Arnoldo Cuellar
10/05/2018 - 9:38 am
Yunque y PAN en Guanajuato: política y negocios
Le gusta asumirse como un hombre piadoso y alejado del mundanal ruido, pero el histórico jefe político del Yunque está más vigente que nunca, como se pone en evidencia con el negociazo que pudo hacer el ex Alcalde de Silao, Gerardo Valdovinos, y su familia completa, con un rancho de 50 hectáreas instalado a la […]
Le gusta asumirse como un hombre piadoso y alejado del mundanal ruido, pero el histórico jefe político del Yunque está más vigente que nunca, como se pone en evidencia con el negociazo que pudo hacer el ex Alcalde de Silao, Gerardo Valdovinos, y su familia completa, con un rancho de 50 hectáreas instalado a la vera de Guanajuato Puerto Interior, al que se le permitió conexión plena con la infraestructura del desarrollo industrial impulsado con recursos públicos.
Después de seis años de negativas a vender el predio al puerto en un cantidad razonable, durante el gobierno de Juan Manuel Oliva, Gerardo Valdovinos y sus hermanos hicieron una operación que les ha sido negada a muchos otros colindantes del GPI: la apertura para incorporar su terreno al exitoso polígono en 2014, elevó los precios del metro cuadrado de menos de 11 dólares a 44 dólares por metro cuadrado.
Un simple plumazo otorgada en una sesión del consejo presidido en esos momentos por Héctor López Santillana, cuadruplicó el valor de un terreno de 50 hectáreas, lo que le permitió a los Valdovinos saldar deudas, liberar el predio, construir el establo más moderno de Guanajuato en el municipio de Romita y tomar el control de la empresa Leche León.
Para lograrlo, les bastó vender la mitad del terreno: 26.7 hectáreas que alcanzó un precio de 11.2 millones de dólares, comprado casualmente por el empresario queretano Manuel Barreiro Castañeda y sus asociados, paisano y cercano al entonces destacado diputado federal panista y presidente del Congreso de la Unión, Ricardo Anaya Cortés, como se ha podido saber en forma reciente.
Probablemente el nombre de Barreiro sea un potente distractor. Sin embargo no parece lo más delicado de esta historia. El dueño del corporativo Advance adquirió los terrenos de la familia Valdovinos a un precio elevado para desarrollo industrial. Según los expertos, que un desarrollador pague 44 dólares el metro cuadrado y aun deba hacer inversiones para llevar los servicios del pie de macrolote a cada lote, lo saca completamente de mercado. ¿Cuál es la estrategia de negocio del inversionista queretano? Sólo él la sabe.
Sin embargo, el hecho de que con el pretexto simplón de acabar con la fuente de contaminación y el mal aspecto de un establo, una entidad pública haya favorecido a un agroempresario panista de la forma en que lo hizo, resulta un absurdo que no resiste el menor análisis, a menos que se entre en la sospecha de corrupción o de tráfico de influencias.
Aquí es donde entra la conexión política. Elías Villegas ha sido históricamente el padrino de Gerardo Valdovinos, como él mismo se ha encargado de propalar donde lo quieren escuchar.
Esa jerarquía se volvió a poner en evidencia el 15 de noviembre de 2016, en un rancho de Silao propiedad de Valdovinos, donde ocurrió el destape de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, con el pretexto de celebrar el cumpleaños del entonces secretario de Desarrollo Social.
Presente en el convivio, Elías Villegas recibió un encendido elogio de parte de su ahijado, definiéndolo como un hacedor de gobernadores:
“Yo digo abiertamente hizo a Fox, hizo a Romero Hicks, hizo a Oliva, ahí se me equivocó poquito, Miguel Márquez, también a Miguel Márquez y ahora estamos con Diego”, expuso.
La maniobra favoreció las intenciones de Miguel Márquez de lanzar a Diego con la antelación suficiente que le permitiera generar una cargada y contrarrestar a otros contendientes. El aspirante aún duraría seis meses más en el gabinete pero ya portaba la doble cachucha de delfín y funcionario que le permitió consolidar su proyecto al interior del PAN.
Dos años antes, Valdovinos había cerrado el espléndido trato que le permitió superar una apurada situación económica de él y sus hermanos, de la mano de Miguel Márquez y muy probablemente de otro personaje que, de acuerdo a las crónicas periodísticas, también estuvo en el rancho de Silao: Rafael Barba Vargas, a quien Rodríguez Vallejo ha dicho repetidamente que no conoce, “más que de lejos en una boda”.
Hoy, la hija de Elías Villegas y su heredera política, Leticia, forma parte de la planilla de Héctor López Santillana, justamente el presidente del Consejo de Puerto Interior que autorizó la venta y que hoy se niega a hablar del tema, con una muy conveniente amnesia.
Valdovinos, compensado con creces por una decisión directa de Márquez que le permitió hacer el mejor negocio de su vida, hubiera destapado a cualquiera que le hubiese pedido el gobernador o su padrino.
Así que ¿don Elías retirado? ¿El Yunque superado? ¿Quién les cree?
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