El hombre que ha amenazado con obligar a los mexicanos a pagar un muro en la frontera; el que nos considera violadores, asesinos y un peligro para su estilo de vida, se ha convertido en Presidente de Estados Unidos en un hecho histórico que se traduce en esto: los peores años para el país están por venir.
Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo).– Donald Trump, el hombre que odia a los mexicanos, se convirtió esta noche en el Presidente número 45 de Estados Unidos, después de una campaña agria y llena de ataques que el republicano alimentó con una promesa: que hará pagar a México por el muro fronterizo que piensa construir en los cuatro años que dura su mandato.
Los mercados financieros de Asia, ante la perspectiva de que el multimillonario inicie una regresión en el avance del liberalismo y el comercio global, que Estados Unidos vendió durante las últimas tres décadas, abrieron con una fuerte pérdida. El peso mexicano, que de por sí ha sufrido una devaluación paulatina por una economía interna débil, se hundió en los mercados de divisas.
Inesperado candidato republicano, Trump ganó impulsado por votantes que buscaban cambios y estaban dispuestos a aceptar a un aspirante poco fiel a los hechos y acusado de conducta sexual inapropiada. En una victoria que conmocionó los mercados bursátiles en todo el mundo, se impuso a la demócrata, que habría sido la primera mujer en servir en la Oficina Oval.
Los republicanos conservaron su mayoría en la Cámara de Representantes por dos años más, luego de victorias de candidatos republicanos en una serie de distritos en Florida, Virginia y Colorado que los demócratas esperaban ganarse debido a los divisivos comentarios de Trump sobre mujeres e hispanos. Los demócratas que habían imaginado grandes avances en distritos suburbanos y con diversidad racial parecían en cambio encaminados a triunfos modestos.
Trump considera que México es un país que ha llevado a la ruina a los trabajadores de Estados Unidos, y ha prometido presionar a las fábricas norteamericanas para que abandonen suelo mexicano y regresen a las ciudades y al campo estadounidense. El multimillonario cree que los años de apertura comercial entre el bloque del norte de América deben terminar porque sólo han traído desempleo para sus ciudadanos, aunque los economistas lo consideran una visión errónea que tendrá consecuencias no sólo dentro de Estados Unidos sino a todo el mundo.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) será revisado. Trump ha prometido una deportación masiva de los 11 millones de mexicanos que viven sin documentos en Estados Unidos.
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La noticia del triunfo de Donald Trump en EU agarra a México en un momento de gran debilidad. La economía, en los últimos cuatro años, ha venido decreciendo mientras que el peso se ha debilitado. La gran industria estratégica nacional, y de manera especial Petróleos Mexicanos (Pemex), está virtualmente desmantelada. El nivel de endeudamiento del país alcanzó el 50.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y tenderá a subir por dos razones: primero, porque se tasa en dólares y la moneda mexicana se ha debilitado; segundo, porque el Gobierno federal mantiene un alto gasto a pesar de que había prometido austeridad.
El Presidente Enrique Peña Nieto mostró ya su debilidad, de acuerdo con los analistas, frente a Donald Trump. A finales de agosto pasado, por recomendación del entonces Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, Peña Nieto invitó a Trump de visita a la residencia oficial de Los Pinos. No le hizo ninguno de los reclamos que esperaban los mexicanas por las ofensas, y se mostró débil, casi subordinado a un multmillonario que de regreso a casa, la noche misma de la visita, repitió las amenazas contra México.
Trump llamó violadores a los mexicanos. Propuso, desde inicio de campaña, construir un muro fronterizo y que prometió que México pagará por él. Dijo que un juez nacido en Estados Unidos no podía ser imparcial debido a su “herencia mexicana”. Propuso deportar a 11 millones de indocumentados mexicanos. Dijo que el caso de un inmigrante que conducía ebrio al atropellar y matar a una joven de 21 años había sido parte de un ritual mexicano de sacrificio. Incluso llegó a amenazar con el uso de las fuerzas armadas en contra de México.
Ese es el hombre que llega a la Presidencia de Estados Unidos.
EL ODIO
Entre 2014 y 2015, el número de grupos de odio o extremistas en Estados Unidos pasó de 784 a 892, de acuerdo con un reporte del Southern Poor Law Center (SPLC, por sus siglas en inglés), una organización que hoy integra al grupo de expertos más importante sobre el tema en ese país.
Los números significan que la aversión organizada, o el odio institucionalizado, como quiera verlo, aumentó 14 por ciento en un solo año.
Entre los grupos de odio o extremistas a los que SPLC mantiene en constante vigilancia, y a los que el reporte se refiere, están el Ku Klux Klan, los skinheads o cabezas rapadas, movimientos neonazis e incluso grupos de afroamericanos separatistas.
“El aumento de los grupos de odio ha sido impulsado por la reacción de un gran número de estadounidenses ante importantes cambios demográficos, económicos y culturales en el país en los últimos años”, dice en entrevista con SinEmbargo Mark Potok, uno de los especialistas más avezados en EU sobre grupos extremistas y editor de The Intelligence Report, la publicación en la que SPLC presenta sus investigaciones.
La ira en ciertos sectores predominantemente blancos/conservadores ha sido provocada específicamente por la inmigración latina y las proyecciones demográficas que muestran que los blancos ya no tendrán un estatus de mayoría en el país en el año 2040.
