Unos mil 100 tripulantes, 19 de los cuales dieron positivo en la enfermedad COVID-19 que provoca el virus, harían cuarentena y recibirían atención a bordo del crucero Grand Princess, que una vez desembarcaran los pasajeros atracaría en otro lugar.
Por Olga Rodríguez y Daysi Nguyen
Oakland, California, 10 de marzo (AP) .— Miles de pasajeros de un crucero afectado por el nuevo coronavirus esperaban nerviosos el martes a que se les permitiera desembarcar, aunque eso supusiera ser trasladados a bases militares para pasar semanas en cuarentena.
Tras pasar varios días esperando ante la costa del norte de California, el Grand Princess atracó el lunes en el puerto de Oakland con unos 3 mil 500 pasajeros y tripulantes a bordo.
“Todo el mundo gritaba y aplaudía” cuando el gran barco pasó bajo el Puente Golden Gate y entró en la bahía, comentó la pasajera Karen Schwartz Dever.
Unas dos docenas de personas que necesitaban atención médica crítica fueron trasladadas fuera del barco, aunque no estaba claro cuántas habían dado positivo en el nuevo virus, indicó Brian Ferguson, portavoz de la Oficina de California de Servicios de Emergencias.
Muchos de los casos, 240 canadienses a bordo, salieron del barco después de los enfermos críticos y esperaron de pie ante dos carpas con banderas canadienses. Canadá y Gran Bretaña estaba entre los países que arrendaron vuelos para repatriar a sus ciudadanos.
Pero unos 2 mil pasajeros, incluidos cientos de californianos, seguían a bordo cuando terminaron los primeros desembarcos el lunes por la noche. Se esperaba que la operación se reanudara el martes por la mañana, según dijo el capitán a los pasajeros.
Carolyn Wright, de 63 años y procedente de Santa Fe, Nuevo México, veía desde la ventana de su camarote a los pasajeros haciendo fila. A su alrededor, señaló, había gente vestida de amarillo con ropa de protección, guantes e incluso algunos trajes para manejar sustancias peligrosas.
Los pasajeros pasaron días aislados en sus camarotes. Cuando por fin se les permitió pasar unos minutos en cubierta, señaló, se les advirtió que llevaran máscaras e intentaran mantenerse a dos metros de los demás.
Pero tras atracar, videos del lugar mostraban largas filas de espera para entrar en las carpas de procesamiento. Había ambulancias en el lugar para trasladar a algunos pasajeros.
“Todo el mundo estaba apelotonado. Se estaban tocando físicamente y llegaban hasta la rampa de desembarco”, dijo Wright. Después, señaló, se fueron en autobuses arrendados.
“Es indignante. Si eso es seguro, ¿por qué estamos recluidos en nuestras habitaciones? Durante los últimos cinco días se ha insistido en que no debemos tener contacto con ningún otro pasajero”. dijo Wright
El domingo, antes de que el barco atracara, el doctor John Redd, del Departamento de Salud y Servicios Humanos, habían instado a los pasajeros a permanecer en sus habitaciones y dijo que se estaban haciendo esfuerzos para que pudieran salir de la forma más rápida y segura posible.
Redd describió el proceso de desembarco, complejo pero organizado con premura, como “una operación realmente difícil y sin precedentes”.
El Grand Princess llevaba sin poder acercarse a costa desde el miércoles, debido a los indicios de que era el origen de más de 20 infecciones asociadas a un viaje anterior.
Estaba previsto que los pasajeros estadounidenses viajaran en avión o autobús desde el puerto —elegido por su cercanía a un aeropuerto y una base militar—a bases en California, Texas y Georgia, donde se les harían pruebas y pasarían una cuarentena de 14 días. En el barco había personas 54 nacionalidades, y los extranjeros serían enviados a sus países.
Unos mil 100 tripulantes, 19 de los cuales dieron positivo en la enfermedad COVID-19 que provoca el virus, harían cuarentena y recibirían atención a bordo del barco, que una vez desembarcaran los pasajeros atracaría en otro lugar, según dijo el Gobernador de California, Gavin Newsom.
Los cruceros se han visto bajo escrutinio durante el brote de coronavirus porque muchos los consideran fábricas de gérmenes por hacinar a miles de personas en poco espacio.
Otro crucero de la misma operadora, Diamond Princess, estuvo dos semanas en cuarentena el mes pasado en Yokohama, Japón. Al final, unas 700 de las 3 mil 700 personas a bordo contrajeron el virus en lo que los expertos describieron como un fracaso de gestión de salud pública.
Un tercer barco, el Caribbean Princess, debía atracar el lunes en Gran Caimán, pero la compañía dijo que evitaría que sus miles de pasajeros y tripulantes desembarcaran hasta hacer pruebas de COVID-19 a la tripulación.
En el norte de California, el condado de Santa Clara prohibió todas las aglomeraciones de al menos mil personas durante el resto del mes. El departamento de Salud Pública había anunciado horas antes la primera muerte por el coronavirus en el condado, una mujer de 60 años.
El virus ha infectado a 600 personas en Estados Unidos y al menos 26 han muerto, la mayoría en el estado de Washington. El director de Salud Pública de Estados Unidos, Jerome Adams, dijo que las comunidades tendrían que empezar a considerar la cancelación de aglomeraciones, cierres de escuelas y permitir que más gente trabajara desde casa, como hicieron muchas empresas tras declararse un foco de infección en la zona de Seattle.
Varias universidades, como la Universidad de Washington, Stanford o Columbia, empezaron a ofrecer clases sólo por internet.
-Con información de Janie Har, Jocelyn Gecker, Juliet Williams y Robert Jablon.