El cáncer de piel ya comienza a convertirse en una epidemia, con una incidencia en aumento alrededor del mundo.
Por Ángeles Moreno Fernández
Profesora Titular e investigadora del Grupo de Estudios Avanzados en Comunicación URJC. Presidenta European Public Relations Research and Education Association, Universidad Rey Juan Carlos
Ainara Soria
Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, Servicio Madrileño de Salud
Madrid, 10 de marzo (The Conversation).- Cuando empezamos a vislumbrar el fin del invierno, enseguida nos ponemos a hacer planes para disfrutar de la playa, la montaña, los paseos y las cañas en las terracitas al aire libre. ¡Todos a la caza de la saludable vitamina D!
Los beneficios del sol son bien conocidos por la población. Sin embargo, muy pocos ciudadanos son conscientes de todos los riesgos que entraña la exposición solar.
De hecho, el cáncer de piel es ya actualmente una epidemia mundial en expansión. En las últimas décadas, el cáncer de piel se ha extendido en todo el mundo. Su incidencia anual mundial es de entre dos y tres millones de casos de cáncer de piel no melanoma y de entre 132 mil y 160 mil de melanoma.
Antes de la pandemia de COVID-19, ya se consideraba el segundo factor más prevalente de mortalidad en los países industrializados y el tercero en países en vías de desarrollo.
Actualmente se diagnostican en España unos seis mil casos nuevos al año de melanoma de piel y más de 74 mil de cáncer cutáneo no melanoma.
Diversos factores influyen en que se haya duplicado su incidencia en los últimos 30 años en nuestro país, y se prevé que continuará haciéndolo si no se implantan hábitos de fotoprotección adecuados.
¿SE PUEDE PREVENIR EL CÁNCER DE PIEL?
Los factores de prevención del cáncer de piel se agrupan en prácticas de protección de primer y segundo nivel, pero el primer estadio de prevención se basa en la protección a los rayos UV. Al fin y al cabo, existen evidencias epidemiológicas que corroboran que la mayor causa del cáncer de piel es la exposición a los rayos ultravioleta.
Sin embargo, la población mantiene ideas erróneas sobre las diversas medidas de protección. Para empezar, a menudo sobrestimamos el poder de las cremas solares cuando usamos un factor de protección por debajo de +50, pero también cuando no las renovamos frecuentemente o cuando nos exponemos con ellas en horas punta.
Una fotoprotección solar efectiva requiere la combinación de los siguientes métodos de prevención:
– Evitar las horas punta de sol (de 12:00 a 16:00 horas, que en verano en España podemos extender de 11:00 a 17:00).
– Resguardarse a la sombra o en su defecto usar sombrilla con protección UV.
– Usar gafas de sol homologadas.
– Usar sombrero, preferiblemente tupido y que haga sombra en el cuello.
– Usar prendas de vestir que cubran brazos y piernas, o ropa con factor de protección solar si la exposición va a ser continuada.
– Usar cremas de protección solar con factor +50.
Respecto a las cremas, por un lado existe la falsa sensación de seguridad frente al sol cuando utilizamos fotoprotectores +50, cuando la realidad es que solo cubren todo el espectro de la radiación UV si contienen filtros frente a radiación UVA y UVB.
Además, tendemos a confundir las pantallas físicas (cremas que reflejan la luz solar) con los fotoprotectores químicos. Las pantallas son esos productos que dejan la piel de un tono blanquecino y reflejan la luz solar. En cambio, los fotoprotectores no manchan, son muy fáciles de aplicar, pero lo único que hacen es degradar ante la exposición solar un compuesto que se modifica por el sol, lo que reduce drásticamente su capacidad de protección.
Es más, si usamos fotoprotectores, entendiendo de un modo burdo que el factor lo que marca es el número de minutos que alguien puede estar expuesto al sol sin sufrir quemaduras, deberíamos partir de una aplicación abundante. Eso se concreta en alrededor de un mililitro por centímetro cuadrado de piel, lo que nos dejaría igualmente blancos. Otro detalle a tener en cuenta es que esta aplicación debe repetirse cada dos horas, cada vez que sudemos y cuando hayamos entrado en contacto con el agua.
Quienes padecen alopecia pronunciada deben estar especialmente alerta. Las áreas previamente cubiertas por pelo, que quedan desprotegidas con el blanqueamiento paulatino del pelo o su caída, son especialmente sensibles. De hecho, es habitual observar múltiples lesiones premalignas o carcinomas basocelulares y espinocelulares relacionados con la exposición solar en estos casos.
“YO NO ME QUEMO”
Uno de los mayores problemas de concienciación en países que reciben un alto grado de radiación solar durante la mayor parte del año y donde mucha gente tiene un tono de piel morena, como en España, es dar por sentado que sólo las personas con fototipos claros pueden enfermar.
Aunque es cierto que las personas de piel y ojos más oscuros se queman con menor frecuencia, también pueden sufrir las consecuencias negativas de la exposición al sol. Todo el que ha sufrido quemaduras solares con escozor o rojeces en alguna zona de su cuerpo puede contraer cáncer de piel.
De hecho, la mayor parte de la población afectada podría haber recibido el daño de una excesiva exposición a los rayos UV en su adolescencia y primera juventud.
Investigaciones en diversos países apuntan a los adolescentes y jóvenes como un grupo de riesgo importante. Las diferencias por sexo entre la población joven, sin embargo, no son concluyentes a nivel global. En España se ha encontrado una menor concienciación y un mayor riesgo de sufrir quemaduras solares en varones, aunque estos resultados deben ser corroborados con otras muestras de población.
¿QUÉ PAPEL JUEGA LA COMUNICACIÓN EN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE PIEL?
La protección frente al cáncer de piel en la población general es una prioridad máxima de salud pública. Los costos directos e indirectos del cáncer de piel se han incrementado muchísimo en todo el mundo, con repercusiones graves para los sistemas de salud y la población activa.
Algunos de los resultados más exitosos en la reducción de costes con programas de prevención proceden de los estudios longitudinales del programa SunSmart de protección solar en Australia. Se ha demostrado que las campañas continuadas ya han logrado reducir la incidencia del melanoma en la población joven.
En España no existe un programa a nacional que afronte este reto. Son principalmente las asociaciones sin ánimo de lucro de pacientes como Melanoma España, la Asociación Española Contra el Cáncer y otras sociedades en contra del cáncer como GEM, el CINIO o la Academia Española de Dermatología y Venereología los emisores de la comunicación estratégica mediática de prevención contra el cáncer de piel. En la Costa del Sol, el proyecto Soludable se está perfilando como la alternativa más completa .
Los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, son las fuentes principales que usa la población para informarse sobre salud hoy en día. Por lo tanto, la comunicación estratégica de salud puede jugar un papel clave en la prevención de esta epidemia y la reducción de costes para los sistemas de salud.