Elisa Carrillo, Primera Bailarina del Staatsballet de Berlín, cree que habrá resultados positivos en México si se inculca la cultura y el arte.
“Todos los mexicanos tenemos que poner el esfuerzo de inculcarle a nuestra familia, a nuestros seres queridos, otras cosas. Y creo que con la cultura podemos hacer mucho”, señala la mexicana, frente a la crisis de violencia que enfrenta su país de origen.
Por Javier Alonso
Berlín, 9 de diciembre (EFE).– En el México actual, donde “es muy fácil” que a uno le paguen por matar, “no hay opciones” para niños y jóvenes, abocados a un mundo de “oscuridad”, advierte la mexicana Elisa Carrillo, estrella de la danza de su país.
“Ahora es muy fácil en México que te paguen para que vayas a matar a alguien o cosas así y yo creo que de repente los niños y los jóvenes se ven perdidos en un mundo de oscuridad porque no hay otras opciones”, dice Carrilo en entrevista con Efe en Berlín.
Primera Bailarina del Staatsballet de Berlín, Carrillo (Texcoco, Estado de México, 1981) cree que “el cambio no depende de una persona que esté al mando, es algo que depende de cada uno de nosotros, desde el respeto”.
“Si podemos inculcar en mi país que la cultura y el arte profundicen en todas las clases sociales podríamos tener un mejor resultado”, estima Carrillo.
“Creo que sería importante que haya un gran apoyo, que haya proyectos grandes para el público”, agrega esta bailarina, que pide que la cultura desempeñe un mayor papel en la vida de los mexicanos.
“Yo creo que si va a haber un cambio hay que echarle ganas y hay que pensar que van a salir las cosas”, agrega Carrillo, que piensa que todos los mexicanos tienen que poner de su parte.
“Todos los mexicanos tenemos que poner el esfuerzo de inculcarle a nuestra familia, a nuestros seres queridos, otras cosas. Y creo que con la cultura podemos hacer mucho”, asegura.
Y se pone a sí misma de ejemplo de lo que puede hacerse cuando se pregunta qué pasó en su vida que le hizo evitar caer en lo que para otros parece no ser una opción libre.
“¿Cómo fue que yo, por ejemplo cuando me fui a Londres, no me dediqué a beber, a drogarme, cosas así? Porque yo recuerdo que desde pequeña tenía otra visión, quería bailar, escuchaba música” rememora “a pesar de que yo vivía sola desde los 16 años y podía hacer lo que quería”.
Defiende que los niños tienen que estar entretenidos “en otras cosas” y que así, “automáticamente vas creando una barrera para que tengas esa cápsula con la que te protege, de cosas bellas, y no te deja perderte en las cosas negativas”.
Sentencia que “el arte y la cultura son un antídoto contra la violencia. Es un arma que no se está utilizando al cien por ciento en México”.
Lo mismo opina del papel atribuido a la mujer en la sociedad mexicana, cuestión que tiene que ver “con la educación, es algo de familia”, como cuando se reservan ciertas tareas “para la hermana”.
Está feliz de vivir en Alemania, donde tiene a su marido, el también bailarín ruso Mikhail Kaniskin, y su hija, pero no pierde de vista volver a México.
“Me imagino (viviendo) en México porque me siento muy cercana a mi país a pesar de que llevo más de la mitad de mi vida fuera”, confiesa.
Llegó a la capital alemana procedente del ballet de Stuttgart, de donde le resultaba difícil marcharse porque allí ya era solista, y a los tres años de estar en Berlín se convirtió en Primera Bailarina del Staatsballet de la capital.
Aunque guarda en su recuerdo como momento especial de su carrera la gala en el Palacio de Bellas Artes de México DF en 2016 porque allí se dio cuenta del resultado de “tantos años de lucha, de trabajo, de esfuerzo, de lágrimas, de momentos bellos”.
Y considera otro momento decisivo el bailar la “Blancanieves” de Angelin Preljocaj, uno de los “proyectos más difíciles” de su carrera que le hizo ser conocida del público y de los “maestros”.
Entre estos menciona al español Nacho Duato, hasta hace unos meses director artístico del Staatsballet berlinés y del que dice que le “pesa” no tenerle ya en Berlín: “es una gran persona y me dio muchas oportunidades”.
Bajo su dirección tuvo la oportunidad de trabajar con un coreógrafo contemporáneo, creador de un tipo de ballet que permite al bailarín “ser más tú”, en definitiva “ser más libre”.
Tiene claro que quiere “que Mexico sea un país importante en el mundo de la danza, que se escuche el nombre de México porque es un país maravilloso, con mucho talento, con mucha gente que quiere bailar pero desgraciadamente no tenemos tantas posibilidades”.