El estudio señala que las primeras dosis de las vacunas son efectivas y ayudan a mitigar nuevos casos de COVID-19 a corto plazo, sin embargo también revela que la protección inmunitaria puede ser menor a la producida por un contagio natural o la administración de las dos dosis, lo que podría llevar a picos epidémicos posteriores.
Madrid, 10 de marzo (Europa Press).- Retrasar las segundas dosis de las vacunas COVID-19 debería reducir el número de casos a corto plazo, al tiempo que aumenta rápidamente el número de personas inmunizadas, aunque la carga de casos a más largo plazo y el potencial de evolución del “escape” viral de la inmunidad dependerán de la solidez de las respuestas inmunitarias generadas por infecciones naturales y de una o dos dosis de vacuna, según un estudio de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y la Universidad de McGill, en Canadá.
“Varios países, incluidos el Reino Unido y Canadá, han declarado que retrasarán las segundas dosis de vacunas COVID-19 en respuesta a la escasez de suministro, pero también en un intento de aumentar rápidamente el número de personas inmunizadas”, ha señalado el autor principal Chadi Saad-Roy, candidato en el Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton.
“Los ensayos clínicos originales de las vacunas, más la epidemiología posterior, son bastante optimistas con respecto a la eficacia de la primera dosis. Sin embargo, todavía no estamos seguros de cómo la fuerza y la duración de la inmunidad de una sola dosis, o el curso completo de dos dosis o la infección natural, para el caso, persistirán a largo plazo”, ha añadido.
Para el estudio, publicado en la revista Science, los investigadores utilizaron un modelo simple para proyectar la incidencia de casos de COVID-19, así como el grado de inmunidad de la población, bajo una variedad de regímenes de dosificación de vacunas y supuestos relacionados con las respuestas inmunitarias.
“Todo esto tendrá un impacto en la dinámica de futuros brotes”, ha señalado el coautor Simon Levin, profesor universitario distinguido James S. McDonnell en Ecología y Biología Evolutiva de Princeton y miembro asociado de la facultad en el Instituto Ambiental High Meadows (HMEI).
“Dadas las incertidumbres inmunológicas y epidemiológicas que impulsan estos resultados, los modelos simples son una herramienta esencial para explorar las posibilidades futuras”, ha añadido la autora principal Caroline Wagner, profesora asistente de bioingeniería en la Universidad McGill.
El modelo, por ejemplo, permite suponer que las respuestas inmunes después de una sola dosis serán más débiles que las que siguen a una infección natural o dos dosis. “Eso parece ser coherente con los primeros informes de países que han desplegado rápidamente vacunas de acuerdo con un calendario de segunda dosis retrasado”, ha expresado la coautora Andrea Graham, profesora de ecología y biología evolutiva de Princeton y miembro asociado de la facultad en HMEI.
El estudio encontró que las estrategias de dosis única pueden, como se esperaba, reducir el número de casos a corto plazo al inmunizar más rápidamente a un mayor número de personas. Sin embargo, si las respuestas inmunitarias después de una dosis son menos sólidas, los picos epidémicos posteriores pueden ser mayores.
Immune life history, vaccination, and the dynamics of SARS-CoV-2 over the next 5 years | Science https://t.co/MrJbOEavF9
— Karim Bhaloo (@thrillerkb) February 17, 2021
“De manera más optimista, encontramos que a medida que aumenta la capacidad de la vacuna, aumentar las tasas de vacunación o cambiar el régimen de dosificación para estar más cerca del programa recomendado de dos dosis puede mitigar estos efectos epidemiológicos a más largo plazo, lo cual es importante para la planificación de la salud pública”, ha explicadoWagner.
POTENCIAL DE ESCAPE INMUNOLÓGICO VIRAL
Otro resultado importante asociado con las respuestas inmunes imperfectas es el potencial de escape inmunológico viral. Para comenzar a abordar este tema complejo, los autores adaptaron un modelo “filodinámico” simple existente para el escape inmunológico viral desarrollado por los coautores Bryan Grenfell, la profesora Kathryn Briger y Sarah Fenton de Ecología y Biología Evolutiva y Asuntos Públicos; Oliver G. Pybus, profesor de evolución y enfermedades infecciosas en la Universidad de Oxford; y Edward C. Holmes, miembro laureado australiano de ARC y profesor de la Universidad de Sydney; junto con otros colegas que no participan en el trabajo actual.
La teoría del escape inmune viral predice que en individuos con inmunidad parcial, una presión de selección moderada combinada con una transmisión viral suficiente podría impulsar la evolución viral. Aquí, los autores exploran esta posibilidad junto con una variedad de otros escenarios, incluido el caso más optimista de un potencial mínimo de adaptación en huéspedes con inmunidad debilitada después de una o dos dosis de vacuna.
Ya ha surgido al menos una variante que puede adaptarse para un escape inmunológico parcial. La teoría simple subraya que la evolución y transmisión de variantes por huéspedes infectados con niveles intermedios de inmunidad puede ser importante. “Por lo tanto, la fuerza y la duración de la inmunidad, y particularmente el efecto de estos sobre la retransmisión, son parámetros clave a determinar”, ha agregado Grenfell, quien es un miembro asociado de la facultad en HMEI.
“Nuestros resultados dependen en gran medida de la solidez de las respuestas inmunitarias después de una y dos dosis de vacuna, pero en última instancia, estos parámetros clínicos son en gran parte desconocidos”, explica el coautor Michael Mina, profesor asistente de la Facultad de Salud Pública de Harvard y la Facultad de Medicina de Harvard.
En el futuro, será fundamental tener un mejor manejo de estos para poder tomar decisiones de política pública sensatas. Los investigadores sugieren que la aleatorización de los intervalos de dosis al principio de las campañas de vacunación y el control cuidadoso de las cargas virales y los marcadores inmunitarios en las personas vacunadas, así como en las que han tenido infecciones naturales y sus contactos, pueden ser enfoques importantes para hacerlo.
Un hallazgo intuitivo que enfatiza el artículo es que las tasas muy bajas de administración de vacunas pueden estar asociadas con un mayor número de casos y, posiblemente, un mayor potencial de adaptación viral. “Esto subraya fuertemente la importancia de una distribución global equitativa de la vacuna, ya que el escape inmunológico en un lugar se propagará rápidamente”, señala C. Jessica E. Metcalf, profesora asociada de ecología y biología evolutiva y asuntos públicos en Princeton y también miembro asociado de la facultad en HMEI.