El gasto de bolsillo para atender enfermedades es uno de lo problemas casi permanentes en las familias mexicanas. El dinero gastado puede ser desde los 100 pesos para aliviar, por ejemplo, una gripa hasta los miles o cientos de pesos cuando por el otro lado se tiene un sistema de salud debilitado.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- A pesar de que solo el 16 por ciento de la población en México no tiene acceso a un servicio de salud, el gasto de bolsillo para atender enfermedades es del 40 por ciento del gasto total en salud, de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para el colectivo Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con la presentación del Paquete Económico para 2021 el día de ayer, el presupuesto asignado salud resulta insuficiente para lograr cobertura universal y tampoco para atender la emergencia del gasto extra en los hogares más pobres; todo esto en un contexto de pandemia.
“No se asume que es la prioridad nacional numero uno. Y sobretodo, no se avanza en equiparar el presupuesto para la atención de la población sin seguridad social, la de menores ingresos y mayores carencias. Quizá lo más grave es que no se aumenta el presupuesto para la atención en las comunidades indígenas y rurales mas pobres, al contrario el presupuesto del IMSS Bienestar baja un poco de 13 mil 637 millones de pesos en 2020 a 13 mil 608 en 2021. Ya era el presupuesto mas bajo por persona. Ahora es menor. Vamos por 1 punto del PIB para población sin seguridad social. Esa es la única manera seria de lograr cobertura universal”, comentó Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador del colectivo.
En los últimos años, el número de personas con seguridad social que se atiende en consultorios adyacentes a farmacias aumentó. Esto, de acuerdo con la información dada a conocer, se debe a varios factores, entre los que están la rapidez para ser atendidos, la cercanía y la disponibilidad de medicamentos.
Pero este nuevo hábito genera que quizás la atención brindada para un primer padecimiento no sea el adecuado y derive en complicaciones. Sin embargo, la falta de infraestructura en salud, insumos para operar, personal y medicamentos, hace que el servicio de salud público sea una opción cada vez menos viable.
Por otro lado, el problema de esa falta de cobertura no es serio para quien puede pagar 500 o mil pesos en una consulta en un hospital privado, sino para las familias con pobreza, para las que atender una enfermedad crónica, por ejemplo, puede significar un gasto catastrófico.
“El gasto privado genera desigualdad, pues obviamente las familias de menores recursos tienen menor capacidad para pagar tratamientos de alto costo. El gasto de bolsillo es la peor forma del gasto privado en salud, pues se ejerce en el peor momento y en las peores condiciones […] requiere pagar costos al menudeo, con poca capacidad de buscar alternativas por ser situaciones de emergencia. [Son] situaciones que se prestan al abuso y a la inflación de precios de servicios privados, por la urgencia y el dolor, en momentos que, a veces literalmente son de vida o muerte”, apuntó Acción Ciudadana en su comunicado de prensa.
Entre las causas que generan el gasto de bolsillo, están la no afiliación a alguno de los subsistemas públicos de salud; fallas en la atención a las personas que sí están afiliadas, sobretodo para surtir las recetas. Adquirir los medicamentos representan casi la cuarta parte del gasto privado en salud de las familias (23.4 por ciento), y para los hogares más pobres representa más de la tercera parte (34.5 por ciento).
Judith Méndez, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), explicó que el gasto total que se destina a salud, tiene componente público y otro privado. El primero es el gasto del gobierno y el segundo es el gasto de bolsillo. En México se tiene una composición casi 50 y 50 por ciento.
“Se sugiere que sea más alto el gasto público, que sea del 80 por ciento para que las familias no caigan en gastos que puedan ser catastróficos o empobrecedores. El gasto privado tendría que ser del 20 por ciento pero para 2019 es del 49 por ciento y ha ido en aumento con los años. Aunado a eso ha habido recortes presupuestales y eso incrementa el gasto privado”, comentó Méndez.
Según sus datos, en el el IMSS y en el ISSSTE, cuatro de cada 10 personas que tuvieron alguna necesidad se pudieron atender ahí; en el hospital de Pemex –que es el que tiene mayor gasto percápita– la tasa de atención es del 80 por ciento. En instituciones privadas la tasa es de más de 200 por ciento, “es decir, sí hay acceso, pero no todos pueden pagarlo”, agregó la investigadora.
Andrés Castañeda, coordinador de las causas de salud y bienestar de la organización Nosotrxs, en los sistemas de salud públicos hay una deuda permanente para satisfacer una receta completa.
Si alguien no recibe todos sus medicamentos, ¿qué pasa?: “No lo toma, lo compra en una farmacia, lo sustituye o lo compra en en el tianguis o pirata”, comentó e hizo énfasis en las personas con enfermedades crónicas, que son las que más gasto de bolsillo tienen, porque sino no lo hacen tienen riesgo de muerte o complicaciones importantes. Eso terminan siendo un gasto alto para el sistemas de salud público.
Finalmente, Hortensia Reyes Morales, directora en el Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el gasto de bolsillo es algo que se vive a diario.
“Asumimos que quienes tienen seguridad social, quienes tenían seguro popular lo tienen resuelto, pero hay deficiencia en personal, seguridad, infraestructura. Aunque toda la gente tuviera seguro popular no pueden llegar a las unidades, o llegan y no tienen medicamentos o personal, por eso se opta por pagar […] El 60 por ciento va a los consultorios con farmacias”, añadió Reyes Morales.
Además, continuó, el problema no se reduce solo al dinero se paga, sino al negocio de las farmacias consultorios que tienen como principal giro la venta de medicamentos.
“Falla el nivel consultorio, el primer nivel, de consulta general y de padecimientos más sencillos; está siendo sustituido por los consultorios farmacias”, agregó.
Otro punto que precisó es que en los hospitales de alta especialidad donde se atiende cáncer, hay problemas de desabasto, no hay recursos y los gastos son imposibles, porque se convierte en algo imposible de atender y caen en gastos catastróficos para resolver el problema medianamente.
“Se necesita un financiamiento suficiente para tener infraestructura, recursos, manos e insumos para poder operar. No se tienen. Si no se cuenta con recursos o no hay médicos o clínicas, es imposible tener una buena atención”, concluyó.