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Jaime García Chávez

09/09/2024 - 12:01 am

Tiempos difíciles

“El golpe  obradorista a la institucionalidad republicana está en marcha y al respecto me preocupa que no estemos debidamente armados para hacerle frente”.

Claudia Sheinbaum y el Presidente López Obrador. Foto: Cuartoscuro.

Todos lo saben: vienen tiempos difíciles, con problemas inéditos y dilemas que habrá que disipar. Frente a circunstancias como esta, alguna vez Marx dijo: “Todo lo que se puede hacer es producir estercoleros en miniatura”. Descreo de darle todas las consecuencias a esta afirmación.

Soy un convencido de que los aparatos de justicia del país requieren cirugía mayor, lo digo como viejo opositor de izquierda y también como abogado que ha rectificado antiguas concepciones del derecho, precisamente para convertirlo en fortaleza contra cualquier pretensión autocrática como la que se cierne de manera absoluta contra el país en estos días.

El golpe  obradorista a la institucionalidad republicana está en marcha y al respecto me preocupa que no estemos debidamente armados para hacerle frente. Andrés Manuel López Obrador está a menos de un mes de terminar su gobierno. Su poder lo empezó a ejercer un día después de su elección, el peñanietismo era insoportable y abdicó, como es bien sabido. Es de presumirse que ese poder lo quiere continuar, a partir de octubre, convirtiéndose en hombre fuerte de México, reeditando, cambiando lo que haya que cambiar, el maximato callista al que el general Lázaro Cárdenas le puso un hasta aquí. Estos líderazgos suelen comportarse así, nos dice la experiencia internacional y, en especial, la latinoamericana.

López Obrador tiene una adicción enfermiza al poder que hace dudar a muchos de sus buenas intenciones declaradas de retirarse a la vida privada. Hasta las puertas de futura casa, no dudo, llegarán gobernadores, secretarios de estado, pastores parlamentarios a pedir la línea a seguir. Y el narciso caerá.

Claudia Sheinbaum en este tema ya se pasó de tueste, como se dice popularmente. Se advierte, en el día a día, que estará bajo el tutelaje y a la sombra del caudillo. En este largo interregno, uno se podría explicar que no se deslinde de López Obrador porque lo necesita, pero también es alarmante la manera servil en la que se adhiere al presidente poniendo en riesgo al país y, paradójicamente, a su futuro gobierno que se ve envenenado por un legado que le hereda el mismo personaje que la llevó primero a la candidatura y, después, a la presidencia de la República.

La forma en la que se procesa la reforma judicial nos pone ante el mundo como una república bananera. Se legisla al vapor, con el afán de hacerle un buen regalo al presidente con el moño Sheinbaum como adorno. Y la futura presidenta se siente orgullosa y contenta de que así sea.

Claro que me preocupa la instauración de la autocracia que viene, pero más me preocupa que no se esté perfeccionando una sólida alternativa para encararla, es una tarea impostergable que deben emprender los demócratas mexicanos.

Creo no batallar para intentar convencerlos, recomendando esta frase: “El deseo de dominar es un demonio que no se ahuyenta con agua bendita”.

Así que la tarea espera.

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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