Malpaso edita los recuerdos del gran director de cine y miembro de los Monty Python, Gilliamismos, un libro cargado de tachaduras, dibujos imposibles y muchos “yo” a lo largo de todas las páginas.
Ciudad de México, 10 de junio (SinEmbargo).- “Este no es el libro que mi hija Holly y yo nos habíamos planteado escribir. El plan era hacer un libro grande, caro y elegante, de los que tanto lucen en una mesa de centro, que recogiera mi trabajo artístico e incluyera una exclusiva selección de anécdotas para quienes saben leer”, escribe Terry Gilliam, con la colaboración de Ben Thompson.
“Desgraciadamente, cuando la grabadora se puso en marcha empecé a parlotear sin descanso y al final hemos acabado con lo que podría llamarse el Gran Robo Autobiográfico: una especie de persecución automovilística de mi vida hecha a todo trapo, con un montón de derrapes y accidentes en la que muchos de los mejores momentos quedan zumbando y quedan algo borrosos”, añade.
Por momentos borrosa parece la vida de este director de cine y miembro del grupo humorístico los Monty Python, nacido en 1940 en Minneapolis. Gilliamismos son las memorias prepóstumas de un individuo extraordinario.
Desde su nada opulenta infancia en los gélidos páramos de Minnesota a sus lamentables aventuras en el avispero de Hollywood, pasando por los tumultos más o menos vanguardistas de Nueva York, Londres o Los Ángeles durante los sesenta y los setenta, la vida de Terry Gilliam ha sido tan heterodoxa y apasionante como cualquiera de sus películas.
Muchas fotos e ilustraciones como la que lo muestra cuando era un niño, con un enterito y disfrutando de la naturaleza con “la versión minnesotiana del Jardín del Edén”, al lado de una foto, sesenta años después, “al lado de una cascada, con Johnny Depp, intentando filmar Don Quijote sin conseguirlo”.
Efectivamente, el cineasta tenía pensado hacer las aventuras del caballero andante, pero lo que quedó es el documental Perdidos en la Mancha, que cuenta cómo no se hizo la película.
“Con Don Quijote mi identificación con la imposibilidad del héroe de alcanzar su sueño romántico fue tan absoluta que la película misma se convirtió en una quimera”, dice el autor.
HUNTER THOMPSON Y JOHNNY DEPP: MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS
Gilliam cuenta su encuentro con el escritor Hunter Thompson, con testigos como Johnny Depp y Benicio del Toro, en su casa de Aspen.
“La visita que le hicimos a su casa de Aspen fue el principio un poco exasperante. Sentado en la cocina de su silla de lona, Hunter era como un huracán a punto de desatarse. Afortunadamente, durante aquella visita nadie perdió la vida ni la integridad física. De hecho, estuvo encantador y, viéndolo rodeado de sus acólitos a la espera de que el mundo le rindiera pleitesía (siempre parecía que lo estuvieran grabando para un documental u otro), te dabas cuenta de que todos los rumores sobre su temible reputación eran una estrategia bastante patética para alejarse él mismo (y los demás) de la certeza de que hacía tiempo que no escribía nada bueno”, cuenta Terry.
La película se hizo, con Johnny Depp, a pesar de que la experiencia volvió a refrendar el pensamiento de Gilliam: “No hay que utilizar para el cine obra de autores vivos”.
LOS 12 MONOS DE BRUCE WILLIS
“La primera vez que vi a Bruce Willis hablamos de la escena de La jungla de cristal en la que él tiene que quitarse trozos de cristal de los pies. Le comenté lo reconfortante e interesante que me parecía que un hombre supuestamente fuerte y duro muestre ese tipo de vulnerabilidad y él respondió: - Fue idea mía”, es la anécdota que narra Gilliam a propósito de lo que se considera el mejor trabajo cinematográfico de Willis.
No fue fácil. El filme estaba amenazado por los productores, pero “hicimos caso omiso de todo y la película logró milagrosamente tener éxito”.
“Quizás fuera una entusiasta reivindicación del espíritu indoblegable de los auténticos artistas o la prueba palpable de que la terquedad y la estupidez pueden ganar la partida, quizás se debiera un poco a ambos”, añade.
Terry Gilliam hizo Brazil, con Monty Python hizo entre otras cosas La vida de Brian y con Jeff Bridges hizo El rey pescador, todas películas inolvidables que caben en un puño para guardar los filmes clásicos. Tienes tres hijos, dibuja maravillosamente y tiene una pasión por la vida envidiable. Estas son sus divertidísimas memorias. No hay que perdérselo.