015 como la Mejor Película Europea. Foto: Especial.

La paz en tiempos de guerra. Cuando en 1991, el coloso soviético se desmoronó, la guerra fría sostenida hasta entonces por la URSS contra el sistema económico y social de un mundo exterior dio paso a otra serie de contiendas, esta vez, en su propio territorio. Los conflictos étnicos y las diferencias religiosas generaron cruentos episodios de estragos históricos. Mandarinas (2013), del director georgiano Zaza Urushadze se sitúa en el nudo del odio inexplicable en una bella oda al espíritu humano y la fraternidad.

Durante la guerra de Abjazia, ocurrida en 1992, los habitantes de una aldea estonia situada en territorio abjazo, inician el éxodo hacia su país, una vez que se ha ratificado la independencia de Estonia. Atrás se quedan Ivo, un carpintero que se niega a abandonar al que considera su único hogar y su amigo Margus, quien emigrará en cuanto coseche las mandarinas de su huerto. Ivo le ayuda en esta tarea elaborando las cajas para la recolecta y el transporte. El médico del pueblo completa el triángulo amistoso que se verá sacudido en tiempos de cambio.

Por la pacífica aldea atraviesan eventualmente grupos de combatientes de los bandos en conflicto. Durante una reyerta entre chechenos y georgianos, sobreviven dos soldados rivales con graves heridas. Ivo decide hospedarlos en su casa a pesar del peligro que implica albergar bajo el mismo techo a dos enemigos a muerte. Con estos elementos, el director articula una parábola antibélica que ajusta los parámetros sobre la hermandad y el espíritu de los pueblos.

Si bien la premisa dista de ser original y cabría prever su paso por lugares comunes, el filme posee la virtud de eludir la obviedad y el sentimentalismo de poca valía. Justo lo contrario, Mandarinas es una obra de grandes proporciones, por la sencillez de su planteamiento, la contundencia de su mensaje, la sobriedad de su puesta en escena y la solidez de los personajes que atraviesan por la agonía de una nación fragmentada.

El relato se centra en el viejo Ivo, interpretado por el carismático actor de teatro de origen estonio Lembit Ulfsak. El anciano dictará a los jóvenes soldados las nuevas reglas mientras compartan su techo y mesa: armas y aversiones quedarán fuera de los límites de la vivienda. Fuera de esa frontera podrán dar rienda suelta a sus deseos de aniquilarse. Ambos hombres, convalecientes, verán refrenados sus ímpetus rencorosos y se darán tiempo para el descubrimiento del otro.

En este microcosmos conviven etnias, generaciones, ideologías y religiones, Nika es un aguerrido georgiano cristiano; Ahmed, un combatiente musulmán; Ivo, un estonio férreo creyente, ante todo, de los valores humanos. El cineasta, también guionista del filme, acentúa el paisaje de la provincia de Abjazia como un pacífico páramo que propicia el encuentro entre los hombres. Apoyado, en mucho, por la conmovedora música compuesta por el también georgiano Niaz Diasamidze, que impregna de poética varios puntos climáticos.

Mandarinas fue nominada al Premio Oscar 2015 como Mejor Película de habla no inglesa y obtuvo el Premio Gaudí 2015 como la Mejor Película Europea. Formó parte de la edición 60 de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, recinto en donde se exhibe actualmente. Otro elemento que hace de esta cinta una joya entrañable, es el hecho de ser una coproducción entre Estonia y Georgia, dos países hermanados por su pasado e independencia de la Unión Soviética. Evidencia inequívoca de que la unión entre humanos, culturas y pueblos sólo puede generar frutos dulces, como en este caso, con el dulce aroma a mandarinas.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.

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