El aumento de los grupos de odio se aceleró en 2009, año en que Barack Obama llegó a la Casa Blanca y se convirtió, para pesar de millones probablemente, en el primer presidente afroamericano de la historia. El avance de estos grupos comenzó a reducirse en 2011, pero el año pasado la cifra aumentó por primera vez en tres años, de la mano de Trump.
La campaña presidencial en 2015-2016, marcada por la retórica xenófoba y racista de Donald Trump, impulsará al alza la creación de estas organizaciones beligerantes, de acuerdo con Potok.
SinEmbargo habló, esta semana, con Mark Potok.
–El reporte de SPLC registra un aumento de 108 grupos de odio o extremistas tan sólo de 2014 a 2015. ¿Qué explica el aumento?
–Muchos de estos estadounidenses, la mayoría de ellos simpatizantes de Donald Trump, sienten que el país en el que crecieron está desapareciendo y que las élites políticas y económicas [en cierto sentido representadas por Hillary Clinton, la candidata demócrata] no se preocupan por la gente común.
–¿Cuántos estadounidenses pueden actualmente ser miembros de o simpatizar con cualquiera de estos grupos de odio?
–Eso es casi imposible de saber, pero ciertamente son cientos de miles los que están involucrados en algún grupo vinculado con la derecha radical. Decenas de millones de estadounidenses están enojados por los cambios económicos y culturales que ya mencioné.
–El mapa de los grupos de odio que ustedes desarrollaron pareciera reflejar un país con una guerra interna de la que se habla poco.
– Es cierto que el mapa muestra un montón de grupos de odio, pero hay que tomar en cuenta que actualmente la población de Estados Unidos es de unos 320 millones de personas. En realidad es una fracción muy pequeña de ese total la que está involucrada en grupos de extremistas.
HACER A ESTADOS UNIDOS GRANDE
Tom McCarthy, de The Guardian, publicó cuatro escenarios ayer. Uno de ellos es el que se ha cumplido: Trump gana, y con buenos números.
“El Reino Unido votó a favor del Brexit. Los Chicago Cubs ganaron la serie mundial de béisbol. Se dice que estas cosas vienen de a tres. Es 2016. Pensabas que estabas viviendo en otra época, la de los realities de televisión, la del entretenimiento puro y duro, la era de Trump. Y cualquiera que no esté ciego por nostalgias del ayer puede verlo venir. Los votantes a los que no les molesta nada de lo que diga Trump han votado por él”, escribió.
“Pero millones de votantes adicionales –madres de los suburbios, inmigrantes de segunda generación que ya se han integrado, republicanos que han “entrado en razón”, y hombres de todo el país– han ido a votar y se han dado cuenta de que no podían votar por una representante de la política del pasado –y encima de todo, mujer– o no les han molestado tanto las declaraciones de Trump ni las acciones de sus seguidores”, agregó.
Después de todo, dijo, “no debe ser en serio lo de deportar a millones de habitantes de Estados Unidos, ni eso que dijo sobre las mujeres, ni hablaba en serio cuando puso en duda la democracia estadounidense, ni cuando dijo que los mexicanos son violadores y los musulmanes terroristas, ni hablaba en serio cuando dijo que estaría bien que Arabia Saudita tuviera armas nucleares, ni cuando dijo que había que callar a los periodistas, ni todas las veces que dijo que Hillary Clinton debería acabar en la cárcel”.
“Las victorias de Trump comienzan en New Hampshire, siguen en Virginia y Carolina del Norte, se extienden a Iowa y Ohio y luego, más temprano de lo que nadie hubiera apostado, llegan a Florida, donde Trump tiene su segundo hogar. Nadie lo puede creer cuando Trump gana en Pensilvania. Resulta que los votantes afroamericanos de Filadelfia se han quedado en casa y un gran número de residentes de los suburbios de Filadelfia decidieron que un candidato al que le gusta tanto el golf no puede ser tan malo”, escribió.
Lo sorprendente es que Tom McCarthy lo escribió como ficción.
Pues sí: la peor pesadilla, algo que parecía de ficción, se ha cumplido.
LA IRA DE LOS VOTANTES
El análisis de lo que pasó ayer: Los estadounidenses transmitieron de forma clara su descontento con el gobierno y su ansia de cambio cuando decidieron entre dos candidatos a la presidencia que no consiguieron generar mucho entusiasmo. eso dice The Associated Press.
“Los sondeos de salida registraron el patente descontento del electorado estadounidense. Cuatro de cada 10 votantes dijeron tener ganas de cambio, y esos votantes se inclinaron por abrumadora mayoría por el republicano Donald Trump. Grupos más pequeños que buscaban un candidato con buen juicio, experiencia o que se preocupara por ellos preferían a Hillary Clinton”, dijo.
Casi 7 de cada 10 votantes dijeron estar insatisfechos con la forma en que funciona el Gobierno, incluido un cuarto que dijo estar directamente indignado, según resultados preliminares de los sondeos de salida realizados por Edison Research para Associated Press y cadenas de televisión.
Tres cuartas partes de esos votantes enfadados apoyaron a Trump.
Seis de cada 10 electores dijeron que Estados Unidos va por mal camino.