Abogados de Weinstein presentaron este lunes una carta ante el Juez, donde piden la reducción de la condena para el ex productor, alegando que éste quizás ni siquiera sobreviva el periodo señalado debido a sus problemas de salud, entre los cuales destacan problemas cardíacos.
Por Thom Hays Y Michael R. Sisak
NUEVA YORK, Mar 10 (AP) — Mientras los fiscales buscan un castigo severo para Harvey Weinstein en su transcendental caso para #MeToo, sus abogados argumentan que merece piedad por su “histórica caída en desgracia” y sus problemas graves de salud.
En una carta presentada el lunes en la corte en anticipo a la lectura de su sentencia el miércoles por su condena de violación en Nueva York, su equipo defensor le pidió al Juez James Burke que le dé sólo cinco años tras las rejas, una pena que dista mucho del máximo de 29 años que prevé la Ley.
Otrora admirado por destinar parte de su fortuna a causas benéficas durante su ascenso como uno de los productores más poderosos de Hollywood, Weinstein ahora “no puede salir a caminar sin ser interrumpido con preguntas”, dice el documento. “Ha perdido sus medios para ganarse la vida. Sencillamente, su caída en desgracia ha sido histórica, quizás inigualable en la era de las redes sociales”.
Aún si el acusado de 67 años recibe una sentencia menor, “la grave realidad es que el señor Weinstein quizás ni siquiera sobreviva ese periodo”, lo cual lo hace “una cadena perpetua de facto”, agrega el documento.
Desde el principio, el uso de Weinstein de una andadera para entrar y salir de la corte cada día de su juicio planteó interrogantes sobre su salud. Tras ser hallado culpable el 24 de febrero, fue enviado al Hospital Bellevue ante las preocupaciones por su elevada presión sanguínea y palpitaciones, y más de una semana después trasladado a la enfermería de la tristemente célebre cárcel de Riker Island.
Además de problemas cardíacos, los abogados de Weinstein han dicho que está lidiando con las secuelas de una operación infructuosa de la espalda derivada de un accidente automovilístico que sufrió a mediados del año pasado, y de un trastorno que requiere inyecciones en los ojos para no perder la vista.
En un documento presentado la semana pasada, los fiscales detallaron una letanía de denuncias comenzando por la de una mujer que alega que despertó en medio de la noche en un cuarto de hotel en Buffalo, Nueva York, en 1978 con Weinstein encima “abusando sexualmente de ella”. Dijeron que esto encajaba dentro de un patrón de conducta que continuó por décadas: Weinstein citaba a mujeres jóvenes a cuartos de hotel y otros lugares antes de agredirlas sexualmente, a menudo tratando de hacerlas pensar que ese era su camino al estrellato.
Durante la selección del jurado, el Juez había dicho a los miembros potenciales que el juicio “no era un referendo sobre el movimiento #MeToo” y que consideraran sólo las acusaciones específicas contenidas en los cargos. Pero los fiscales señalaron que, por Ley, Burke puede “tomar en cuenta todos los aspectos de la vida y características del acusado” y un “amplio espectro de información” para considerar una sentencia apropiada.
Basado en “toda una vida de abusos de otros, sexuales y de otros tipos”, el Juez debería imponer una sentencia que “refleje la seriedad de los crímenes del acusado” y lo castigue por “su total falta de remordimiento por el daño que ha ocasionado”, escribieron los fiscales.
Por su condena de abuso sexual, Weinstein enfrenta entre cinco y 25 años en prisión, mientras que la de violación en tercer grado conlleva una pena máxima de cuatro años. Los jueces suelen dictar sentencias simultáneas, lo que significa que un acusado puede cumplirlas al mismo tiempo.
En la audiencia de sentencia de Weinstein, sus acusadoras podrán confrontarlo nuevamente en la corte, y el ex productor tendrá una nueva oportunidad para hablar. Weinstein declinó rendir declaraciones durante su juicio, pero durante la sentencia no tendrá que preocuparse de que los fiscales lo acribillen con preguntas porque no será interrogado.
Una vez que sea sentenciado, será transferido del sistema carcelario de la ciudad a una prisión estatal. Allí será sometido a una evaluación exhaustiva, incluyendo un chequeo médico riguroso, para determinar qué centro penitenciario es el más apropiado para sus necesidades físicas y de seguridad.