Los episodios como el ocurrido ayer en Chinicuila se han vuelto cada vez más frecuentes y han llevado a los habitantes de estas localidades a dejar sus casas para preservar sus vidas, ante la guerra que mantiene el CJNG para hacerse de los territorios que sirven de corredores para el tráfico de drogas, entre los cuales Michoacán ocupa un lugar importante para “El Mencho”.
Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).– El uso de drones cargados de explosivos se ha vuelto una ofensiva cada vez más común a la que recurren los cárteles de la droga. El último episodio se registró la madrugada de este miércoles en Chinicuila, Michoacán, cuando integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) atacaron la presidencia municipal de esta localidad en un despliegue en el que también embistieron a pobladores y elementos de la Guardia Nacional.
Las imágenes de esta agresión —que han sido difundidas en la prensa— dan cuenta del uso de estos pequeños vehículos aéreos no tripulados con los cuales se dañó al edificio de Gobierno. Al mismo tiempo, elementos de esta organización criminal irrumpieron y abrieron fuego contra algunas viviendas. Los mismos reportes han dado cuenta que los habitantes de Villa Victoria, cabecera municipal de Chinicuila, lograron resguardarse, en tanto que los enfrentamientos con la Guardia Nacional se extendieron por dos horas.
Este episodio se suma a otros que han demostrado la predilección del crimen organizado para emplear este tipo de tecnología. Si bien, el CJNG es el que se sabe que más ha recurrido a estos dispositivos, hay reportes de que Los Viagras también los han usado en Michoacán y del Cártel Santa Rosa de Lima, en Guanajuato.
“El uso repetido de drones como armas indica que los grupos criminales creen en el potencial de esta táctica. Pero los resultados muestran que es más probable que los drones cargados de explosivos generen más publicidad que daño a sus blancos declarados”, señaló en mayo pasado Insight Crime, una fundación dedicada al estudio de la principal amenaza de la seguridad nacional y ciudadana en América Latina y el Caribe, en un análisis sobre el uso de estos vehículos aéreos.
Para ese entonces, el uso de esta táctica había sido advertida por la propia Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), luego de que el CJNG la empleara en abril de ese año en un ataque perpetrado contra elementos de policía del poblado de El Aguaje, del municipio de Aguililla. En esta ofensiva dos agentes resultaron heridos y se mostró la capacidad de fuego del Cártel Jalisco, una organización que ha expandido su poderío a gran parte del territorio nacional.
El General Secretario Luis Cresencio Sandoval precisó el pasado 21 abril que se tenía evidencia de este tipo de ataques en Jalisco, Guanajuato y Michoacán. La primera entidad es el bastión del cártel de Nemesio Oseguera, alías “El Mencho”, y las otras dos las disputa esta misma organización con los grupos delictivos asentados ahí como el Cártel Santa Rosa de Lima y Los Viagras, respectivamente.
“Son de preocupación, pero no han sido lo efectivos que ellos quisieran. No han tenido la efectividad porque no pueden cargar cantidades que sean dañinas para el personal o para una instalación”, comentó en esa ocasión el Secretario de la Defensa Nacional.
Sin embargo, hay otros antecedentes de estas tácticas: se tiene registro que el crimen organizado empezó a utilizar explosivos a distancia en el año 2010 cuando un coche bomba explotó en Ciudad Juárez, Chihuahua, un atentado que cobró la vida de cuatro personas y que dio pauta a un caso de violaciones a derechos humanos cuando cinco jóvenes fueron detenidos, torturados y encarcelados para autoincriminarse por ese hecho de “narcoterrorismo”.
Aunque la primera vez que se detectaron drones con explosivos —que implica una nueva y más sofisticada tecnología— habría sido en Guanajuato en el 2017, de acuerdo con información demográfica. Un dron marca Fly 3DR que tenía acoplado un artefacto explosivo con un detonador de radiofrecuencia fue localizado tras la detención de cuatro personas en la carretera Morelia-Salamanca el 20 de octubre de 2017.
