"Estamos vaciando los océanos de vida y estamos acabando con los recursos naturales y el medio ambiente para cubrir la demanda de carne y otros productos animales", escribe Dulce Ramírez, directora de Igualdad Animal México.
Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).- En México, la mitad del territorio nacional está ocupado por granjas, mataderos, pastizales y cultivos para los animales. De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne, en su Compendio estadístico 2017, México ocupa el séptimo lugar en el consumo de carne a nivel mundial. En promedio, un mexicano consume 35 kilos de carne de pollo al año; 15 kilos de carne de bovino y 19 kilos de carne de cerdo. Según el Panel Mundial de Kantar, los hogares mexicanos acuden a comprar leche 87 veces al año, es decir cada 4 días, llevando en este periodo alrededor de 147 litros por familia.
¿Has escuchado eso de que un vegetariano en una camioneta contamina menos que una persona que come carne en una bicicleta? Suena a chiste, pero es cierto. La industria ganadera es una maquinaria devastadora en términos de contaminación y derroche de recursos naturales.
Pero ni las Secretarías CONAFOR, SEMARNAT, SEDEMA ni las instituciones a nivel estatal ni municipal destinan recursos para informar de este impacto ni mucho menos cómo podemos prevenirlo modificando nuestros hábitos de consumo.
El pasado 6 de junio se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente y el 8 de junio el Día Mundial de los Océanos, conmemoraciones llenas de falacias y de verdades ocultas. Estamos vaciando los océanos de vida y estamos acabando con los recursos naturales y el medio ambiente para cubrir la demanda de carne y otros productos animales.
LLEGA UN NUEVO ESTUDIO
Un nuevo análisis, el más completo realizado hasta el momento sobre el impacto que la ganadería industrial tiene en el planeta, demuestra que la mejor y más sencilla forma de reducir nuestro impacto en el planeta es sustituyendo la carne y los productos lácteos en nuestra alimentación.
Este estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford y publicado en el Journal of Science, generó una gigantesca base de datos basada en 40 mil granjas de 119 países y abarca 40 productos que representan el 90 por ciento de lo que es consumido. A partir de estos datos, fue calculado el impacto total de estos productos, desde la granja hasta el tenedor, el uso de la tierra, las emisiones relacionadas con el cambio climático, el agua potable y la contaminación del aire y el agua.
Entre varios de los efectos positivos de dicho cambio se encuentra que, sustituyendo el consumo de carne y lácteos, el uso de la tierra para generar el alimento de los animales en la ganadería industrial se reduciría en un 75 por ciento.
El estudio también reveló que mientras que la carne y los lácteos solo proveen un 18 por ciento de calorías y 37 por ciento de proteínas, su producción utiliza la mayor parte de tierras (83 por ciento) y produce el 60 por ciento de los gases de efecto invernadero de la ganadería industrial.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es el gran impacto que las piscifactorías o granjas de peces tienen en el medio ambiente. Según el mismo, en estos lugares los peces están constantemente depositando excrementos y se amontonan alimentos no consumidos en el fondo de los estanques donde apenas hay oxígeno, lo cual también los convierte en el medio propicio para la producción de metano, un potente gas de efecto invernadero.
De acuerdo con Joseph Poore, director de la investigación, son los productos de origen animal los responsables de una multitud de problemas medioambientales. En el estudio se pueden conocer las diferencias entre producir un tipo de alimento y otro: producir carne de vaca, incluso con el menor impacto posible, genera 6 veces más emisiones de gases de efecto invernadero y utiliza 36 veces más tierra que la producción de proteína vegetal. “Convertir el pasto en carne es como convertir el carbón en energía. Acarrea un costo inmenso en emisiones”, afirmó Poore.
Si las dependencias encargadas de proteger y conservar el medio ambiente no quieren hablar de las consecuencias de la ganadería industrial, nosotros debemos hacerlo. La solución está en nuestras manos. El futuro de nuestra alimentación deberá estar basado en vegetales si queremos que la Tierra siga siendo un lugar habitable. Considerar alimentarte con alternativas a la carne no es una decisión personal, es una decisión responsable para quienes nos ha tocado vivir el episodio más crítico de la devastación del planeta.