Carlos Alazraki Grossmann (1949) sabe muy bien de lo que habla cuando de campañas políticas se trata.
El fundador y CEO de Alazraki y Asociados tiene ya un largo camino andado en este terreno, siempre trabajando para candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En 1994, cuando el sueño de que México entraba con el pie derecho al Primer Mundo se había desmoronado, y el país se encontraba en franco riesgo de un estallido social a gran escala, poco menos de tres meses después del levantamiento zapatista en Chiapas, Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI, el partido único, el que “ganaba” todas las “elecciones”, fue asesinado en el fraccionamiento de Lomas Taurinas en Tijuana.
Inmediatamente Carlos Salinas de Gortari eligió a un sucesor dentro del equipo de Colosio: nada menos que a su coordinador de campaña, un personaje gris llamado Ernesto Zedillo Ponce de León, quien había dejado la Secretaría de Educación Pública para integrarse a la campaña del candidato oficial a finales de 1993.
Quizá fue sólo el miedo, que ya se había enquistado en los mexicanos como un tumor maligno, pero tal vez también algo tuvo que ver el talento del todavía joven publicista Carlos Alazraki, quien creó, con sólo una frase, una campaña exitosa para el hombre del traje gris: “Bienestar para tu familia”.
El caso es que en las elecciones de 1994, cuando la lista nominal de electores era de poco más de 45 millones de personas, más de 77% del electorado acudió a las urnas, y Ernesto Zedillo ganó con casi 49% de los votos.
Desde entonces Alazraki ha diseñado (a veces con más éxito que otras) las campañas publicitarias de candidatos príistas a puestos de elección en distintos niveles. Son suyos algunos de los slogans más polémicos, como aquel de “Dale un Madrazo al dedazo”, para el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado en las elecciones primarias del PRI en 2000; o el de “Los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”, para la campaña de Arturo Montiel Rojas para la gubernatura del Estado de México en 1999.
Entrevistado en el marco del décimo séptimo Encuentro Internacional de la Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad, en el Museo Nacional de Antropología, Carlos Alazraki no se resiste a hablar de publicidad y campañas políticas.
El hijo del torero, poeta, guionista y director de cine Benito Alazraki, se asume antes que nada como un creativo, y enarbola, ante todo, la bandera de la libertad de expresión.
–¿Cómo la publicidad puede apoyar a las campañas políticas?
–Mira, yo creo que esto empezó desde la época de Zedillo, cuando era candidato Zedillo… Yo te diría que el modernismo en la publicidad política empieza con Salinas, empezamos a ver lo de “Progreso” o como se llamara la campaña ésa…
Parece que ahora Carlos Alazraki no recuerda todos los detalles:
“Con ‘Solidaridad’ empezó todo el rollo y contrataron una agencia de publicidad o dos, y empezaron a profesionalizar el rollo.
La primera campaña política publicitaria real fue la de Colosio, con Zedillo, y ahora ya todo esto es parte de nuestra democracia”.
Antes de que tenga tiempo de preguntarle algo más, Alazraki se cuestiona y se responde en voz alta:
“Ahora, ¿qué te dice la publicidad política? Que una buena campaña no hace ganar una elección, pero una mala campaña sí le puede dar en la madre a una elección. Es el caso de Josefina Vázquez Mota, que creo que lleva, de 20 spots, 20 malos, o sea, no da una. Entonces, ¿cuál es la gran diferenciación? Yo te la voy a poner así: la gran diferenciación es que hagas grandes anuncios, y no la riegues como Josefina”.
–Una de sus campañas más conocidas y recordadas fue la de Arturo Montiel, la de “los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”. ¿Cuál es la valoración que hace ahora, después de tantos años, de esta campaña?
–Yo no puedo hacer ninguna evaluación personal porque sería muy egocentrista, pero sólo te puedo decir que ganó la Presidencia.
“La gubernatura, querrá decir”, le corrijo.
“Sí, sí, la gubernatura”, rectifica, sonriendo, y continúa:
“A mí me invitaron con Arturo seis semanas antes de la elección; él iba siete puntos abajo de Durán, y le dimos la vuelta, y terminamos siete arriba de Durán. De algo sirvió… Bueno, y también hubo errores de Durán”.
–¿Lo que me está usted diciendo es que la publicidad en las campañas políticas es determinante?
Carlos Alazraki se queda pensando unos segundos antes de responder:
“Determinante se me hace muy fuerte… Si yo te doy la verdadera definición de qué es una campaña política, el público va a cambiar de canal, porque es muy fácil: una campaña política es dar a conocer la historia, la trayectoria del candidato y sus propuestas, eso es. Porque no todo mundo conoce al candidato. Eso es”.
–¿Y entonces la publicidad tiene que buscar hacerlo atractivo, como un producto?
“Me encanta esa definición”, me dice, y ríe abiertamente.
