El 7 de febrero, Sudáfrica suspendió sus planes de inocular a su personal médico de primera línea con la vacuna de AstraZeneca después de que un pequeño estudio dejara entrever que es ineficaz para impedir la enfermedad leve o moderada de la variante que predomina en el país. Antes, Francia recibió su primera entrega de vacunas y el 8 de febrero anunció que la de AstraZeneca sería para profesionales de la salud menores de 65 años. El 8 de febrero, el titular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el surgimiento de nuevas variantes de COVID-19 ha generado interrogantes sobre la efectividad de las vacunas existentes. El 9 de febrero, Bélgica informó que utilizará las 443 mil dosis de la vacuna COVID-19 de AstraZeneca para vacunar sólo a personas menores de 55 años.
¿Es segura o no la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford? Porque el Presidente de México ha dicho que irán a los adultos mayores. ¿Estamos haciendo bien? ¿Qué sabemos al respecto?
Ciudad de México, 10 de febrero (SinEmbargo).– El Presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que la India ya autorizó el envío de un millón de vacunas de AstraZeneca a México y que se dedicará a los adultos mayores. Ha habido mensajes cruzados y mucha desinformación sobre esta vacuna y los adultos mayores. ¿Qué sabemos?
Hay varios textos que vale la pena revisar. Sam Fazeli, quien cubre la industria farmacéutica para Bloomberg Intelligence, respondió hace algunos días algunas a algunas dudas sobre esta vacuna en particular. Le preguntaron: El regulador europeo de medicamentos sugiere la aprobación de la vacuna para todos los mayores de 18 años pero algunos países de la UE han recomendado no usar la vacuna en personas de 65 años o más. ¿Por qué?
Su respuesta: “Esta decisión parece basarse en los datos del ensayo de Fase 3 que informó AstraZeneca. En el ensayo, 88 por ciento de los sujetos tenían entre 18 y 55 años, y sólo 668 eran mayores de 65 con dos dosis. Así que nunca hubo suficientes sujetos de edad avanzada en el ensayo para juzgar la eficacia de la vacuna en ese grupo de edad. Según estos datos, es lógico que Alemania, Francia y algunos otros se muestren reacios a recomendar la vacuna para las personas mayores. El problema en este camino es que, según esta misma lógica, tampoco hay suficientes puntos de datos para justificar el uso de la vacuna para las personas de entre 55 a 69. Entonces, para mí una pregunta más importante es, ¿por qué estos organismos nacionales de atención médica no han recomendado las mismas limitaciones para este grupo de edad un poco más joven también?”.
De acuerdo con este especialista, las autoridades británicas utilizaron datos de ensayos de fase inicial de la vacuna que demostraron que era tan inmunogénica en la población mayor como en la más joven. El regulador de Reino Unido consideró que esto es evidencia suficiente de que la vacuna funcionará de manera similar en las personas mayores.
“Además –agrega Sam Fazeli–, el último análisis de los datos del ensayo de AstraZeneca y Oxford sugiere que las personas mayores tienen una respuesta inmune razonable, aunque hasta un tercio más baja que los sujetos más jóvenes, pero esto no es 100 por ciento seguro porque el análisis no fue uno de eficacia, sólo revisó las respuestas de anticuerpos inmunes en el laboratorio. El problema con eso es que todavía no sabemos realmente si las respuestas de anticuerpos son el principal correlato de protección contra la enfermedad. Podría haber otras cosas en juego, como la inmunidad celular en forma de células T. Así que el Reino Unido se ha arriesgado un poco en esto”.
Al observar el número diario de casos en el Reino Unido en personas mayores de 80 años, dijo, hay indicios de que la vacuna está funcionando. “El riesgo que está tomando Reino Unido es que su estrategia puede no brindar a las personas mayores una inmunidad lo suficientemente fuerte como para obtener una protección efectiva contra las últimas variantes del virus. También es posible que la protección disminuya con el tiempo”.
The Conversation, un sitio especializado en información directamente generada por científicos, publica a mediados de enero un artículo de dos personalidades: David Bernardo, personal docente e investigador en Inmunología Humana. Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), Universidad de Valladolid-CSIC y CIBEREHD, Universidad de Valladolid. Y Salvador Iborra Martín, personal docente e investigador. Inmunología e infección, Universidad Complutense de Madrid.
“No más dudas sobre las vacunas: Todo lo que debe saber”, se llama el artículo. Y luego responden a dudas en el formato de preguntas y respuestas. En lo relativo a la vacuna de AstraZeneca, dicen:
– ¿En qué consisten las vacunas?
–Las dos primeras autorizadas por la UE (Pfizer-BioNTech y Moderna) se basan en un ARN mensajero encapsulado en lípidos para facilitar su entrada en nuestras células. Este ARN es como el software del coronavirus, por
ta la información necesaria para que nuestras células fabriquen la proteína spike (S), que el SARS-CoV-2 emplea para entrar en nuestras células.
–Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.
–La vacuna de Oxford-AstraZeneca se basa en un adenovirus de chimpancé incapaz de replicarse en células humanas, al que han “vaciado” y que porta la información que codifica para la proteína S en forma de ADN. La mayor estabilidad de este ácido nucleico permite que esta vacuna sea almacenada en una nevera, mientras que las de Pfizer-BioNTech y Moderna requieren ultracongeladores. Sin embargo, la eficacia de la de Oxford-AstraZeneca se puede ver reducida si hemos sido infectados previamente con un adenovirus humano, ya que nuestro sistema inmune podría “atacar” a la vacuna. En cualquier caso, al sintetizar la proteína S, las vacunas permiten que nuestro sistema inmunitario desarrolle linfocitos B y T específicos, que producirán anticuerpos y eliminarán las células infectadas.
–¿Qué eficacia tienen?
–La eficacia de las vacunas de ARN mensajero está en torno al 95 por ciento. Es sorprendentemente alta. Hasta el año pasado, sólo había unos escasos ejemplos de ensayos clínicos con vacunas de ARN (frente a rabia, gripe, o chikunguya), y sólo una de ellas, una vacuna contra el virus Zika, había llegado a Fase II. La vacuna de AstraZeneca tiene una eficacia de hasta el 90 por ciento cuando se reduce la cantidad de vacuna en la primera dosis, algo que conocemos gracias a un descubrimiento. Aunque los datos de eficacia son muy claros, aun está por determinar su efectividad. ¿serán capaces de proteger a toda la población, incluidos aquellos que poseen patologías previas y a las personas que no se pueden vacunar? En definitiva, ¿serán efectivas para generar inmunidad de rebaño?
También en The Conversation, tres académicas hablan sobre las vacunas del mundo y las detallan, apenas el 3 de febrero pasado. Se trata de Matilde Cañelles López, investigadora Científica. Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC). María Mercedes Jiménez Sarmiento, científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB – CSIC). Y Nuria Eugenia Campillo, científica titular. Medicinal Chemistry, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB – CSIC).
“Tras un año luchando contra el coronavirus SARS-CoV-2, y a pesar del desarrollo de vacunas en un tiempo récord, nos vemos ahora en un momento complicado. Han aparecido nuevas variantes del virus que se contagian más eficazmente y, para complicar más las cosas, las empresas productoras de vacunas están teniendo dificultades para responder a la demanda mundial. ¿Tan grave es la situación? ¿Cuánto durará? Vamos a tratar de arrojar luz sobre estas cuestiones”, dicen. Luego se van a preguntas y respuestas. Seleccionamos las que involucran a AstraZeneca:
–¿Cuántas vacunas se están administrando y dónde?
–Actualmente se están administrando en el mundo 5 vacunas, 3 de ellas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca) aprobadas por organismos independientes, y las otras dos producidas por organismos estatales de Rusia y China, y administradas en otros países, pero sin una evaluación externa.
Muchos países desarrollados han comenzado ya las vacunaciones. Pero son los países de la Unión Europea, que compraron las vacunas en bloque, los que se encuentran más rezagados. Se debe a que tanto Pfizer como Moderna han retrasado sus entregas, y AstraZeneca ha anunciado que entregará menos de las esperadas. En cuanto a China y Rusia, además de estar vacunando a su población, también están distribuyendo su vacuna fuera y dentro de la Unión Europea.
–¿Son todas las vacunas que se están administrando igual de eficaces?
–En los ensayos clínicos se deduce la eficacia de la vacuna en base a la cantidad de eventos de contagios que surgen cuando se inocula a decenas de miles de personas con un placebo o con la vacuna. La eficacia se define como el porcentaje de protección frente a la enfermedad en el grupo vacunado con respecto al grupo placebo. Así, la vacuna de Pfizer ha demostrado una eficacia media de un 95 por ciento (94 por ciento en personas de más de 65 años, que constituyeron cerca del 40 por ciento de los participantes). Esto significa que el 95 por ciento de los casos de COVID-19 han sucedido en el grupo placebo. La vacuna de Moderna ha mostrado una eficacia del 94.1 por ciento, muy similar a la de Pfizer, aunque en este caso sólo un 25 por ciento de los participantes eran mayores de 65 años.
–Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.
–Las vacunas rusa y china (Sputnik V y CoronaVac) han mostrado una eficacia de 91.6 por ciento y 79 por ciento, respectivamente. La eficacia de la vacuna de AstraZeneca es más complicada de calcular, ya que utilizaron diferentes dosis en los ensayos clínicos e incluyeron muy pocas personas mayores de 65 años. La Agencia del Medicamento Europea la ha aprobado, valorando su eficacia en un 60 por ciento y destacando que existen escasos datos en mayores de 65 años.