“La calificación de la deuda del Gobierno de México se encuentra un escalón por encima del grado de inversión en el caso de Fitch; dos escalones arriba en S&P y con tres escalones de colchón en Moody’s”, explicaron.
Otro de los motivos para que no ocurra el pronóstico de JP Morgan son que otras naciones están adquiriendo deuda que dejaría a México mejor posicionado en 2021, puesto que el Gobierno mexicano ha decidido no adquirir más compromisos.
Ciudad de México, 10 de junio (SinEmbargo).- El 29 de mayo el banco de inversión JP Morgan aseguró que durante 2021 o hacia 2022 México se va a convertir en un “ángel caído”, es decir, va a perder su grado de inversión. Hoy, los analistas económicos de Banorte Gabriel Casillas y Alejandro Padilla dijeron que ellos “tienen otros datos” y que eso no va a pasar.
Las principales calificadoras Fitch Ratings, S&P Global Ratings y Moody’s Investor Service han anotado notas distintas para la economía mexicana y todas se mantiene dentro del rango de inversión sin señales de un cambio a corto o mediano plazo. En el podcast semanal “Norte Económico” de Banorte los economistas expusieron las razones para su pronóstico.
Casillas detalló que aunque alguna de las agencias decidiera recortar su calificación de riesgo sobre la economía nacional, no quedaría en juego el grado de inversión debido a que aún hay margen para bajadas de nota. México tiene calificaciones diferentes en las calificadoras, para Fitch Ratings, es de BBB-; en S&P Global Ratings está en BBB y en Moody’s en Baa1.
“La calificación de la deuda del Gobierno de México se encuentra un escalón por encima del grado de inversión en el caso de Fitch; dos escalones arriba en S&P y con tres escalones de colchón en Moody’s”, explicó Padilla.
En segundo lugar, pese a que la inversión privada y algunos expertos recomiendan a los gobiernos adquirir más deuda para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus, la postura de la administración mexicana ha sido evitar contraer más compromisos bancarios.
El tercer motivo es que en algunos países de la región y del mundo están aumentando su deuda “de manera significativa” por lo que México no quedaría en situación de desventaja, sino de relativa fortaleza en 2021.
“No creo que perdamos grado de inversión este año ni el próximo. El año clave será el 2022, cuando veamos cómo queda el mundo post-COVID, las vulnerabilidades de las diferentes economías, qué tanto ayudaron los paquetes de estímulo fiscal y qué tan endeudados quedaron los países”, agregó Casillas.
Los analistas económicos de Banorte recordaron el caso de Brasil en 2015, cuando perdió el grado de inversión. En aquél momento, explicaron, la deuda del país sudamericano era del 73 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en tanto que la de México es de apenas el 50 por ciento. Aunque hoy, el análisis financiero de BBVA estimó que este año la deuda pública de México podría pasar de 44.7 a 59.2 por ciento del PIB.
Padilla adelantó la importancia de una reforma fiscal en el país para la que aún hay tiempo, pero que es necesaria para fortalecer las finanzas públicas. Casillas tranquilizó el ánimo convulsionado de JP Morgan ante la posible pérdida de grado y expresó “yo tengo otros datos: eso no va a pasar”.
En el reporte “México: En riesgo de ser un ángel caído e implicado en ventas forzadas” el banco alertó sobre la salida de hasta 44.3 millones de dólares del país, colocados en inversiones.
“El crecimiento estructuralmente bajo, el desplazamiento de la inversión privada, el hundimiento del sector energético, la respuesta decepcionante a la pandemia, y la persistente demora de una reforma fiscal exhaustiva sugiere un riesgo creciente de mayores rebajas en la calificación crediticia”, puntualizó el reporte.
Días antes, el 20 de mayo, una encuesta realizada por el Bank of America Securities (BofA) a gestores de fondos, destacó que México perdería, a más tardar, en 2022 su grado de inversión. El 75 por ciento de las personas encuestadas opinó que la pérdida del grado de inversión se dará entre 2020 y finales del 2022.
Si bien, México ha recibido varios recortes a su nota soberana en marzo y abril por parte de calificadoras internacionales, aún mantiene su grado de inversión. La pérdida se deberá en mayor medida por la falta de apoyos fiscales en la actual emergencia provocada por el nuevo coronavirus, además del clima de incertidumbre, manifestado por varios inversionistas sobre las políticas del Gobierno federal.