“A todo lo que dije de la definición agrega la palabra ‘creativa’. O sea, presentar al candidato con toda su trayectoria, sus propuestas de una manera creativa, como un producto, por supuesto que sí”.
Vuelve a reír, esta vez con más ganas:
“Los intelectuales me odian y no me importa, pero es como un producto. ¿Por qué? Porque vas a todos los mercados, de los 18 años en adelante; todos los estratos sociales, se anuncian en televisión masiva, que no tiene segmentación, se anuncian en radio, usan relaciones públicas que es comunicación social, y simplemente, en lugar de pagar con una tarjeta de plástico en la caja por lo que compraste en el supermercado, pagas con tu credencial de elector para votar… Sí, sí son un producto, aunque me odie todo el mundo”.
–Aunque lo odien los candidatos…
–Sí, pero Andrés Manuel es un producto, y Enrique es un producto, y Josefina y Quadri.
–¿En estos últimos días qué podrían hacer, qué les queda por hacer a los candidatos a nivel publicitario?
–Rezar primero…
Esta vez Alazraki no ríe. Se queda muy serio. Un suspiro se le escapa del pecho:
“Yo lo veo muy feo, a mí no me está gustando, no se qué va a pasar en estas tres semanas. Yo creo que van a ser de mucha violencia y mucha agresividad. Creo que el debate tendrá una gran importancia”.
De pronto el publicista se acuerda de algo:
“En la clase de debate, cuando yo tomé clase de debate, siempre se dice que el que gana el debate, gana entre tres y cinco puntos, y sí es cierto, porque la percepción, cuando ganó Quadri, es que aumentó de 0 a tres y medio, cuatro, de un golpazo. O sea, los que me enseñaron tienen razón”.
–Siguiendo esta lógica, ¿qué tan determinante podrá ser el debate de este domingo?
–Aquí cuatro o cinco puntos son muy importantes; aquí la pregunta es: ¿cuál es la estrategia de cada candidato?, ¿a quién van a madrear?… Josefina ya no llega, pero quedar el PAN en tercer lugar es suicidio colectivo de los panistas. ¿Le va a pegar como estrategia a Andrés Manuel para quedarse en segundo lugar?, ¿Andrés Manuel le va a hacer caso a ella o le va a tirar a Enrique?, ¿Enrique qué va a hacer?, ¿Defenderse solamente?… Va a estar interesante, pero eso sí, serán tres o cuatro puntos que va a ganar el que gane.
–Hace seis años vimos el spot famoso del “peligro para México”; hoy vemos un spot con un audio editado evidentemente. ¿Cuál es su opinión acerca de esto?, ¿se vale todo en esta guerra de campañas?
–Yo creo que es de risa… Mira, yo soy el ser humano que más odia al IFE. Lo odio con toda mi pasión; soy creativo, soy estratega creativo, yo no creo en el control de la libertad de expresión. Entonces cuando a mí me dicen que tengo que meter spots nada más de 30 segundos, están limitando mi creatividad porque si mi estrategia es: quiero cerrar mi campaña con spots de un minuto, no me dejan; si quiero arrancar a la mitad, no arrancar, partir a la mitad un spot de 10 segundos, no me dejan, y además ni siquiera puedo pautar mis anuncios donde yo quiera sino donde ellos digan.
Entonces imaginemos un spot del candidato que quieras en caricatura porque eso dicen las leyes, y los niños con cara de idiotas diciendo: “¿Y este estúpido qué hace acá?”… Es la ley. Entonces, eso para mí es antidemocracia y es censura, y ahora confunden libertad de expresión con guerra sucia, pero ya te bajan anuncios. Acaban de bajar un anuncio del PAN como la Santa Inquisición.
Ya nos quitaron el IFE, ya no es de los ciudadanos, ya es la misma porquería que era antes.
–¿Entonces se valen este tipo de estrategias?
–Sí. Porque, ¿sabes qué pasa? En política es muy fácil: es una oportunidad y nada más hay un ganador. Luego pides perdón, pero no vas a pedir permiso, porque tienes un objetivo: ganar la Presidencia… Bueno, hasta Quadri cree que podría ganar la Presidencia… Bueno, Isabel Wallace cree que va a ganar la capital y tiene 13 puntos.
O sea, la esperanza es lo último que pierden los candidatos.
Se la van a jugar toda, no se qué estrategias van a hacer, falta la negociación, si Enrique llega a la última semana van a tener que negociar…
Pero ayer vi a Andrés Manuel como antes: sigue sin respetar al IFE, sigue sin respetar la elección, ya dijo que el pueblo es el que decide quién gana… sus mamadas de siempre. Entonces ya empieza a preparar el terreno.
Carlos Alazraki se despide cordialmente y se va. Camina como quien aplica esa máxima en todos los terrenos de su vida: “Más vale pedir perdón que pedir permiso”.
Me pregunto, bajo esta lógica, cómo quedará México después del 1 de julio.