En ese momento el Fiscal de Guanajuato, Carlos Zamarripa, confirmó que el artefacto explosivo era trasladado “con un detonador remoto y con una gran carga explosiva”; además de detallar que no era la primera vez que se localizaba un artefacto así, reportó en aquel entonces el medio local Informativo Ágora.
“Ya en otras ocasiones en donde lamentablemente se han encontrado este tipo de artefactos, lo más importante es que se pudo detectar y detener”, destacó la prensa del estado en aquel entonces.
A este caso se suma otro, el cual se conoció en julio de 2018 en la ciudad fronteriza de Tecate, Baja California, según consignó Insight Crime. Este ataque fue coordinado por un grupo sin identificar contra la residencia del entonces Secretario de Seguridad Pública de Baja California, Gerardo Sosa Olachea. Aunque uno de los drones usado en el ataque estaba armado con un dispositivo explosivo improvisado, este nunca detonó. Algunos analistas —refiere Insight Crime— sospecharon que el ataque tenía más el objetivo de intimidar que de producir daño real.
Cayó un dron con 2 granadas de fragmentación en la casa del titular de SSP en Baja California: Manuel Sosa Olachea. El dron traía una cámara en función, las granadas estaban desactivadas.
Sosa Olachea cree que la agresión es resultado de las estrategias contra la delincuencia pic.twitter.com/haIo5whqz3
— Ruido en la Red (@RuidoEnLaRed) July 11, 2018
Precisamente en este contexto, es que la Sedena recurrió a un sistema antidrones para monitorear y deshabilitar estos vehículos no tripulados, el cual tiene un costo de 215.7 millones de pesos, según informó El Universal el 21 de septiembre del 2020.
DRONES EN LA GUERRA EN MICHOACÁN
Hace unas semanas Associated Press dio cuenta cómo en la guerra que mantienen en Michoacán Los Viagras y el CJNG han desarrollado drones portadores de bombas como parte de una estrategia que empieza a generalizarse en esta pugna por el control de la entidad.
“La guerra con drones ha mejorado, y no es inusual ver techos de graneros o cobertizos de metal abiertos como latas por el impacto de las explosiones de drones”, consignó en noviembre pasado la agencia estadounidense.
El diario Zeta de Tijuana publicó a su vez, por esas mismas fechas, que para operar los drones y prepararlos con su carga explosiva, la organización criminal cuenta con expertos de todas las confianzas de “El Mencho”. Son conocidos como “Flaco Drones” y “Gordo Drones”. La misma información señala que los aparatos no tripulados son conocidos como “agüita grande”, en caso de tratarse de un dron de buen tamaño, y “agüita chica”, los drones más pequeños.
Edgar Guerra Blanco, profesor investigador del Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), ha explicado que aplicar nuevas tecnologías para generar más violencia y terror demuestra que estos grupos siguen profesionalizándose y eso hace que cada vez se vuelvan más complejos.
“Eso es preocupante porque no solamente nos habla de que la violencia está cada vez más escalada y hay una manera distinta de ejercer el poder y la comunicación de la violencia. Nos habla también que estos grupos al final se han venido profesionalizando y creo que eso es no menor porque evidencia que es una organización que va creciendo, que cada vez se está haciendo más fuerte, más armada y con nuevas tecnologías”, ha comentado a SinEmbargo en entrevistas previas.
No obstante, Insight Crime ha señalado que sin importar qué grupo criminal sea el responsable de los ataques, “a sus drones les falta mucho para llegar al nivel de las naves de uso militar no tripuladas, equipadas con misiles de amplio uso en el Medio Oriente, en países como Siria y Yemen”.
Lo cierto es que los episodios como el ocurrido ayer en Chinicuila se han vuelto cada vez más frecuentes y han llevado a los habitantes de estas localidades a dejar sus casas para preservar sus vidas, ante la guerra que mantiene el CJNG para hacerse de los territorios que sirven de corredores para el tráfico de drogas, entre los cuales Michoacán ocupa un lugar importante para “El Mencho”, al ser oriundo de Aguililla.