Demos por bueno el diagnóstico de Andrés Manuel López Obrador formulado al amanecer de este lunes: aunque Josefina Vázquez Mota cambie de estrategia la abanderada blanquiazul no va a repuntar porque, dijo el candidato de las conferencias mañaneras, “el PAN ya no tiene levadura”.

Más allá. Demos también por bueno el discurso del tabasqueño, nada nuevo por cierto, de que PRI y PAN son lo mismo y que él representa, como nos asegura en sus spots, “el cambio verdadero”. Por si hicieran falta elementos para dar el beneficio de la duda al perredista (¿seguirá siendo correcto continuar llamándole así?), esta línea discursiva pareciera confirmarse tras dos anuncios fresquitos del candidato Enrique Peña Nieto, quien en los primeros días de campaña se ha comprometido a seguir lo que ha dispuesto el gobierno de Felipe Calderón para resguardar a Veracruz –encargar la seguridad a la Marina– y a mantener el programa Oportunidades. O sea, pan con lo mismo.

Entonces, insisto, concedamos la razón a López Obrador. ¿Eso significa que los errores del arranque de campaña de Josefina se han traducido en una oportunidad que él esté capitalizando? ¿Quiere decir que las “evidencias” de que Peña y el PAN-Gobierno comparten visiones, catapultarán en las preferencias a AMLO? ¿Le harán el candidato incómodo, el que puede crecer, el que esté en posibilidades de llegar a representar un riesgo al puntero de todas las encuestas? Respuesta simple: no.

Y la respuesta es no porque Andrés Manuel así lo quiere. Se ha enamorado de su discurso, de su postura totémica. De su retórica construida con profecías que se cumplirán porque todo lo que nos muestra es que prefiere tener a la mano el “se los dije” a intentar algo novedoso que eventualmente le podría llevar a pronunciar un “ganamos a pesar de ellos”.

Porque se puede estar de acuerdo con el meollo de su pronóstico (sus palabras de este lunes fueron: “los que predominan tienen como candidato a Peña Nieto, como ya se le acabó la funcionalidad al PAN, como el PAN ya no tiene levadura, ahora lo que están haciendo es inflando a un merengue”), pero la cuestión es ¿qué está haciendo López Obrador para aprovechar el pasmo de Vázquez Mota, y qué está dispuesto a hacer para que la “confirmación” de que Peña es más de lo mismo le reditúe posibles nuevos votantes?

Es cierto que desde hace semanas ha dado entrevistas a espacios periodísticos con los que desde hacía años no sostenía encuentros, pero ¿por qué no se querrá dar cuenta de que hoy no tiene pegue el discurso de víctima, el insistir en que es marginado de los medios, el asegurar que le sacan tomas poco favorecedoras en la televisión y que las encuestas, todas, están corrompidas y muestran una imagen distorsionada de las preferencias?

A pesar de los problemas de Josefina, la candidatura de AMLO no ha logrado provocar el tan ansiado ímpetu de una campaña. Los ataques del pasado fortalecían a López Obrador, la teoría del complot funcionó una vez, pero ahora no es así. Sus explicaciones del por qué del plantón en Paseo de la Reforma no han conseguido que le perdonen los que se desencantaron con él. Él es el único responsable de que su campaña prenda, y si no quiere ver eso, y hacer lo necesario para que así sea, eso ya es simplemente harina de otro costal.

Salvador Camarena

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Es periodista y conductor de radio.

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