La iglesia de México hizo un llamado al Gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, para sostener un diálogo responsable con los no opinan a favor, pues a pesar de que su administración cuenta con una alta aprobación, sus decisiones también afectan a la oposición.
Ciudad de México, 10 de marzo (SinEmbargo).- La iglesia católica criticó este día la confrontación impulsada por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y los grupos opositores a las decisiones de su administración.
En el marco de los primeros 100 días del nuevo Gobierno, la iglesia aseveró en su publicación dominical Desde la Fe que no se ha impulsado el diálogo entre los distintos sectores, como se haría en un país democrático.
"En estos 100 días hemos visto mucha confrontación entre el Presidente y sectores que piensan distinto; hemos escuchado descalificaciones y se ha hecho más evidente y preocupante una polarización política y social que divide a actores que deberían trabajar juntos. En lugar de estimularse el diálogo, como debe ser en toda democracia, vemos que se acota".
La iglesia asegura que en México aún quedan temas pendientes y de urgencia, entre ellos destacó la inseguridad, la violencia, y la corrupción.
Piden que el Gobierno federal sostenga un "diálogo auténtico y sincero" con "el resto de la clase política, los empresarios, [la] Iglesia y la sociedad entera".
Llamó al Presidente a ser responsable con los no opinan a favor, pues a pesar de contar con una alta aprobación, también sus decisiones les afectan a ellos (oposición).
"Uno de los grandes pendientes es la corrupción, y desde esta trinchera estamos seguros que podemos terminar con este cáncer, pero para ello se necesita al 100 por ciento de los ciudadanos. Se han hecho esfuerzos como el combate al huachicoleo y en algunas áreas administrativas; sin embargo, luchar contra la corrupción no tiene que significar ir en detrimento de políticas públicas que han beneficiado a las familias o que han impulsado causas sociales en favor de grupos vulnerables".
Finamente, reconocen que la lucha "no es sólo del presidente", y que se tiene que tener claro que las "acciones tienen consecuencias buenas o malas".